La pregunta, según apuntan las noticias públicas y privadas en el estado, es aparentemente muy simple: ¿dónde está el dinero de Morelos? Porque basta asomarse a cualquier parte y resulta que la crisis de liquidez, profundizada por los temores de los cambios gubernamentales que detienen la inversión y el consumo, afecta a los consumidores, pero también a las instituciones públicas, gobiernos, congreso, universidades, hospitales, iglesias, y a cientos de empresas, especialmente las más pequeñas por su vulnerabilidad frente a la falta de liquidez.
Sólo este miércoles, la comunidad de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos marchó para exigir la entrega de recursos públicos que le darían liquidez para medio sortear la crisis que enfrenta; el congreso local advirtió que no tiene recursos para el pago de nómina a sindicalizados y jubilados; los artistas se quejaron de que el gobierno no les ha pagado sus servicios; la Sedagro advirtió que le falta un millón de pesos para continuar el programa de drones. Es decir, solo en un día se dan a conocer, o reiteran pasivos por alrededor de 650 millones de pesos, más los que se acumulen en los próximos días.
Preocupa que en el caso del gobierno y el congreso, igual que en la universidad, todos esos recursos debieron estar presupuestados y, al no presentarse ninguna emergencia que obligue a gastos no programados durante este año, conviene preguntar: ¿dónde está el dinero? ¿Las finanzas públicas entraron en una fase de desorden tal que los presupuestos son como propósitos de año nuevo de esos que se rompen el tres de enero?
Porque ocurre lo mismo con los adeudos al magisterio de escuelas públicas y a sus jubilados; con los uniformes gratuitos; con muchos servicios municipales; en fin, el asunto es que no hay dinero para nada –ni para lo ya programado- y faltan aún muchos días para el cierre de año. Uno que se vio bastante abusivo, fue el alcalde de Jiutepec, Manolo Agüero, que en vía de mientras se puso a cobrar impuestos y servicios del año entrante, para que a él no le falte, al fin que su sucesor Rafa Reyes es hasta de otro partido político y tuvo la osadía de ganarle las elecciones. Así que Manolo no sólo se revienta la lana de su período, sino ya va con la del próximo.
Pero como en otras partes no son tan creativos, o de plano están imposibilitados para una argucia de ese calibre, se sigue padeciendo la falta de recursos en todos lados. Con el problema adicional de que los empresarios han decidido limitar sus inversiones frente a las señales encontradas que ofrecen los nuevos gobiernos, federal, estatal y municipales, incapaces de ofrecer tranquilidad a nadie entre conflictos internos, negociaciones para repartirse el poder, resucitación de las viejas prácticas autoritarias, y hasta amagues de nombramientos de personajazos. “Hay que dejarlos trabajar” dicen en público los empresarios, pero en privado detienen sus inversiones cautelosamente, revisan plantillas de personal para estimar la conveniencia de recortes, y siguen considerando más la supervivencia que la expansión.
Insistimos, frente a este panorama la pregunta ¿dónde está el dinero? se vuelve vital para todos. ¿De verdad habrá quien se haya agenciado las millonadas que faltan? O sencillamente debemos aprender a planear mejor el gasto. Probablemente, sea un poco de ambas.
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