Partimos de la advertencia en torno a que en la literatura comparada sobre América Latina hay escasez de estudios que analicen específicamente el vínculo a partir del cual los ciudadanos delegan la capacidad de formular decisiones políticas en sus gobernantes, estructurando así, mecanismos de representación.
La realidad prevaleciente, sin embargo, nos permite ver los distintos mecanismos de vinculación entre los votantes con los partidos, los problemas de legitimidad derivados de las deficiencias programáticas y el surgimiento directo de una serie de compromisos de los electores ahora directamente con los candidatos.
El análisis plantea que se ha estudiado en varias dimensiones la representación política. Una tiene que ver con la forma como los votos se convierten en cargos públicos–con el respectivo encuadre de las instituciones responsables de ello y sus implicaciones-, otra con la medición de si los partidos cuentan con plataformas programáticas para consolidar gobiernos responsables y cercanos a sus representados.
Esto nos habla de los partidos institucionalizados con diferencias programáticas, que derivará en el voto diferenciado a su favor a partir de ellas.
No obstante, es indispensable considerar otros enfoques para describir y explicar diversos tipos de vinculación no programáticos.
La implantación desde fines de los noventa del Proyecto de Élites Parlamentarias Latino-Americanas de la Universidad de Salamanca, ha sido clave al contribuir a llenar este vacío en los estudios de representación política mediante la generación de bases de datos comparables acerca del posicionamiento programático de los líderes parlamentarios de cada país.
Cómo hace tres décadas, América Latina sigue dando vuelta a la glorieta sin decidirse a tomar un camino original y, las elecciones presidenciales en Argentina nos ilustran con la victoria de Alberto Fernández y el Kirchnerismo. En Chile, es evidente que muchos de sus problemas no se reducen a la política de ajuste estructural, sino a su arreglo constitucional de 1980 y sus enclaves autoritarios; en Colombia, las regionales dan un golpe espectacular al uribismo, en suma, un fenómeno de cambio político en el mejor escenario y sin proponer alternativas originales para la región.
En México, el presidente no apuesta a resolver los problemas de su administración: la economía, la j seguridad, la crisis de Culiacán, sino por jalar emociones, sentimientos y pasiones para atraer el voto retórico y desplazar el debate público que plantea el voto de convicción (ideas, razones y argumentos) para fortalecer su plan (político) cotidianamente.
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