/ lunes 21 de septiembre de 2020

Chelas contra la pobreza

La pérdida en la economía del estado será mayor del 8 por ciento en este año a causa de dos condiciones primordiales, la pandemia que provocó una disminución de la movilidad con efectos devastadores para la economía, particularmente en los servicios y el turismo; y una administración estatal cuya política de desarrollo económico es prácticamente inexistente. Ninguna de esas condiciones se había presentado antes en el estado, por lo que los empresarios, la sociedad civil, y algunos políticos han tenido que ponerse creativos en extremo. Se trata de sobrevivir y para ello la inteligencia humana tiene formas extraordinarias de operar.

La apuesta por la cerveza en Morelos parecería descabellada en tanto la tradición chelera del estado parece reducida al consumo en cantidades industriales y en contenedores de unicel escarchados con chamoy y otras formas de aniquilar el sabor de la deliciosa cebada, el lúpulo, la levadura y todo lo que hizo a la cerveza una bebida de acompañamiento en la historia de la humanidad. En efecto, parecería hasta hace poco tiempo que los morelenses ignoraban todo acerca de la cerveza, excepto los efectos de beberla en demasía.

La realidad se parece a esa escena que vería uno en cualquier terraza de Cuernavaca, Cuautla, Yautepec, Jiutepec, Temixco, Jojutla, y otros municipios. Varios grupos de chavos en torno a un envase con varios litros de dorado u oscuro líquido burbujeante que los haría cometer cualquier suerte de tropelías. Pero esa sólo es la cara de la industrialización de los rituales, la otra parte, la ceremonial también existe.

En Morelos hay más de 20 marcas artesanales de cerveza, El Zarco, Linares, Bardo, Lule, y etcétera, cuya producción se apega a la traidición antigua. Con menos éxito comercial que otras marcas también artesanales, los cerveceros morelenses subsisten y ofrecen empleos directos a decenas de personas e indirectos a cientos. Requerirían mayor difusión, un trabajo de mercadeo mucho más serio y, por supuesto, una coyuntura que les permita crecer a los niveles que marcas artesanales como Calavera, Minerva, Conordia y otras han conseguido sin perder su esencia.

Una de las estrategias que hoy se proponen es “que las 18 cervecerías representadas por la Asociación de Cerveceros de Morelos, se vinculen al turismo. Que la cerveza artesanal proporciona un atractivo turístico para nuestra entidad”, la idea no es una locura, en Oaxaca hay paseos en torno a mezcalerías y en Jalisco sobre destiladoras de tequila. La idea es mucho más amplia (lo permite la versatilidad de la cerveza), al incluir la creación de un clúster con conciertos, festivales, degustaciones y reuniones gastronómicas.

Además de las medidas de justicia fiscal que urgen a los productores artesanales, que actualmente pagan más impuestos proporcionales que la industria cervecera, la estrategia de impulso a las marcas morelenses a través de paquetes atractivos para paseantes locales y externos, parece una idea digna de considerarse como prioritaria para el desarrollo local. La cohesión entre los productores y la diputada Tania Valentina merece respaldo.


@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx

La pérdida en la economía del estado será mayor del 8 por ciento en este año a causa de dos condiciones primordiales, la pandemia que provocó una disminución de la movilidad con efectos devastadores para la economía, particularmente en los servicios y el turismo; y una administración estatal cuya política de desarrollo económico es prácticamente inexistente. Ninguna de esas condiciones se había presentado antes en el estado, por lo que los empresarios, la sociedad civil, y algunos políticos han tenido que ponerse creativos en extremo. Se trata de sobrevivir y para ello la inteligencia humana tiene formas extraordinarias de operar.

La apuesta por la cerveza en Morelos parecería descabellada en tanto la tradición chelera del estado parece reducida al consumo en cantidades industriales y en contenedores de unicel escarchados con chamoy y otras formas de aniquilar el sabor de la deliciosa cebada, el lúpulo, la levadura y todo lo que hizo a la cerveza una bebida de acompañamiento en la historia de la humanidad. En efecto, parecería hasta hace poco tiempo que los morelenses ignoraban todo acerca de la cerveza, excepto los efectos de beberla en demasía.

La realidad se parece a esa escena que vería uno en cualquier terraza de Cuernavaca, Cuautla, Yautepec, Jiutepec, Temixco, Jojutla, y otros municipios. Varios grupos de chavos en torno a un envase con varios litros de dorado u oscuro líquido burbujeante que los haría cometer cualquier suerte de tropelías. Pero esa sólo es la cara de la industrialización de los rituales, la otra parte, la ceremonial también existe.

En Morelos hay más de 20 marcas artesanales de cerveza, El Zarco, Linares, Bardo, Lule, y etcétera, cuya producción se apega a la traidición antigua. Con menos éxito comercial que otras marcas también artesanales, los cerveceros morelenses subsisten y ofrecen empleos directos a decenas de personas e indirectos a cientos. Requerirían mayor difusión, un trabajo de mercadeo mucho más serio y, por supuesto, una coyuntura que les permita crecer a los niveles que marcas artesanales como Calavera, Minerva, Conordia y otras han conseguido sin perder su esencia.

Una de las estrategias que hoy se proponen es “que las 18 cervecerías representadas por la Asociación de Cerveceros de Morelos, se vinculen al turismo. Que la cerveza artesanal proporciona un atractivo turístico para nuestra entidad”, la idea no es una locura, en Oaxaca hay paseos en torno a mezcalerías y en Jalisco sobre destiladoras de tequila. La idea es mucho más amplia (lo permite la versatilidad de la cerveza), al incluir la creación de un clúster con conciertos, festivales, degustaciones y reuniones gastronómicas.

Además de las medidas de justicia fiscal que urgen a los productores artesanales, que actualmente pagan más impuestos proporcionales que la industria cervecera, la estrategia de impulso a las marcas morelenses a través de paquetes atractivos para paseantes locales y externos, parece una idea digna de considerarse como prioritaria para el desarrollo local. La cohesión entre los productores y la diputada Tania Valentina merece respaldo.


@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx