/ jueves 23 de junio de 2022

Días de Soltar | La Burbuja Propia

Cuando Steve Jobs vivía, en Apple había una teoría sobre lo que llaman CDR (Campo Distorsionador de la Realidad). Extraído de un capítulo de Star Trek en el que una raza alienígena creaba mundos nuevos con solo imaginarlos en su mente, decían que si te acercabas lo suficiente a Jobs entrabas en su espectro de influencia, donde la realidad era distorsionada. Lo que alguna vez fue azul, si así lo disponía Steve, podía ser rojo. El CDR era producto de una gran habilidad para convencerse a sí mismo y a los demás sobre cualquier cosa a través de una mezcla de carisma, talento, fanfarronería y exageración. Más allá de lo interesante que suena y lo efectivo que a veces era para cumplir ciertas metas de negocios, creaba un problema para quienes trabajaban con él, pues distorsionaba su capacidad de entender la proporción o dificultad de ciertas tareas imposibles que les imponía. Desde que leí sobre ese CDR en la biografía de Jobs, escrita por Walter Isaacson (muy recomendada), se me metió en la cabeza la idea de que Steve no era el único con esa habilidad.

Nuestra política tiene una burbuja propia, a la que todo suspirante aspira llegar. Es una especie de filtro que una vez cruzado te permite ignorar las realidades del país, los problemas importantes de la gente o simple y sencillamente tus propuestas de campaña, para dedicarte a "construir democracia" "devolver al pueblo lo robado" o "ir por México" de dientes para afuera, mientras en la realidad no sucede nada de eso. Dentro de la burbuja se reparten huesos, se esconden muertos y planean apañes. Es una broma -una mala broma- que les Diputades se aparecen casi tres años después de su elección recordándole a la gente que su magnánimo voto en el Pleno fue el decisivo para aprobar la reforma a la Ley de Procesos Estériles, o que su sagaz intervención en tribuna fue la que evitó que El Malo del Cuento impusiera a su compadre en el Tribunal de Compadres Afines o que no hubo tal reparto de utilidades -cof cof ejem- uso discrecional de presupuesto para gestiones, como dijo la prensa vendida.

Dentro de la burbuja, es muy fácil perder de vista las necesidades reales de la población y confundirlas con intereses personales. Eso es un riesgo enorme para el desarrollo de Morelos, de todo Estado. Por eso es importante visibilizar la toma de decisiones dentro de la burbuja.

Entiendo que la política tiene ciertas formas, tradiciones y fórmulas que requieren de cierto grado de cinismo, pragmatismo. Pero los excesos suelen ser malos. En algún momento empezamos a medir la cantidad de azúcar que metemos a nuestro cuerpo para evitar diabetes. Sería lógico empezar a medir el cinismo en nuestra política para mantener una burbuja saludable… para todos.

Bill Gates, fundador de Microsoft y contemporáneo de Steve Jobs, se refería al CDR como hechizos que lanzaba Steve, a los que, sin embargo, algunos pocos eran inmunes. Él se consideraba inmune porque decía poder ver a través de las patrañas del CEO de la manzana mordida. En política también hay algunos pocos capaces de ver a través de la burbuja. Creo que algunas de las personas que escriben y trabajan en El Sol de Cuernavaca lo son. Por eso es un honor escribir esta columna, a partir de hoy desde esta trinchera.

Cuando Steve Jobs vivía, en Apple había una teoría sobre lo que llaman CDR (Campo Distorsionador de la Realidad). Extraído de un capítulo de Star Trek en el que una raza alienígena creaba mundos nuevos con solo imaginarlos en su mente, decían que si te acercabas lo suficiente a Jobs entrabas en su espectro de influencia, donde la realidad era distorsionada. Lo que alguna vez fue azul, si así lo disponía Steve, podía ser rojo. El CDR era producto de una gran habilidad para convencerse a sí mismo y a los demás sobre cualquier cosa a través de una mezcla de carisma, talento, fanfarronería y exageración. Más allá de lo interesante que suena y lo efectivo que a veces era para cumplir ciertas metas de negocios, creaba un problema para quienes trabajaban con él, pues distorsionaba su capacidad de entender la proporción o dificultad de ciertas tareas imposibles que les imponía. Desde que leí sobre ese CDR en la biografía de Jobs, escrita por Walter Isaacson (muy recomendada), se me metió en la cabeza la idea de que Steve no era el único con esa habilidad.

Nuestra política tiene una burbuja propia, a la que todo suspirante aspira llegar. Es una especie de filtro que una vez cruzado te permite ignorar las realidades del país, los problemas importantes de la gente o simple y sencillamente tus propuestas de campaña, para dedicarte a "construir democracia" "devolver al pueblo lo robado" o "ir por México" de dientes para afuera, mientras en la realidad no sucede nada de eso. Dentro de la burbuja se reparten huesos, se esconden muertos y planean apañes. Es una broma -una mala broma- que les Diputades se aparecen casi tres años después de su elección recordándole a la gente que su magnánimo voto en el Pleno fue el decisivo para aprobar la reforma a la Ley de Procesos Estériles, o que su sagaz intervención en tribuna fue la que evitó que El Malo del Cuento impusiera a su compadre en el Tribunal de Compadres Afines o que no hubo tal reparto de utilidades -cof cof ejem- uso discrecional de presupuesto para gestiones, como dijo la prensa vendida.

Dentro de la burbuja, es muy fácil perder de vista las necesidades reales de la población y confundirlas con intereses personales. Eso es un riesgo enorme para el desarrollo de Morelos, de todo Estado. Por eso es importante visibilizar la toma de decisiones dentro de la burbuja.

Entiendo que la política tiene ciertas formas, tradiciones y fórmulas que requieren de cierto grado de cinismo, pragmatismo. Pero los excesos suelen ser malos. En algún momento empezamos a medir la cantidad de azúcar que metemos a nuestro cuerpo para evitar diabetes. Sería lógico empezar a medir el cinismo en nuestra política para mantener una burbuja saludable… para todos.

Bill Gates, fundador de Microsoft y contemporáneo de Steve Jobs, se refería al CDR como hechizos que lanzaba Steve, a los que, sin embargo, algunos pocos eran inmunes. Él se consideraba inmune porque decía poder ver a través de las patrañas del CEO de la manzana mordida. En política también hay algunos pocos capaces de ver a través de la burbuja. Creo que algunas de las personas que escriben y trabajan en El Sol de Cuernavaca lo son. Por eso es un honor escribir esta columna, a partir de hoy desde esta trinchera.

ÚLTIMASCOLUMNAS