/ miércoles 13 de octubre de 2021

Agua y planeación desde una perspectiva economista

La transversalidad de múltiples disciplinas que toman objetos de conocimiento comunes, borra las fronteras del conocimiento y vuelve ocioso, el falso debate de la especialización para estar al frente y/o generar políticas públicas en materia del agua. Las condiciones de acceso al agua, se logran mediante una buena gestión y un adecuado proceso político. La planeación, en el concepto de ciencia económica -donde es usado ampliamente-, es la forma de conciliar recursos escasos y necesidades abundantes. En los recursos hídricos, la planeación se puede definir como un conjunto de procedimientos organizados destinados a satisfacer las demandas de agua, considerando la disponibilidad restringida de este recurso.

Sin embargo, la planeación de los recursos hídricos es particularmente compleja. La gestión de los recursos hídricos, en sentido amplio, es la forma en que se pretende equiparar y resolver los problemas de escasez relativa del agua, así como hacer el uso adecuado, con miras a la optimización de este recurso en beneficio de sociedad. La condición fundamental para que se lleve a cabo la gestión de los recursos hídricos es la voluntad política para su implementación efectiva.

Si existe voluntad política, se podrá planear el uso y control de los recursos hídricos y contar con los medios para implementar las obras, programas y proyectos necesarios, controlando las variables que puedan acarrear efectos contrarios a lo planeado. La implementación de las medidas y obras previstas en el plan es el objetivo de la administración de los recursos hídricos, incluyendo entre sus instrumentos el otorgamiento del derecho de uso, control e inspección. La administración es independiente de la existencia del plan, pero, de existir, será indispensable para su realización. La gestión de los recursos hídricos, por tanto, se realiza mediante procedimientos integrados de planeación y administración.

Por una parte, la planeación de los recursos hídricos tiene como objetivo evaluar prospectivamente las demandas y disponibilidad de estos recursos y su asignación entre múltiples usos, con el fin de obtener los máximos beneficios económicos y sociales, con la mínima degradación ambiental. Es necesario planear a largo plazo, por el tiempo de gestión de las obras hidráulicas, la vida útil de estas obras y la repercusión de las decisiones tomadas, que pueden llegar a varias generaciones y muchas veces son irreversibles.

La administración de los recursos hídricos es el conjunto de acciones necesarias para hacer efectiva la planeación, con el apoyo técnico, legal y administrativo adecuado. Además, el plan es un instrumento de revisión permanente y dinámica, que permite ajustar los objetivos y metas a las nuevas circunstancias, sin las cuales el plan se vuelve obsoleto e irreal.

Algunos principios fundamentales que deben guiar cualquier proceso de gestión de recursos hídricos que desee implementar son:

- el acceso a los recursos hídricos debe ser un derecho de todos;

- el agua debe considerarse un bien económico;

- la cuenca hidrológica debe adoptarse como unidad de planeación;

- la disponibilidad de agua debe distribuirse de acuerdo con los factores sociales, económicos y ambiental;

- debe existir un sistema de planeación y control;

- debe ponerse énfasis en la interface de innovación y desarrollo científico y tecnológico;

- el desarrollo tecnológico y el desarrollo de los recursos humanos deben ser constantes;

- cuando los ríos cruzan distintas localidades y municipios, la cooperación inter regional e intermunicipal es indispensable;

- los usuarios deben participar en la gestión del agua;

- la evaluación sistemática de los recursos hídricos del Estado, es una responsabilidad del ejecutivo y el legislativo y deben asegurarse los recursos financieros para ello y;

- La educación ambiental debe estar presente en todas las acciones programadas.

La gestión de los recursos hídricos es una decisión política, motivada por la relativa escasez de agua y la necesidad de preservarla para las generaciones futuras. Históricamente, esta gestión se ha realizado en localidades o municipios donde la escasez de agua se debe al clima árido o la contaminación, lo que limita el desarrollo económico y social. La decisión política generalmente se toma en condiciones en las que la escasez ya es efectiva. En materia legislativa es fundamental la revisión y adecuación de leyes e instituciones en busca de una mayor eficiencia en la recuperación y conservación de los recursos hídricos. Aún lentamente, esto viene sucediendo, principalmente desde la década de los 70, con los ambientalistas organizándose y actuando presionando por decisiones que atraigan la anticipación de acciones encaminadas a la conservación de los recursos hídricos, antes de que las situaciones alcancen niveles críticos. En cualquier circunstancia, informar a la ciudadanía de los posibles conflictos relacionados con el uso de los recursos hídricos es fundamental para la motivación política para discutir y participar en los procesos de toma de decisiones gerenciales de una región determinada.

Una política para la gestión de los recursos hídricos debe contener formas de establecer el conjunto de principios que definen lineamientos, objetivos y metas a alcanzar. Esta política se plasmará en aspectos técnicos, normas legales, planes y programas que revelen el conjunto de intenciones, decisiones, recomendaciones y determinaciones del gobierno y la sociedad en cuanto al manejo de los recursos hídricos. El sistema institucional de gestión de los recursos hídricos es de tal complejidad y está relacionado con intereses tan relevantes que no puede establecerse en el corto plazo y sin obstáculos. Para ello, es necesario definir una estrategia. Gente, convencida de la necesidad de definición de una política de recursos hídricos, necesitan conocer a sus aliados y sus oponentes, y emprender acciones para reunir a los interesados en establecer la política y convencer o desactivar a los que se oponen a ella. Por lo tanto, será esencial seleccionar a quien coloque el interés público por encima de los intereses privados y corporativos, ya que las preocupaciones sobre la gestión de los recursos hídricos solo pueden prosperar en un entorno donde prevalece el interés público. Las obras de uso y control de los recursos hídricos requieren inversiones sustanciales, especialmente para nuestro estado en el que las malas decisiones de anteriores administraciones, sus rezagos y falta de conciencia, se han traducido en la carencia de infraestructura básica.

La transversalidad de múltiples disciplinas que toman objetos de conocimiento comunes, borra las fronteras del conocimiento y vuelve ocioso, el falso debate de la especialización para estar al frente y/o generar políticas públicas en materia del agua. Las condiciones de acceso al agua, se logran mediante una buena gestión y un adecuado proceso político. La planeación, en el concepto de ciencia económica -donde es usado ampliamente-, es la forma de conciliar recursos escasos y necesidades abundantes. En los recursos hídricos, la planeación se puede definir como un conjunto de procedimientos organizados destinados a satisfacer las demandas de agua, considerando la disponibilidad restringida de este recurso.

Sin embargo, la planeación de los recursos hídricos es particularmente compleja. La gestión de los recursos hídricos, en sentido amplio, es la forma en que se pretende equiparar y resolver los problemas de escasez relativa del agua, así como hacer el uso adecuado, con miras a la optimización de este recurso en beneficio de sociedad. La condición fundamental para que se lleve a cabo la gestión de los recursos hídricos es la voluntad política para su implementación efectiva.

Si existe voluntad política, se podrá planear el uso y control de los recursos hídricos y contar con los medios para implementar las obras, programas y proyectos necesarios, controlando las variables que puedan acarrear efectos contrarios a lo planeado. La implementación de las medidas y obras previstas en el plan es el objetivo de la administración de los recursos hídricos, incluyendo entre sus instrumentos el otorgamiento del derecho de uso, control e inspección. La administración es independiente de la existencia del plan, pero, de existir, será indispensable para su realización. La gestión de los recursos hídricos, por tanto, se realiza mediante procedimientos integrados de planeación y administración.

Por una parte, la planeación de los recursos hídricos tiene como objetivo evaluar prospectivamente las demandas y disponibilidad de estos recursos y su asignación entre múltiples usos, con el fin de obtener los máximos beneficios económicos y sociales, con la mínima degradación ambiental. Es necesario planear a largo plazo, por el tiempo de gestión de las obras hidráulicas, la vida útil de estas obras y la repercusión de las decisiones tomadas, que pueden llegar a varias generaciones y muchas veces son irreversibles.

La administración de los recursos hídricos es el conjunto de acciones necesarias para hacer efectiva la planeación, con el apoyo técnico, legal y administrativo adecuado. Además, el plan es un instrumento de revisión permanente y dinámica, que permite ajustar los objetivos y metas a las nuevas circunstancias, sin las cuales el plan se vuelve obsoleto e irreal.

Algunos principios fundamentales que deben guiar cualquier proceso de gestión de recursos hídricos que desee implementar son:

- el acceso a los recursos hídricos debe ser un derecho de todos;

- el agua debe considerarse un bien económico;

- la cuenca hidrológica debe adoptarse como unidad de planeación;

- la disponibilidad de agua debe distribuirse de acuerdo con los factores sociales, económicos y ambiental;

- debe existir un sistema de planeación y control;

- debe ponerse énfasis en la interface de innovación y desarrollo científico y tecnológico;

- el desarrollo tecnológico y el desarrollo de los recursos humanos deben ser constantes;

- cuando los ríos cruzan distintas localidades y municipios, la cooperación inter regional e intermunicipal es indispensable;

- los usuarios deben participar en la gestión del agua;

- la evaluación sistemática de los recursos hídricos del Estado, es una responsabilidad del ejecutivo y el legislativo y deben asegurarse los recursos financieros para ello y;

- La educación ambiental debe estar presente en todas las acciones programadas.

La gestión de los recursos hídricos es una decisión política, motivada por la relativa escasez de agua y la necesidad de preservarla para las generaciones futuras. Históricamente, esta gestión se ha realizado en localidades o municipios donde la escasez de agua se debe al clima árido o la contaminación, lo que limita el desarrollo económico y social. La decisión política generalmente se toma en condiciones en las que la escasez ya es efectiva. En materia legislativa es fundamental la revisión y adecuación de leyes e instituciones en busca de una mayor eficiencia en la recuperación y conservación de los recursos hídricos. Aún lentamente, esto viene sucediendo, principalmente desde la década de los 70, con los ambientalistas organizándose y actuando presionando por decisiones que atraigan la anticipación de acciones encaminadas a la conservación de los recursos hídricos, antes de que las situaciones alcancen niveles críticos. En cualquier circunstancia, informar a la ciudadanía de los posibles conflictos relacionados con el uso de los recursos hídricos es fundamental para la motivación política para discutir y participar en los procesos de toma de decisiones gerenciales de una región determinada.

Una política para la gestión de los recursos hídricos debe contener formas de establecer el conjunto de principios que definen lineamientos, objetivos y metas a alcanzar. Esta política se plasmará en aspectos técnicos, normas legales, planes y programas que revelen el conjunto de intenciones, decisiones, recomendaciones y determinaciones del gobierno y la sociedad en cuanto al manejo de los recursos hídricos. El sistema institucional de gestión de los recursos hídricos es de tal complejidad y está relacionado con intereses tan relevantes que no puede establecerse en el corto plazo y sin obstáculos. Para ello, es necesario definir una estrategia. Gente, convencida de la necesidad de definición de una política de recursos hídricos, necesitan conocer a sus aliados y sus oponentes, y emprender acciones para reunir a los interesados en establecer la política y convencer o desactivar a los que se oponen a ella. Por lo tanto, será esencial seleccionar a quien coloque el interés público por encima de los intereses privados y corporativos, ya que las preocupaciones sobre la gestión de los recursos hídricos solo pueden prosperar en un entorno donde prevalece el interés público. Las obras de uso y control de los recursos hídricos requieren inversiones sustanciales, especialmente para nuestro estado en el que las malas decisiones de anteriores administraciones, sus rezagos y falta de conciencia, se han traducido en la carencia de infraestructura básica.