/ martes 17 de mayo de 2022

AMLO por Centroamérica y Cuba

La semana pasada se concluyó la visita del presidente López Obrador por algunos países de Centroamérica y Cuba con algunos puntos que pueden ser muy debatibles, pero que, para quien escribe estas líneas, son rescatables de acuerdo a la política y el juego que se maneja desde Palacio Nacional todos los días.

Muchos han preguntado el por qué el presidente de la República ha elegido a Guatemala, El Salvador, Honduras y Cuba para visitar siendo que, apenas en 3 años de gobierno, solo visitó los Estados Unidos, pero se ha negado a visitar otras naciones del mundo.

Es así que se puede inferir que el hecho de haber viajado a estas naciones fue porque el problema de la migración en los Estados Unidos sigue siendo un punto de quiebre y de atención y solo la participación de una nación como México puede alcanzar puntos de acuerdo con las naciones al sur del Río Bravo.

Entonces, tal pareciera que la continuidad de la política migratoria iniciada por Donald Trump sigue siendo, en cierta medida, la misma ahora que Joe Biden es presidente de los Estados Unidos, es por ello que la única manera de parar, medianamente, el efecto de la migración en México y rumbo a los Estados Unidos es que el nuevo líder de América Latina y el Caribe sea el encargado directo de acelerar las negociaciones para paliar los efectos de la migración.

Para ello, el presidente ha ofrecido en los países centroamericanos el programa sembrando vida y el acceso a la seguridad social de México, sin embargo, es difícil comprender cómo es que se le dan este tipo de oportunidades a personas que viven en otras naciones cuando no toda la población mexicana tiene acceso a este tipo de productos.

La verdad es que el presidente fue recibido en las cuatro naciones como el líder político de la región y, para muestra un botón, habría que recordar la importancia que México ha tenido para presidir los trabajos de la CELAC por dos años consecutivos antes de entregársela a Argentina.

La visita del presidente, entonces, refuerza la importancia que tiene México para la región y para los países que más representación migratoria no legal tienen en nuestro país y que, por supuesto, no solo representan amenazas y retos para el gobierno federal mexicano, sino, principalmente, para el gobierno estadounidense, quien, a través de la diplomacia y el beneplácito del gobierno mexicano, ha pedido –indirectamente– al presidente López Obrador que negocie y apoye a esas naciones para tomar acciones que detengan la migración.

De hecho, la relevancia del viaje de López Obrador es tal que se ha atrevido a mencionar un apoyo indirecto a naciones como Cuba, Nicaragua o Venezuela para que sean consideradas e invitadas para participar en la Cumbre de las Américas que se llevará a cabo en Los Ángeles en junio próximo so pena de no asistir si no se cumple tal condición.

A pesar de todo ello, la visita a estas naciones sigue siendo un aporte relevante a la continuación de las ideas que el propio presidente y el gobierno federal han tenido sobre la posición de los demás países en el ámbito internacional al respetar la posición de cada quién en la dinámica internacional.

Finalmente, quiero mencionar que la coherencia y el discurso (para bien o para mal) de las autoridades federales pudiera ser solo un pretexto para que el gobierno de los Estados Unidos se valga de nuestro presidente para hacerle el trabajo sucio en la región latinoamericana mientras el propio Biden se encarga de otros asuntos en otras áreas del mundo.

Sea pues esta reflexión un arma que nos permita entender el porqué de ciertas decisiones desde el Palacio Nacional y que estas no siempre tienen que ser en contra de unos o a favor de otros, sino siempre a favor de lo que los Estados Unidos necesitan: que México sea el puente para calmar las aguas migratorias en Estados Unidos.

Twitter: @fabrecam

La semana pasada se concluyó la visita del presidente López Obrador por algunos países de Centroamérica y Cuba con algunos puntos que pueden ser muy debatibles, pero que, para quien escribe estas líneas, son rescatables de acuerdo a la política y el juego que se maneja desde Palacio Nacional todos los días.

Muchos han preguntado el por qué el presidente de la República ha elegido a Guatemala, El Salvador, Honduras y Cuba para visitar siendo que, apenas en 3 años de gobierno, solo visitó los Estados Unidos, pero se ha negado a visitar otras naciones del mundo.

Es así que se puede inferir que el hecho de haber viajado a estas naciones fue porque el problema de la migración en los Estados Unidos sigue siendo un punto de quiebre y de atención y solo la participación de una nación como México puede alcanzar puntos de acuerdo con las naciones al sur del Río Bravo.

Entonces, tal pareciera que la continuidad de la política migratoria iniciada por Donald Trump sigue siendo, en cierta medida, la misma ahora que Joe Biden es presidente de los Estados Unidos, es por ello que la única manera de parar, medianamente, el efecto de la migración en México y rumbo a los Estados Unidos es que el nuevo líder de América Latina y el Caribe sea el encargado directo de acelerar las negociaciones para paliar los efectos de la migración.

Para ello, el presidente ha ofrecido en los países centroamericanos el programa sembrando vida y el acceso a la seguridad social de México, sin embargo, es difícil comprender cómo es que se le dan este tipo de oportunidades a personas que viven en otras naciones cuando no toda la población mexicana tiene acceso a este tipo de productos.

La verdad es que el presidente fue recibido en las cuatro naciones como el líder político de la región y, para muestra un botón, habría que recordar la importancia que México ha tenido para presidir los trabajos de la CELAC por dos años consecutivos antes de entregársela a Argentina.

La visita del presidente, entonces, refuerza la importancia que tiene México para la región y para los países que más representación migratoria no legal tienen en nuestro país y que, por supuesto, no solo representan amenazas y retos para el gobierno federal mexicano, sino, principalmente, para el gobierno estadounidense, quien, a través de la diplomacia y el beneplácito del gobierno mexicano, ha pedido –indirectamente– al presidente López Obrador que negocie y apoye a esas naciones para tomar acciones que detengan la migración.

De hecho, la relevancia del viaje de López Obrador es tal que se ha atrevido a mencionar un apoyo indirecto a naciones como Cuba, Nicaragua o Venezuela para que sean consideradas e invitadas para participar en la Cumbre de las Américas que se llevará a cabo en Los Ángeles en junio próximo so pena de no asistir si no se cumple tal condición.

A pesar de todo ello, la visita a estas naciones sigue siendo un aporte relevante a la continuación de las ideas que el propio presidente y el gobierno federal han tenido sobre la posición de los demás países en el ámbito internacional al respetar la posición de cada quién en la dinámica internacional.

Finalmente, quiero mencionar que la coherencia y el discurso (para bien o para mal) de las autoridades federales pudiera ser solo un pretexto para que el gobierno de los Estados Unidos se valga de nuestro presidente para hacerle el trabajo sucio en la región latinoamericana mientras el propio Biden se encarga de otros asuntos en otras áreas del mundo.

Sea pues esta reflexión un arma que nos permita entender el porqué de ciertas decisiones desde el Palacio Nacional y que estas no siempre tienen que ser en contra de unos o a favor de otros, sino siempre a favor de lo que los Estados Unidos necesitan: que México sea el puente para calmar las aguas migratorias en Estados Unidos.

Twitter: @fabrecam

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