/ sábado 9 de enero de 2021

Darle de beber al sediento… y una papa de Charming al hambriento

Justo estaba pensando qué podría encontrar abierto para llevar algo de comer a la casa, y es que, aunque no es cierto, a veces las opciones se cierran y uno acaba donde mismo.

Por comodidad, mi mente repasaba alternativas en la zona norte de Cuernaburra: pozole, taquitos de bistec y gorditas de aceite en La Kekita ahí frente al sector de Santa María… pero no, ahí fui la semana pasada.

Ah ya sé, una hamburguesa de Jimmy's House… no, francamente creo que es muy temprano para ese menú.

Hasta pensé en lanzarme otra vez por una birria a las Hamacas, ahí en H. Preciado, hasta que pasó por mi mente algo que tenía un rato que no comía y que francamente, me cayó como anillo al dedo: una papa con carne al carbón de tacos el Charming.

Cuando llegó a Cuerna, el Charming fue un hitazo. Traía los tacos al carbón, los de trompo al revés, con cebollas y semillas, así como los preparan en Iguala y que en pocos lugares se comenzaban a comercializar aquí en Morelos.

Por eso se extendió bien rápido: había Charming -por supuesto- en Lomas de Cortés, pero también en Ávila Camacho, en Atlacomulco, allá por Galerias y quién sabe dónde más. Sin embargo unos meses después, cuando pasó la fiebre por los de Iguala, tuvo que cerrar varias sucursales y aunque ahorita no sé cuáles siguen dando servicio, lo que sí puedo garantizar es que están con todo ahí en Nueva Inglaterra.

Pues me estacioné y pedí desde el auto. El servicio fue rápido y amable -no como siempre porque me ha tocado un par de veces que meseras y taqueros andan encamotados y ni te voltean a ver-, pero al menos en esta ocasión, muy atentos todos.

Cuando llegué a casa fue un agasajo. La papa estaba en su punto y sobre ella, un bonchesote de carne bien condimentada como para que nadie se arrugue.

Tuve que proceder con el ritual: el jugo de varios limones inundó el paquete, luego una pizca de sal, salsa de la verde de aceite que echa fuego y cómo no, unas buenas cucharadas del aderezo que te ponen para este tipo de papas y que la neta le queda al tiro.

Por más que le metí el tenedor una y otra vez, la papa se veía igual -bueno- hasta que llegué a la mitad y tuve que hacer una pausa estratégica para tomar fuerzas.

Después de todo el Charming siempre está ahí, dispuesto a saciar el apetito más garnachero de estos tiempos… de pandemia.

La última de sus ventajas es que los del Charming están en todos lados, en Face, en Maps, en Uber Eats, Didi y hasta por whats los puedes pedir.

Justo estaba pensando qué podría encontrar abierto para llevar algo de comer a la casa, y es que, aunque no es cierto, a veces las opciones se cierran y uno acaba donde mismo.

Por comodidad, mi mente repasaba alternativas en la zona norte de Cuernaburra: pozole, taquitos de bistec y gorditas de aceite en La Kekita ahí frente al sector de Santa María… pero no, ahí fui la semana pasada.

Ah ya sé, una hamburguesa de Jimmy's House… no, francamente creo que es muy temprano para ese menú.

Hasta pensé en lanzarme otra vez por una birria a las Hamacas, ahí en H. Preciado, hasta que pasó por mi mente algo que tenía un rato que no comía y que francamente, me cayó como anillo al dedo: una papa con carne al carbón de tacos el Charming.

Cuando llegó a Cuerna, el Charming fue un hitazo. Traía los tacos al carbón, los de trompo al revés, con cebollas y semillas, así como los preparan en Iguala y que en pocos lugares se comenzaban a comercializar aquí en Morelos.

Por eso se extendió bien rápido: había Charming -por supuesto- en Lomas de Cortés, pero también en Ávila Camacho, en Atlacomulco, allá por Galerias y quién sabe dónde más. Sin embargo unos meses después, cuando pasó la fiebre por los de Iguala, tuvo que cerrar varias sucursales y aunque ahorita no sé cuáles siguen dando servicio, lo que sí puedo garantizar es que están con todo ahí en Nueva Inglaterra.

Pues me estacioné y pedí desde el auto. El servicio fue rápido y amable -no como siempre porque me ha tocado un par de veces que meseras y taqueros andan encamotados y ni te voltean a ver-, pero al menos en esta ocasión, muy atentos todos.

Cuando llegué a casa fue un agasajo. La papa estaba en su punto y sobre ella, un bonchesote de carne bien condimentada como para que nadie se arrugue.

Tuve que proceder con el ritual: el jugo de varios limones inundó el paquete, luego una pizca de sal, salsa de la verde de aceite que echa fuego y cómo no, unas buenas cucharadas del aderezo que te ponen para este tipo de papas y que la neta le queda al tiro.

Por más que le metí el tenedor una y otra vez, la papa se veía igual -bueno- hasta que llegué a la mitad y tuve que hacer una pausa estratégica para tomar fuerzas.

Después de todo el Charming siempre está ahí, dispuesto a saciar el apetito más garnachero de estos tiempos… de pandemia.

La última de sus ventajas es que los del Charming están en todos lados, en Face, en Maps, en Uber Eats, Didi y hasta por whats los puedes pedir.

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