/ miércoles 17 de abril de 2019

De Tamoanchán al paraíso perdido: 150 años del Estado de Morelos

Es este 2019 un año rico en efemérides, sobre todo para quienes habitamos estas tierras tlahuicas. Sin ir más lejos, hace apenas una semana conmemoramos el Centenario Luctuoso de Emiliano Zapata Salazar, máximo personaje histórico de nuestro estado y figura clave de la Revolución Mexicana: Nuestro Calpuleque dio sentido a la lucha armada dando voz al campesinado mediante el Plan de Ayala, documento fundacional del reparto agrario en contraposición al latifundismo. El gobierno federal declaró este, el año de “El Caudillo del Sur”. El escudo de nuestra Pacha Mama reza “Tierra y Libertad”.

En unos días, el 22 de abril, se cumplirán 500 años de la fundación de la Villa Rica de la Veracruz por Hernán Cortés, personaje íntimamente ligado a nuestro estado, sede del Marquesado del Valle de Oaxaca que ostentó el polémico conquistador español. Por cierto, en dos meses, Cuernavaca, la antigua Cuauhnáhuac cumplirá 490 años de recibir el título de Villa, mediante Cédula Real del 6 de junio de 1529, en el que se otorgaba a Cuernavaca la Alcaldía Mayor de este Marquesado, único señorío otorgado a la Nueva España en el siglo XVI. En octubre, el día 14, Cuernavaca alcanzará 185 años de haber pasado de Villa a Ciudad pues en 1834, se redactó el Plan de Cuernavaca que le confirió ese título.

Siguiendo con la historia, son 165 años desde que a causa de la Revolución de Ayutla, proclamada el 1° de marzo de 1854, el General Juan Álvarez, jefe de la sublevación, llegó a Cuernavaca al frente de sus tropas el 1° de Octubre; aquí expidió un oficio en el que reseñaba el origen y atentados de la dictadura, y nombró una junta de representantes que debían elegir al Presidente Interino de la República. Dicha junta se instaló el día 4 en el Teatro de la Ciudad y eligió al propio Álvarez por 13 votos contra 7.

También es digno de recordarse que se cumplieron 25 años de llevarse a cabo “El Gran Baile de los Cuernavacos”, organizado por Toto Lavín, un evento anual para volvernos a ver los nacidos y los arraigados en la Ciudad de la Eterna Primavera. Cena, baile, coronación de la reina y donación para una causa benéfica, son los elementos de este encuentro sin distingo de colores, filias ni fobias. A Teodoro Lavín León, un gran abrazo por este esfuerzo que une a generaciones, pero hoy, muy especialmente, por ser recipiendario de la máxima presea que se otorga en nuestro terruño: la Venera “José María Morelos y Pavón, Morelense de Excelencia”. ¡Felicidades!

Y es que hoy es el cumpleaños de nuestro joven estado. Es apenas un siglo y medio de su erección, producto de un decreto emitido por el entonces presidente de la república, Benito Pablo Juárez García en 1869. El Benemérito de las Américas, seguro tomó en cuenta la gesta heroica del cura de nacido en Valladolid (hoy Morelia) durante el Sitio de Cuautla, para tomar una porción del Estado de México y dar territorio libre y soberano una de las únicas cuatro entidades federativas que llevan el nombre de algún héroe de nuestra independencia: los estados de Hidalgo, Guerrero, Quintana Roo y Morelos.

Hoy se hace justicia a Yautepec, primera capital de nuestra patria chica, y primera sede del Poder Legislativo, con una Sesión Solemne del Congreso del Estado, para conmemorar 150 años de nuestra organización social y política bajo el pacto federal. Yautepec de Zaragoza es el nombre original que se le da al pueblo, en honor a Ignacio Zaragoza, héroe de la Batalla de Puebla. Se dice que Benito Juárez nombró así al poblado para rendir honor a su amigo y su destacada participación durante la guerra con Francia.

Desde hace 1500 años a.C y luego en la Época Prehispánica, Tamoanchán dio testimonio de tres culturas: la olmeca y a la caída del imperio tolteca, los Xochimilcas y los Tlahuicas (1250-1300 d.C.). Desde entonces, Morelos ha sido no solo testigo, sino protagonista en las diversas etapas de la historia de México: en la Conquista, la Colonia, la Guerra de Independencia, la Intervención Americana, en la Revolución de Ayutla, durante la Guerra de tres Años, la Intervención Francesa (Maximiliano y Carlota), la República Restaurada, El Plan de Tuxtepec, en el Porfiriato y claro, la Revolución Mexicana.

Hoy, Morelos está en una encrucijada, pues continua en etapa de reconstrucción, luego del sismo del 19 de septiembre de 2017. La clase política, renovada por la ola AMLO y Morena en 2018 no acierta a asentarse en los poderes públicos. La crisis económica ha golpeado a los municipios, que han visto mermada su economía por la baja en el turismo, la recesión nacional producto de la cautela de los mercados internacionales, y las deudas heredadas por anteriores administraciones. El campo no vive su mejor momento, lo mismo que la industria y la prestación de servicios, y para colmo, la inseguridad galopante ha traído consigo un recrudecimiento de una violencia que no habíamos vivido ni en épocas recientes.

Los hechos de sangre son cada vez más frecuentes, ante la falta de capacidad de las autoridades para frenar la escalda de asaltos, asesinatos, feminicidios, secuestros y extorsiones que padecemos todos los días en todas las regiones de nuestro paraíso perdido. Más allá de las cifras, la percepción, la terca realidad nos asusta, nos paraliza y ni siquiera la expectativa de la Guardia Nacional aminora nuestro estado de indefensión.

Hoy cierro esta entrega con la letra de nuestro himno local, la Marcha “Morelenses”, compuesta por el Prof. Manuel León Díaz, nacido en 1882. León Díaz fue músico y compositor de sonatas, romanzas, zarzuelas, coros, orfeones, marchas, música para conjuntos de cuerda, orquesta; dirigió la banda de música del estado y fue violonchelista en la Orquesta Sinfónica de México. Algo nos dejará su lectura, su canto y su conocimiento.

Unidos como hermanos

los hijos de Morelos,

amemos nuestro estado

con todo el corazón.

Hagamos que sea grande

y siempre respetada,

la parte más hermosa

de nuestra gran Nación.

Borremos de nuestra alma

la lucha fratricida,

que en tiempos no lejanos

tu suelo ensangrentó.

Ejemplo de grandeza

de paz y de Progreso,

dejemos como herencia

viviendo con honor

Hasta la próxima entrega, donde podrán seguir leyendo lo que hay en mi mente.

Comentarios: cfelix7@hotmail.com

Twitter: @CarlosFelix1

Es este 2019 un año rico en efemérides, sobre todo para quienes habitamos estas tierras tlahuicas. Sin ir más lejos, hace apenas una semana conmemoramos el Centenario Luctuoso de Emiliano Zapata Salazar, máximo personaje histórico de nuestro estado y figura clave de la Revolución Mexicana: Nuestro Calpuleque dio sentido a la lucha armada dando voz al campesinado mediante el Plan de Ayala, documento fundacional del reparto agrario en contraposición al latifundismo. El gobierno federal declaró este, el año de “El Caudillo del Sur”. El escudo de nuestra Pacha Mama reza “Tierra y Libertad”.

En unos días, el 22 de abril, se cumplirán 500 años de la fundación de la Villa Rica de la Veracruz por Hernán Cortés, personaje íntimamente ligado a nuestro estado, sede del Marquesado del Valle de Oaxaca que ostentó el polémico conquistador español. Por cierto, en dos meses, Cuernavaca, la antigua Cuauhnáhuac cumplirá 490 años de recibir el título de Villa, mediante Cédula Real del 6 de junio de 1529, en el que se otorgaba a Cuernavaca la Alcaldía Mayor de este Marquesado, único señorío otorgado a la Nueva España en el siglo XVI. En octubre, el día 14, Cuernavaca alcanzará 185 años de haber pasado de Villa a Ciudad pues en 1834, se redactó el Plan de Cuernavaca que le confirió ese título.

Siguiendo con la historia, son 165 años desde que a causa de la Revolución de Ayutla, proclamada el 1° de marzo de 1854, el General Juan Álvarez, jefe de la sublevación, llegó a Cuernavaca al frente de sus tropas el 1° de Octubre; aquí expidió un oficio en el que reseñaba el origen y atentados de la dictadura, y nombró una junta de representantes que debían elegir al Presidente Interino de la República. Dicha junta se instaló el día 4 en el Teatro de la Ciudad y eligió al propio Álvarez por 13 votos contra 7.

También es digno de recordarse que se cumplieron 25 años de llevarse a cabo “El Gran Baile de los Cuernavacos”, organizado por Toto Lavín, un evento anual para volvernos a ver los nacidos y los arraigados en la Ciudad de la Eterna Primavera. Cena, baile, coronación de la reina y donación para una causa benéfica, son los elementos de este encuentro sin distingo de colores, filias ni fobias. A Teodoro Lavín León, un gran abrazo por este esfuerzo que une a generaciones, pero hoy, muy especialmente, por ser recipiendario de la máxima presea que se otorga en nuestro terruño: la Venera “José María Morelos y Pavón, Morelense de Excelencia”. ¡Felicidades!

Y es que hoy es el cumpleaños de nuestro joven estado. Es apenas un siglo y medio de su erección, producto de un decreto emitido por el entonces presidente de la república, Benito Pablo Juárez García en 1869. El Benemérito de las Américas, seguro tomó en cuenta la gesta heroica del cura de nacido en Valladolid (hoy Morelia) durante el Sitio de Cuautla, para tomar una porción del Estado de México y dar territorio libre y soberano una de las únicas cuatro entidades federativas que llevan el nombre de algún héroe de nuestra independencia: los estados de Hidalgo, Guerrero, Quintana Roo y Morelos.

Hoy se hace justicia a Yautepec, primera capital de nuestra patria chica, y primera sede del Poder Legislativo, con una Sesión Solemne del Congreso del Estado, para conmemorar 150 años de nuestra organización social y política bajo el pacto federal. Yautepec de Zaragoza es el nombre original que se le da al pueblo, en honor a Ignacio Zaragoza, héroe de la Batalla de Puebla. Se dice que Benito Juárez nombró así al poblado para rendir honor a su amigo y su destacada participación durante la guerra con Francia.

Desde hace 1500 años a.C y luego en la Época Prehispánica, Tamoanchán dio testimonio de tres culturas: la olmeca y a la caída del imperio tolteca, los Xochimilcas y los Tlahuicas (1250-1300 d.C.). Desde entonces, Morelos ha sido no solo testigo, sino protagonista en las diversas etapas de la historia de México: en la Conquista, la Colonia, la Guerra de Independencia, la Intervención Americana, en la Revolución de Ayutla, durante la Guerra de tres Años, la Intervención Francesa (Maximiliano y Carlota), la República Restaurada, El Plan de Tuxtepec, en el Porfiriato y claro, la Revolución Mexicana.

Hoy, Morelos está en una encrucijada, pues continua en etapa de reconstrucción, luego del sismo del 19 de septiembre de 2017. La clase política, renovada por la ola AMLO y Morena en 2018 no acierta a asentarse en los poderes públicos. La crisis económica ha golpeado a los municipios, que han visto mermada su economía por la baja en el turismo, la recesión nacional producto de la cautela de los mercados internacionales, y las deudas heredadas por anteriores administraciones. El campo no vive su mejor momento, lo mismo que la industria y la prestación de servicios, y para colmo, la inseguridad galopante ha traído consigo un recrudecimiento de una violencia que no habíamos vivido ni en épocas recientes.

Los hechos de sangre son cada vez más frecuentes, ante la falta de capacidad de las autoridades para frenar la escalda de asaltos, asesinatos, feminicidios, secuestros y extorsiones que padecemos todos los días en todas las regiones de nuestro paraíso perdido. Más allá de las cifras, la percepción, la terca realidad nos asusta, nos paraliza y ni siquiera la expectativa de la Guardia Nacional aminora nuestro estado de indefensión.

Hoy cierro esta entrega con la letra de nuestro himno local, la Marcha “Morelenses”, compuesta por el Prof. Manuel León Díaz, nacido en 1882. León Díaz fue músico y compositor de sonatas, romanzas, zarzuelas, coros, orfeones, marchas, música para conjuntos de cuerda, orquesta; dirigió la banda de música del estado y fue violonchelista en la Orquesta Sinfónica de México. Algo nos dejará su lectura, su canto y su conocimiento.

Unidos como hermanos

los hijos de Morelos,

amemos nuestro estado

con todo el corazón.

Hagamos que sea grande

y siempre respetada,

la parte más hermosa

de nuestra gran Nación.

Borremos de nuestra alma

la lucha fratricida,

que en tiempos no lejanos

tu suelo ensangrentó.

Ejemplo de grandeza

de paz y de Progreso,

dejemos como herencia

viviendo con honor

Hasta la próxima entrega, donde podrán seguir leyendo lo que hay en mi mente.

Comentarios: cfelix7@hotmail.com

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