/ martes 16 de julio de 2019

Caballos de Troya en la 4T

La victoria de Andrés Manuel López Obrador en las pasadas elecciones federales así como su innegable popularidad, sin duda contrastan con los enormes retos y problemas que han representado los primeros meses de su gobierno.

Complicada situación, prioritarios asuntos como la inseguridad crónica, la economía, el tema migratorio con un nuevo y complejo rostro, las reformas, así como la eliminación de proyectos de la anterior administración y la socialización de los propios, han significado un prematuro desgaste para el gobierno actual.

Por si fuera poco, el gobierno de la llamada 4t se enfrenta a obstáculos no menos complicados, algo nacido desde sus propias entrañas, problemas y personajes que literalmente están dinamitando desde su interior el proyecto de nación en el que AMLO creyó y que el día de hoy, lo han convertido en un moderno Príamo, con el error de confiar y permitir la entrada a sus dominios de un caballo de Troya o quizá varios.

La Policía Federal encabeza la lista, con una postura que podría considerarse como sospechosamente atípica, se han rebelado tomando casetas de peaje y centros de mando, argumentando no estar de acuerdo en su inclusión a la Guardia Nacional, notándose ciertas incongruencias aparte de la desinformación; dicen no estar dispuestos a sufrir recortes salariales, se habla de 10 mil amparos contra la medida; los autodenominados líderes del movimiento no saben cuánto les van a pagar, quienes están en paro no estarían dispuestos a formar parte de una naciente Guardia Nacional y se quejan de no haber aprobado los exámenes de ingreso a la misma.

Por si lo anterior no bastara para calentar el clima político, el expresidente Felipe Calderón parece tener interés en el conflicto, con un inusitado deseo por la defensa de los derechos laborales y administrativos, tal vez olvida el violento operativo para extinguir Luz y Fuerza en 2009; si bien resulta obvio que para abonar a la creación de su partido político se sumará a cualquier causa, como líder político carece de luz propia y se entiende.

Otra noticia que impactó el escenario político fue la renuncia de Carlos Urzúa a la Secretaria de Hacienda pero más aún la carta y las palabras posteriores a la misma, medroso al principio se nota hoy una deslealtad política y para López Obrador pudo pasar desapercibida, pero Urzúa parece estar engolosinado con temas delicados, como su antagonismo irreconciliable con Alfonso Romo, o su desacuerdo con el trabajo de Barttlet.

Todo esto sin olvidar una sorpresiva afinidad con el aeropuerto de Texcoco y el desacuerdo con el proyecto de la refinería de Dos Bocas y el Tren Maya; pues bien, considerando que todas las personas y proyectos de los cuales ahora se queja amargamente, existieron desde la campaña presidencial, surge la pregunta ¿por qué aceptó el cargo? ¿Pensaba acaso que haría cambiar a un tradicionalmente obstinado Andrés Manuel? No, sinceramente no creo que esa fuera una posibilidad con cabida en sus pensamientos.

Existen sin duda más caballos en la Troya Lopezobradorista, el “Bonillazo morenista” de Baja California, de no ser revertido puede convertirse en uno de los pasajes más vergonzosos y contradictorios para lo que tanto ha pregonado el Presidente, ¿o qué me dice usted de la crónica de una renuncia anunciada y protagonizada por el “Súper Delegado” en Jalisco Carlos Lomelí? Debido a las acusaciones de conflicto de interés en su contra.

Ejemplos sobre discrepancias internas sobran, mas es el propio López Obrador quien representa el mayor obstáculo, es evidente la necesidad de hacer un alto, voltear a su gabinete para saber si se cuenta con las fichas adecuadas para el dominó de la 4t y en caso contrario reconsiderar el rumbo. Pero esto, tomando en cuenta la incapacidad para reconocer errores que caracteriza al Presidente, no se ve probable.

La victoria de Andrés Manuel López Obrador en las pasadas elecciones federales así como su innegable popularidad, sin duda contrastan con los enormes retos y problemas que han representado los primeros meses de su gobierno.

Complicada situación, prioritarios asuntos como la inseguridad crónica, la economía, el tema migratorio con un nuevo y complejo rostro, las reformas, así como la eliminación de proyectos de la anterior administración y la socialización de los propios, han significado un prematuro desgaste para el gobierno actual.

Por si fuera poco, el gobierno de la llamada 4t se enfrenta a obstáculos no menos complicados, algo nacido desde sus propias entrañas, problemas y personajes que literalmente están dinamitando desde su interior el proyecto de nación en el que AMLO creyó y que el día de hoy, lo han convertido en un moderno Príamo, con el error de confiar y permitir la entrada a sus dominios de un caballo de Troya o quizá varios.

La Policía Federal encabeza la lista, con una postura que podría considerarse como sospechosamente atípica, se han rebelado tomando casetas de peaje y centros de mando, argumentando no estar de acuerdo en su inclusión a la Guardia Nacional, notándose ciertas incongruencias aparte de la desinformación; dicen no estar dispuestos a sufrir recortes salariales, se habla de 10 mil amparos contra la medida; los autodenominados líderes del movimiento no saben cuánto les van a pagar, quienes están en paro no estarían dispuestos a formar parte de una naciente Guardia Nacional y se quejan de no haber aprobado los exámenes de ingreso a la misma.

Por si lo anterior no bastara para calentar el clima político, el expresidente Felipe Calderón parece tener interés en el conflicto, con un inusitado deseo por la defensa de los derechos laborales y administrativos, tal vez olvida el violento operativo para extinguir Luz y Fuerza en 2009; si bien resulta obvio que para abonar a la creación de su partido político se sumará a cualquier causa, como líder político carece de luz propia y se entiende.

Otra noticia que impactó el escenario político fue la renuncia de Carlos Urzúa a la Secretaria de Hacienda pero más aún la carta y las palabras posteriores a la misma, medroso al principio se nota hoy una deslealtad política y para López Obrador pudo pasar desapercibida, pero Urzúa parece estar engolosinado con temas delicados, como su antagonismo irreconciliable con Alfonso Romo, o su desacuerdo con el trabajo de Barttlet.

Todo esto sin olvidar una sorpresiva afinidad con el aeropuerto de Texcoco y el desacuerdo con el proyecto de la refinería de Dos Bocas y el Tren Maya; pues bien, considerando que todas las personas y proyectos de los cuales ahora se queja amargamente, existieron desde la campaña presidencial, surge la pregunta ¿por qué aceptó el cargo? ¿Pensaba acaso que haría cambiar a un tradicionalmente obstinado Andrés Manuel? No, sinceramente no creo que esa fuera una posibilidad con cabida en sus pensamientos.

Existen sin duda más caballos en la Troya Lopezobradorista, el “Bonillazo morenista” de Baja California, de no ser revertido puede convertirse en uno de los pasajes más vergonzosos y contradictorios para lo que tanto ha pregonado el Presidente, ¿o qué me dice usted de la crónica de una renuncia anunciada y protagonizada por el “Súper Delegado” en Jalisco Carlos Lomelí? Debido a las acusaciones de conflicto de interés en su contra.

Ejemplos sobre discrepancias internas sobran, mas es el propio López Obrador quien representa el mayor obstáculo, es evidente la necesidad de hacer un alto, voltear a su gabinete para saber si se cuenta con las fichas adecuadas para el dominó de la 4t y en caso contrario reconsiderar el rumbo. Pero esto, tomando en cuenta la incapacidad para reconocer errores que caracteriza al Presidente, no se ve probable.

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