/ lunes 2 de agosto de 2021

El desorden de los bares

Tener confianza en que por fin el Ayuntamiento de Cuernavaca pondría orden en la cada vez más riesgosa vida nocturna en la ciudad es difícil, sobre todo después de lustros completos de ilegalidades favorecidas por las omisiones de gobiernos, empresarios y consumidores. Entonces, el anuncio del secretario municipal Eric Santiago Romero Benírez, sobre clausuras definitivas a los bares irregulares o que no corrijan las faltas cometidas resulta una suerte de expresión de buenas intenciones en la que pocos confían realmente, no por la personalidad de quien hace el anuncio, sino por la historia reciente respecto a la operación abiertamente irregular de decenas de antros en Cuernavaca que han sido tolerados y hasta fomentados por autoridades municipales desde hace muchos años.

De origen, y esto lo sospechan algunos y otros lo saben en el Ayuntamiento de Cuernavaca, hay negocios que operan como bares o cervecerías, pero sus ingresos mayores vienen de otras fuentes, mayormente ilegales. La autorización de licencias de operación parece no revisar criterios tan elementales como los estudios de costos que advertirían sobre la posibilidad de fuentes ilegales de ingreso; ni las instalaciones mínimas para garantizar la seguridad de los asistentes. Esos capítulos que resultan extraordinariamente relevantes para tener por lo menos la garantía de que los giros negros y rojos significarán un menor riesgo a los consumidores, sus vecinos y la comunidad, son poco observados por los consumidores, por cierto.

Porque si existen antros que representan un riesgo enorme para el público, es parte por la tolerancia excesiva de autoridades municipales, pero también por la demanda de los mismos en sectores poblacionales que prefieren pagar un litro de cerveza en 40 pesos que tener garantizada su seguridad y la de los suyos. El consumo irresponsable también es un problema asociado a la operación irregular de bares, cervecerías, cantinas y otras denominaciones de antros.

Otro problema es la invasión de facultades de algunas autoridades auxiliares, como los ayudantes municipales, que permiten la operación irregular de locales que venden bebidas alcohólicas sin licencia del Ayuntamiento, única autoridad facultada para concederlas. Este fenómeno que se presenta en por lo menos en Ocotepec y Acapantzingo, ha sido reiteradamente denunciado por el alcalde Villalobos, sin que haya escalado a fincar responsabilidades a quienes han cometido tales faltas.

Si a todo ello sumamos la corrupción en áreas de inspección del Ayuntamiento que han denunciado reiteradamente empresarios y comerciantes establecidos, la idea de clausura definitiva a los antros se llena de suspicacias justificadas. Probablemente, más que el amague respecto a las sanciones, a la administración municipal le convendría un plan integral de ordenamiento de los antros de Cuernavaca que le devuelva la seguridad al entretenimiento y la vida nocturna de la ciudad en que se involucren empresarios, trabajadores, autoridad, organizaciones civiles y, por supuesto, consumidores. Aún es tiempo y quitaría un gran pendiente a la próxima administración, cuyas prioridades se centrarán en otras urgencias, como agua, basura, e inseguridad.


@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx


Tener confianza en que por fin el Ayuntamiento de Cuernavaca pondría orden en la cada vez más riesgosa vida nocturna en la ciudad es difícil, sobre todo después de lustros completos de ilegalidades favorecidas por las omisiones de gobiernos, empresarios y consumidores. Entonces, el anuncio del secretario municipal Eric Santiago Romero Benírez, sobre clausuras definitivas a los bares irregulares o que no corrijan las faltas cometidas resulta una suerte de expresión de buenas intenciones en la que pocos confían realmente, no por la personalidad de quien hace el anuncio, sino por la historia reciente respecto a la operación abiertamente irregular de decenas de antros en Cuernavaca que han sido tolerados y hasta fomentados por autoridades municipales desde hace muchos años.

De origen, y esto lo sospechan algunos y otros lo saben en el Ayuntamiento de Cuernavaca, hay negocios que operan como bares o cervecerías, pero sus ingresos mayores vienen de otras fuentes, mayormente ilegales. La autorización de licencias de operación parece no revisar criterios tan elementales como los estudios de costos que advertirían sobre la posibilidad de fuentes ilegales de ingreso; ni las instalaciones mínimas para garantizar la seguridad de los asistentes. Esos capítulos que resultan extraordinariamente relevantes para tener por lo menos la garantía de que los giros negros y rojos significarán un menor riesgo a los consumidores, sus vecinos y la comunidad, son poco observados por los consumidores, por cierto.

Porque si existen antros que representan un riesgo enorme para el público, es parte por la tolerancia excesiva de autoridades municipales, pero también por la demanda de los mismos en sectores poblacionales que prefieren pagar un litro de cerveza en 40 pesos que tener garantizada su seguridad y la de los suyos. El consumo irresponsable también es un problema asociado a la operación irregular de bares, cervecerías, cantinas y otras denominaciones de antros.

Otro problema es la invasión de facultades de algunas autoridades auxiliares, como los ayudantes municipales, que permiten la operación irregular de locales que venden bebidas alcohólicas sin licencia del Ayuntamiento, única autoridad facultada para concederlas. Este fenómeno que se presenta en por lo menos en Ocotepec y Acapantzingo, ha sido reiteradamente denunciado por el alcalde Villalobos, sin que haya escalado a fincar responsabilidades a quienes han cometido tales faltas.

Si a todo ello sumamos la corrupción en áreas de inspección del Ayuntamiento que han denunciado reiteradamente empresarios y comerciantes establecidos, la idea de clausura definitiva a los antros se llena de suspicacias justificadas. Probablemente, más que el amague respecto a las sanciones, a la administración municipal le convendría un plan integral de ordenamiento de los antros de Cuernavaca que le devuelva la seguridad al entretenimiento y la vida nocturna de la ciudad en que se involucren empresarios, trabajadores, autoridad, organizaciones civiles y, por supuesto, consumidores. Aún es tiempo y quitaría un gran pendiente a la próxima administración, cuyas prioridades se centrarán en otras urgencias, como agua, basura, e inseguridad.


@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx