/ jueves 14 de octubre de 2021

Alcaldes impresentables y exigencia

Aunque no lo parezca, dadas las autoridades que tiene el estado, el nivel de exigencia de la ciudadanía morelense a sus políticos es muy alto, eso o la influencia que tienen los medios tradicionales y las redes sociales es superior a la observada en otras esferas. Decimos esto porque uno lee el index de la popularidad de cien alcaldes de México que prepara Mitofsky y no queda sino extrañarse mucho sobre los datos que arroja. Por un lado, el que el jojutlense Juan Ángel Flores Bustamante aparezca como 12 en el listado con un 61.1% de respaldo ciudadano es una noticia bastante obvia. Al morenista sin duda le han salido bien las cosas, su trabajo a favor del municipio ha sido reconocido y le alcanzó para reelegirse por un amplio margen, igual que ocurrió con el también morenista Rafael Reyes Reyes de Jiutepec, municipio que no fue incluido en la encuesta.

Los lugares 92 y 93 de la encuesta corresponden, probablemente de manera algo injusta, a Jesús Corona Damián, de Cuautla, y Francisco Villalobos Adán, de Cuernavaca, que tienen niveles de respaldo del 25.5% y 25.3% respectivamente. Extraña no porque las dos ciudades hayan recuperado los niveles de paraíso que nos prometieron y a los que francamente no se han acercado siquiera un poco; sino porque al revisar la lista uno encuentra ciudades que están mucho peor que las dos icónicas de Morelos.

Por ejemplo, Adela Román la recién ex alcaldesa de Acapulco que salió del cargo apenas dejando una ciudad insegura, llena de basura, con crisis de agua, afectaciones por el reciente sismo, líos con los trabajadores, deudas y hasta acusaciones de desvío de recursos, alcanzó en el mismo ejercicio una aprobación de 46.8%, que la colocó en el lugar 44 del ranking en la que fue su última aparición en el ejercicio. Puede que algunos morelenses dirían que Cuautla y Cuernavaca están igual o a lo mejor un poco peor que Acapulco, lo que aún si fuera cierto, no justificaría la evaluación positiva de la alcaldesa del puerto.

Los alcaldes de Pachuca y Tulancingo, que atraviesan una crisis política y social por las inundaciones en Hidalgo, lograron la aprobación de 32%, Jorge Bravo de Tulancingo; y de 29.1%, Sergio Baños de Pachuca.

Pareciera que el nivel de exigencia de los morelenses es mucho más alto del que tiene la ciudadanía de otros estados que padecen problemas municipales similares o incluso mayores a los que tienen Cuernavaca o Cuautla; lo que se explicaría si se está dispuesto a reconocer que los morelenses están mucho más informados que otros ciudadanos sobre las acciones y omisiones de sus ayuntamientos; o porque han disociado a la institución de la persona a la que los números ubican cerca de lo impresentable.

Porque tendría que reconocerse que entre campañas negativas y las propias pifias de los alcaldes Corona y Villalobos, sus personalidades se han vuelto bastante impopulares. Puede que ninguno de ambos sea todo lo que se dice de ellos (en algunos casos la historia y en otros los tribunales tendrán que resolver eso), pero la percepción popular es extraordinariamente negativa. La disociación también pega al gobernador, que tiene entre 36 y 26% de aprobación, entre las cinco más bajas para mandatarios estatales.

@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx

Aunque no lo parezca, dadas las autoridades que tiene el estado, el nivel de exigencia de la ciudadanía morelense a sus políticos es muy alto, eso o la influencia que tienen los medios tradicionales y las redes sociales es superior a la observada en otras esferas. Decimos esto porque uno lee el index de la popularidad de cien alcaldes de México que prepara Mitofsky y no queda sino extrañarse mucho sobre los datos que arroja. Por un lado, el que el jojutlense Juan Ángel Flores Bustamante aparezca como 12 en el listado con un 61.1% de respaldo ciudadano es una noticia bastante obvia. Al morenista sin duda le han salido bien las cosas, su trabajo a favor del municipio ha sido reconocido y le alcanzó para reelegirse por un amplio margen, igual que ocurrió con el también morenista Rafael Reyes Reyes de Jiutepec, municipio que no fue incluido en la encuesta.

Los lugares 92 y 93 de la encuesta corresponden, probablemente de manera algo injusta, a Jesús Corona Damián, de Cuautla, y Francisco Villalobos Adán, de Cuernavaca, que tienen niveles de respaldo del 25.5% y 25.3% respectivamente. Extraña no porque las dos ciudades hayan recuperado los niveles de paraíso que nos prometieron y a los que francamente no se han acercado siquiera un poco; sino porque al revisar la lista uno encuentra ciudades que están mucho peor que las dos icónicas de Morelos.

Por ejemplo, Adela Román la recién ex alcaldesa de Acapulco que salió del cargo apenas dejando una ciudad insegura, llena de basura, con crisis de agua, afectaciones por el reciente sismo, líos con los trabajadores, deudas y hasta acusaciones de desvío de recursos, alcanzó en el mismo ejercicio una aprobación de 46.8%, que la colocó en el lugar 44 del ranking en la que fue su última aparición en el ejercicio. Puede que algunos morelenses dirían que Cuautla y Cuernavaca están igual o a lo mejor un poco peor que Acapulco, lo que aún si fuera cierto, no justificaría la evaluación positiva de la alcaldesa del puerto.

Los alcaldes de Pachuca y Tulancingo, que atraviesan una crisis política y social por las inundaciones en Hidalgo, lograron la aprobación de 32%, Jorge Bravo de Tulancingo; y de 29.1%, Sergio Baños de Pachuca.

Pareciera que el nivel de exigencia de los morelenses es mucho más alto del que tiene la ciudadanía de otros estados que padecen problemas municipales similares o incluso mayores a los que tienen Cuernavaca o Cuautla; lo que se explicaría si se está dispuesto a reconocer que los morelenses están mucho más informados que otros ciudadanos sobre las acciones y omisiones de sus ayuntamientos; o porque han disociado a la institución de la persona a la que los números ubican cerca de lo impresentable.

Porque tendría que reconocerse que entre campañas negativas y las propias pifias de los alcaldes Corona y Villalobos, sus personalidades se han vuelto bastante impopulares. Puede que ninguno de ambos sea todo lo que se dice de ellos (en algunos casos la historia y en otros los tribunales tendrán que resolver eso), pero la percepción popular es extraordinariamente negativa. La disociación también pega al gobernador, que tiene entre 36 y 26% de aprobación, entre las cinco más bajas para mandatarios estatales.

@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx