/ jueves 16 de diciembre de 2021

El futbol como negocio: Atlas, campeón

El 2021 fue el año “predestinado” para que dos equipos que llevaban décadas sin un título de liga rompieran con esa sequía que afligía a sus fieles, sufridos y masoquistas aficionados: Cruz Azul y Atlas.

Ya que si lo analizamos detenidamente, parece que todo fue parte de un guion preparado por aquellos personajes que controlan el balompié mexicano: los empresarios, socios y dueños de los equipos de fútbol que roban la estabilidad emocional de sus respectivos aficionados. Una vez que el Cruz Azul se coronó en el primer semestre del año futbolístico de 2021, era turno de que en el segundo semestre lo hiciera un equipo mucho más longevo en volverse monarca de la primera división de fútbol, el Atlas de Guadalajara, un equipo que tardó 70 años en conseguir su segunda estrella, ocasionando que muchos de sus aficionados que vieron ese Atlas campeón de la temporada 1950-1951 no lograron ver este segundo título.

De tal manera que el futbol tiene varias dimensiones: la deportiva, la social, la de espectáculo, y la económica o comercial, siendo esta última la que prevalece haciendo a un lado a las demás. Recordemos que la reconfiguración de los torneos largos de 1 año a cortos de menos de seis meses ha generado que muchos equipos se hagan de campeonatos al mayoreo, teniendo el claro ejemplo del América, un equipo que se jacta de ser el máximo ganador de títulos de liga con 13 en su haber de los cuales 5 han sido gracias a los torneos cortos, pero si hacemos un promedio de campeonatos de liga desde su fundación en 1916, nos arroja un resultado de 1 campeonato cada 8.07 años, una cifra bastante limitada para la antigüedad de dicho club, aunado a que muchos títulos fueron controvertidos por la ayuda arbitral como en la década de los ochenta del siglo pasado contra los Pumas de la UNAM.

Pero no sólo el América se ha visto beneficiado de este formato de torneos cortos, tenemos los casos recientes del Tigres, del Monterrey, del Toluca, del Santos, y de los hermanos Pachuca y León, equipos que hoy son de los más fuertes económicamente hablando, dándose el lujo de traer jugadores de renombre de Sudamérica, muchos de ellos seleccionados en sus respectivos países, o estrellas en retiro que jugaron en el viejo continente como el Bam Bam Zamorano o el Piojo López.

Y en este sentido, lo importante es que los torneos cortos generan más flujo de dinero al haber dos campeones en un año, la publicidad generada, así como la venta de camisetas cuyos modelos se renuevan cada año, sin mencionar que sacan uniformes alternos o conmemorativos para enganchar más a los fieles seguidores. Pero esto no es exclusivo de la liga mexicana, teniendo su máxima expresión en la liga española llamada también como “liga de las estrellas” donde solo dominan el Real Madrid y el Barcelona, y ocasionalmente el Atlético de Madrid, cuyos fichajes multimillonarios son una grosería para los millones de pobres en el mundo, pero que con la venta de playeras con los números 7, 9 y 10, dependiendo de la nueva adquisición según sea el caso, recuperan unos cuantos millones de euros o dólares en unas cuantas horas.

Pero regresando al caso mexicano, observamos que lo deportivo pasa a un segundo término tratándose de la Selección Nacional, donde no importa que el fútbol mexicano no consiga tener un estilo propio de jugar al fútbol que lo singularice del resto de las selecciones del mundo, contratando los federativos a extranjeros para el puesto de director técnico. Para la Copa del Mundo de 2018 se apostó por un entrenador sudamericano que siempre produjo dudas en cuanto a su método de juego, y que durante su proceso la selección mayor de fútbol de México no consiguió ni una Copa de Oro, aunado a la humillación en la Copa América Centenario de 2016 donde se perdió 7 a 0 frente a Chile, su único “logro” fue haberle ganado apenas 1-0 a una caduca selección alemana y posiblemente la peor de los últimos años. Y ahora con el Tata Martino no se ve un concepto futbolístico claro. Por lo que consideramos que si se quiere trascender en un mundial, el primer paso es contar con un director técnico hecho en el futbol nacional, que conozca el medio y a los jugadores, y no solo por el renombre que tenga el entrenador por lo hecho en clubes extranjeros y selecciones de otros países.

Si bien es cierto, muchos campeones son cuestionados, el arbitraje juega un papel determinante para inclinar la balanza hacia un equipo u otro, y fue lo que se percibió durante el recorrido del Atlas durante la liguilla que culminó con la obtención de su anhelado segundo campeonato, siendo el partido contra Pumas el más claro ejemplo. Y expuesto lo anterior, hablar de futbol es hablar de negocios.


El 2021 fue el año “predestinado” para que dos equipos que llevaban décadas sin un título de liga rompieran con esa sequía que afligía a sus fieles, sufridos y masoquistas aficionados: Cruz Azul y Atlas.

Ya que si lo analizamos detenidamente, parece que todo fue parte de un guion preparado por aquellos personajes que controlan el balompié mexicano: los empresarios, socios y dueños de los equipos de fútbol que roban la estabilidad emocional de sus respectivos aficionados. Una vez que el Cruz Azul se coronó en el primer semestre del año futbolístico de 2021, era turno de que en el segundo semestre lo hiciera un equipo mucho más longevo en volverse monarca de la primera división de fútbol, el Atlas de Guadalajara, un equipo que tardó 70 años en conseguir su segunda estrella, ocasionando que muchos de sus aficionados que vieron ese Atlas campeón de la temporada 1950-1951 no lograron ver este segundo título.

De tal manera que el futbol tiene varias dimensiones: la deportiva, la social, la de espectáculo, y la económica o comercial, siendo esta última la que prevalece haciendo a un lado a las demás. Recordemos que la reconfiguración de los torneos largos de 1 año a cortos de menos de seis meses ha generado que muchos equipos se hagan de campeonatos al mayoreo, teniendo el claro ejemplo del América, un equipo que se jacta de ser el máximo ganador de títulos de liga con 13 en su haber de los cuales 5 han sido gracias a los torneos cortos, pero si hacemos un promedio de campeonatos de liga desde su fundación en 1916, nos arroja un resultado de 1 campeonato cada 8.07 años, una cifra bastante limitada para la antigüedad de dicho club, aunado a que muchos títulos fueron controvertidos por la ayuda arbitral como en la década de los ochenta del siglo pasado contra los Pumas de la UNAM.

Pero no sólo el América se ha visto beneficiado de este formato de torneos cortos, tenemos los casos recientes del Tigres, del Monterrey, del Toluca, del Santos, y de los hermanos Pachuca y León, equipos que hoy son de los más fuertes económicamente hablando, dándose el lujo de traer jugadores de renombre de Sudamérica, muchos de ellos seleccionados en sus respectivos países, o estrellas en retiro que jugaron en el viejo continente como el Bam Bam Zamorano o el Piojo López.

Y en este sentido, lo importante es que los torneos cortos generan más flujo de dinero al haber dos campeones en un año, la publicidad generada, así como la venta de camisetas cuyos modelos se renuevan cada año, sin mencionar que sacan uniformes alternos o conmemorativos para enganchar más a los fieles seguidores. Pero esto no es exclusivo de la liga mexicana, teniendo su máxima expresión en la liga española llamada también como “liga de las estrellas” donde solo dominan el Real Madrid y el Barcelona, y ocasionalmente el Atlético de Madrid, cuyos fichajes multimillonarios son una grosería para los millones de pobres en el mundo, pero que con la venta de playeras con los números 7, 9 y 10, dependiendo de la nueva adquisición según sea el caso, recuperan unos cuantos millones de euros o dólares en unas cuantas horas.

Pero regresando al caso mexicano, observamos que lo deportivo pasa a un segundo término tratándose de la Selección Nacional, donde no importa que el fútbol mexicano no consiga tener un estilo propio de jugar al fútbol que lo singularice del resto de las selecciones del mundo, contratando los federativos a extranjeros para el puesto de director técnico. Para la Copa del Mundo de 2018 se apostó por un entrenador sudamericano que siempre produjo dudas en cuanto a su método de juego, y que durante su proceso la selección mayor de fútbol de México no consiguió ni una Copa de Oro, aunado a la humillación en la Copa América Centenario de 2016 donde se perdió 7 a 0 frente a Chile, su único “logro” fue haberle ganado apenas 1-0 a una caduca selección alemana y posiblemente la peor de los últimos años. Y ahora con el Tata Martino no se ve un concepto futbolístico claro. Por lo que consideramos que si se quiere trascender en un mundial, el primer paso es contar con un director técnico hecho en el futbol nacional, que conozca el medio y a los jugadores, y no solo por el renombre que tenga el entrenador por lo hecho en clubes extranjeros y selecciones de otros países.

Si bien es cierto, muchos campeones son cuestionados, el arbitraje juega un papel determinante para inclinar la balanza hacia un equipo u otro, y fue lo que se percibió durante el recorrido del Atlas durante la liguilla que culminó con la obtención de su anhelado segundo campeonato, siendo el partido contra Pumas el más claro ejemplo. Y expuesto lo anterior, hablar de futbol es hablar de negocios.