/ martes 28 de julio de 2020

Alianza sin PAN

Si uno sigue las encuestas de preferencias electorales, por simple aritmética entenderá la necesidad de una alianza opositora para enfrentar el arrastre que tiene Morena que si bien no muestra números impresionantes como hace un par de años, sí duplica, por lo menos, la intención de voto a sus rivales PAN, PRI y PRD.

Para vencer a quienes hoy ocupan -bien, regular o mal- los espacios de gobierno en el estado una convergencia de fuerzas políticas parece la única solución por el momento, porque aún con la evidente caída del respaldo ciudadano a Morena y sus representantes, ninguno de los partidos rivales ha sido capaz de construir una oferta política que logre el respaldo ciudadano y eso es una falla de cada una de las dirigencias partidistas.

La posibilidad de que las preferencias por alguno de los partidos políticos se incremente a niveles que le ofrezcan alguna competitividad es prácticamente nula. Apostar a una mayor caída de Morena es un riesgo en tanto la pérdida de popularidad del partido en el poder no necesariamente encumbra a uno solo de sus rivales. En efecto, quitarle 10 puntos más al partido que hoy ostenta la relativa mayoría no significa que otro vaya a ganar, pero pegaría directamente a la legitimidad del gobierno en las urnas y complicaría la labor legislativa al atomizar las opciones políticas, lo que a nadie conviene realmente si lo que se busca es mejorar la gestión política y gubernamental en la segunda parte de este sexenio.

Así que la propuesta del PRI-Morelos para construir una alianza con otros partidos políticos, sea con sus dirigencias o con grupos de militantes parece una idea por lo menos discutible. El PRD se da a desear y dice que esperará una serie de procesos internos para luego entrar al análisis de la invitación priista. Llama la atención en cambio la seriedad y urgencia con que la dirigencia panista de Juan Carlos Martínez Terrazas envió un comunicado rechazando cualquier posibilidad de alianza con el tricolor o con cualquiera otra fuerza política. Llama la atención porque durante todo este siglo el PAN ha sido muy proclive a coaligarse incluso con la izquierda moderada en alianzas de transición, y con el PRI en alianzas legislativas. De hecho, una característica del pragmatismo blanquiazul era justamente el diálogo con todos y la suma por causas determinadas; no siempre se coaligó, pero su historia en las últimas dos décadas lo muestra como una fuerza política coalicionista en lo legislativo y lo electoral.

Creer que por sí mismos los panistas pueden ganar la mayoría legislativa y municipios importantes hoy dominados por Morena sin haber concretado una oferta política real y diferente a las que se han mostrado hasta ahora, es más una necedad que un proyecto electoral. El mejor candidato del PAN en la elección pasada, Javier Bolaños, perdió contra el candidato suplente de la coalición morenista, Antonio Villalobos, de forma contundente y nada hay en el horizonte hoy que haga suponer una suerte distinta a los panistas. Les falta barrio, o les sobra ambición, pero rechazar coaligarse a estas alturas es pésima estrategia.


@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx

Si uno sigue las encuestas de preferencias electorales, por simple aritmética entenderá la necesidad de una alianza opositora para enfrentar el arrastre que tiene Morena que si bien no muestra números impresionantes como hace un par de años, sí duplica, por lo menos, la intención de voto a sus rivales PAN, PRI y PRD.

Para vencer a quienes hoy ocupan -bien, regular o mal- los espacios de gobierno en el estado una convergencia de fuerzas políticas parece la única solución por el momento, porque aún con la evidente caída del respaldo ciudadano a Morena y sus representantes, ninguno de los partidos rivales ha sido capaz de construir una oferta política que logre el respaldo ciudadano y eso es una falla de cada una de las dirigencias partidistas.

La posibilidad de que las preferencias por alguno de los partidos políticos se incremente a niveles que le ofrezcan alguna competitividad es prácticamente nula. Apostar a una mayor caída de Morena es un riesgo en tanto la pérdida de popularidad del partido en el poder no necesariamente encumbra a uno solo de sus rivales. En efecto, quitarle 10 puntos más al partido que hoy ostenta la relativa mayoría no significa que otro vaya a ganar, pero pegaría directamente a la legitimidad del gobierno en las urnas y complicaría la labor legislativa al atomizar las opciones políticas, lo que a nadie conviene realmente si lo que se busca es mejorar la gestión política y gubernamental en la segunda parte de este sexenio.

Así que la propuesta del PRI-Morelos para construir una alianza con otros partidos políticos, sea con sus dirigencias o con grupos de militantes parece una idea por lo menos discutible. El PRD se da a desear y dice que esperará una serie de procesos internos para luego entrar al análisis de la invitación priista. Llama la atención en cambio la seriedad y urgencia con que la dirigencia panista de Juan Carlos Martínez Terrazas envió un comunicado rechazando cualquier posibilidad de alianza con el tricolor o con cualquiera otra fuerza política. Llama la atención porque durante todo este siglo el PAN ha sido muy proclive a coaligarse incluso con la izquierda moderada en alianzas de transición, y con el PRI en alianzas legislativas. De hecho, una característica del pragmatismo blanquiazul era justamente el diálogo con todos y la suma por causas determinadas; no siempre se coaligó, pero su historia en las últimas dos décadas lo muestra como una fuerza política coalicionista en lo legislativo y lo electoral.

Creer que por sí mismos los panistas pueden ganar la mayoría legislativa y municipios importantes hoy dominados por Morena sin haber concretado una oferta política real y diferente a las que se han mostrado hasta ahora, es más una necedad que un proyecto electoral. El mejor candidato del PAN en la elección pasada, Javier Bolaños, perdió contra el candidato suplente de la coalición morenista, Antonio Villalobos, de forma contundente y nada hay en el horizonte hoy que haga suponer una suerte distinta a los panistas. Les falta barrio, o les sobra ambición, pero rechazar coaligarse a estas alturas es pésima estrategia.


@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx