/ martes 24 de abril de 2018

¿2018, elección de los mejores?: Quiénes mienten más

Después del espectáculo que nos ha hecho vivir la retórica partidista, no nos queda más que preguntar: ¿y la democracia? ¿Y los mejores?¿Dónde quedó la creación de Solón, Pericles y los sofistas del siglo V A. de C.?

Algunos pensamos que esta vez sería la elección de los mejores, los comicios que darían la razón a los incautos que creíamos (cuestión de creencias) que las de julio de 2018, serían el indicador más confiable en cuanto al paso hacia la madurez de nuestras instituciones, la democracia a la cabeza.

La publicidad se ha convertido en poder de los partidos en disputa por el poder, en un conjunto de “dimes y diretes”, en una batalla sin fin por la supremacía a toda costa y a cualquier precio.

Los parlanchines de quinta mano se transformaron en diversionistas de circo y de quienes se esperaba sensatez y cordura se pusieron al “tú por tú” con los advenedizos, de manera que no se sabe quién es el peor, el menos malo o, de plano, el peor de todos.

Por lo pronto, la competencia se define por sí misma o bien por obra y gracia de quienes la están poniendo, en vísperas de su ejecución, como en la lucha por determinar el candidato que miente más, el aspirante al máximo poder en México con más armas para engañar a los sufridos ciudadanos, a quienes tienen poco para vivir y para quienes un lampo de la esperanza que anhelan se vuelve fantasmagoría, falsedad y botín de los cínicos participantes.

Ofrecen todo lo habido y por haber, convencidos de que “el mentir no empobrece y que el dar es lo que aniquila”, se desgañitan por anticipar todo aquello que jamás podrán satisfacer.

Hay quienes hasta hablan de cancelar lo que ya está en vías de realizarse, sin importar que las inversiones públicas las paga el pueblo y nunca, jamás, los opulentos, los señores del capital bien o mal habido.

Otros, inclusive, prometen culminar concluir obras que ni siquiera no han comenzxado, ni existen, pero hasta nombres les han etiquetado como si ya hubiesen sido inauguradas.

Aprendices de los fascistas europeos o de los, al parecer, sempi eternos nazis, urden sus engañifas tras bambalinas; es decir, a trasmano de los líderes partidistas, con quienes comulgan.

No tienen reposo para bajar hasta las estrellas de un cielo “taschonado de estrellas, ”promisorio para el ávido mundo sublunar en donde no sólo falta alimento sino medicinas, educación y cultura, comestibles inexistentes para el cuerpo y para el espíritu.

Y no es únicamente el partido en el poder el que más ha mentido y está dispuesto a seguir haciéndolo; sino todos, sin faltar uno, los que teniendo a su alcance migajas de poder en sus manos, engañan a placer, distorsiona las promesas y anticipan lo que de sobra jamás contribuirá a vlvir la realidad tangible algún día.

Pero no habría sino mirar hacia Estados Unidos s fin de constatar lo anterior.

En efecto, los estadunidenses están padeciendo las peores consecuencias por el encumbramiento de quien, supusieron en mala hora, habría de llevarlos por los caminos de la continuidad del progreso, la seguridad, la competitividad y la era de paz en una democracia que ha sido en muchos sentidos ejemplar en Occidente.

“Todo tiempo pasado ha sido mejor”, declaran los ciudadanos del vecino país. Nos traicionamos con Trump, dicen voz en alto los víctimas del peor engaño de su historia.

Pero allá como acá, y en muchos lados, el que miente se postula como el mejor siendo lema y tema implícito en el cúmulo de ofrecimientos sin fin.

¡Lamentablemente!


http://federicoosorioaltuzar.blogspot.mx

Después del espectáculo que nos ha hecho vivir la retórica partidista, no nos queda más que preguntar: ¿y la democracia? ¿Y los mejores?¿Dónde quedó la creación de Solón, Pericles y los sofistas del siglo V A. de C.?

Algunos pensamos que esta vez sería la elección de los mejores, los comicios que darían la razón a los incautos que creíamos (cuestión de creencias) que las de julio de 2018, serían el indicador más confiable en cuanto al paso hacia la madurez de nuestras instituciones, la democracia a la cabeza.

La publicidad se ha convertido en poder de los partidos en disputa por el poder, en un conjunto de “dimes y diretes”, en una batalla sin fin por la supremacía a toda costa y a cualquier precio.

Los parlanchines de quinta mano se transformaron en diversionistas de circo y de quienes se esperaba sensatez y cordura se pusieron al “tú por tú” con los advenedizos, de manera que no se sabe quién es el peor, el menos malo o, de plano, el peor de todos.

Por lo pronto, la competencia se define por sí misma o bien por obra y gracia de quienes la están poniendo, en vísperas de su ejecución, como en la lucha por determinar el candidato que miente más, el aspirante al máximo poder en México con más armas para engañar a los sufridos ciudadanos, a quienes tienen poco para vivir y para quienes un lampo de la esperanza que anhelan se vuelve fantasmagoría, falsedad y botín de los cínicos participantes.

Ofrecen todo lo habido y por haber, convencidos de que “el mentir no empobrece y que el dar es lo que aniquila”, se desgañitan por anticipar todo aquello que jamás podrán satisfacer.

Hay quienes hasta hablan de cancelar lo que ya está en vías de realizarse, sin importar que las inversiones públicas las paga el pueblo y nunca, jamás, los opulentos, los señores del capital bien o mal habido.

Otros, inclusive, prometen culminar concluir obras que ni siquiera no han comenzxado, ni existen, pero hasta nombres les han etiquetado como si ya hubiesen sido inauguradas.

Aprendices de los fascistas europeos o de los, al parecer, sempi eternos nazis, urden sus engañifas tras bambalinas; es decir, a trasmano de los líderes partidistas, con quienes comulgan.

No tienen reposo para bajar hasta las estrellas de un cielo “taschonado de estrellas, ”promisorio para el ávido mundo sublunar en donde no sólo falta alimento sino medicinas, educación y cultura, comestibles inexistentes para el cuerpo y para el espíritu.

Y no es únicamente el partido en el poder el que más ha mentido y está dispuesto a seguir haciéndolo; sino todos, sin faltar uno, los que teniendo a su alcance migajas de poder en sus manos, engañan a placer, distorsiona las promesas y anticipan lo que de sobra jamás contribuirá a vlvir la realidad tangible algún día.

Pero no habría sino mirar hacia Estados Unidos s fin de constatar lo anterior.

En efecto, los estadunidenses están padeciendo las peores consecuencias por el encumbramiento de quien, supusieron en mala hora, habría de llevarlos por los caminos de la continuidad del progreso, la seguridad, la competitividad y la era de paz en una democracia que ha sido en muchos sentidos ejemplar en Occidente.

“Todo tiempo pasado ha sido mejor”, declaran los ciudadanos del vecino país. Nos traicionamos con Trump, dicen voz en alto los víctimas del peor engaño de su historia.

Pero allá como acá, y en muchos lados, el que miente se postula como el mejor siendo lema y tema implícito en el cúmulo de ofrecimientos sin fin.

¡Lamentablemente!


http://federicoosorioaltuzar.blogspot.mx

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