/ martes 31 de agosto de 2021

'El jugo de moho' que hoy cura heridas

A veces se acusa a la Ciencia de ser poco accesible al gran público. Sin embargo, muchas de las grandes mentes pusieron en marcha ciertos experimentos que en su momento parecieron descabellados, pero que hoy son mayúsculos progresos en el campo de la medicina.

Es el caso del científico Alexander Fleming, quien descubrió que la penicilina tenía un gran efecto como antibiótico en las bacterias, a partir del hongo Penicillium notatum.

Pero ¿quién es Alexander?, ¿qué hay detrás del gran científico y Premio Nobel de Medicina?. Fleming nació el 6 de agosto de 1881 en Darvel, Escocia. Fue el tercero de cuatro hijos del segundo matrimonio de Hugh Fleming, cuya muerte lo alcanzó cuando Alexander tenía solo siete años.

Cuando cumplió 13 años se trasladó a Londres a vivir con su hermanastro que ejercía como médico. Tiempos después, influenciado por John, cursó sus estudios de medicina y se especializó en microbiología. Luego, empezó a trabajar en el laboratorio del hospital St. Mary.

Tras alistarse en el Regimiento de Voluntarios de la Fuerza de Londres, Fleming sirvió como médico militar durante la Primera Guerra Mundial, un suceso que le permitió observar la necesidad de encontrar nuevos antisépticos, al ver caer a muchos soldados heridos.

Al finalizar la guerra, Alexander retorna al hospital St. Mary para buscar un nuevo antiséptico que evitase la dura agonía provocada por las heridas.

Fleming y sus descubrimientos

Corría el año 1922 cuando Alexander descubrió la lisozima, una enzima presente en las lágrimas, secreciones nasales y la saliva, que actúa como una barrea frente a las infecciones. Este hallazgo fue fundamental porque demostraba la posibilidad de que existieran sustancias que, siendo inofensivas para las células del organismo, resultaban letales para las bacterias.

Empero en 1928 Alexander Fleming reveló por accidente la más grande invención en la historia de la medicina. De pronto, un buen día, el científico notó que sobre unos utensilios que había dejado por varios días, en un rincón de su laboratorio, estaba creciendo moho y que alrededor de ello se había formado un área libre de estafilococos, hecho que atrapó de inmediato su atención. Pues esa capa de moho contenía alguna sustancia que inhibía el crecimiento de la bacteria.

Después de algunos meses de llamarlo “jugo de moho”, el 7 de marzo de 1929 llamó a la sustancia: penicilina. Aunque habría que señalar que en 1940, Ernst Boris Chain y Howard Walter Florey la produjeron en estado puro.

Es por ello que en 1945 Fleming compartió el Premio Nobel de la Medicina junto con estos dos investigadores.

La penicilina, salvación de muchas vidas

El uso de la penicilina vino a revolucionar a la humanidad, pues en la Segunda Guerra Mundial, empezó a ser usada en atención de heridas. Y pese a que al inicio no fue suficiente el nivel de producción para satisfacer su creciente demanda, a partir de aquel instante cambió de manera radical el tratamiento de enfermedades infecciosas. La tuberculosis, neumonía o septicemia pudieron tratarse de una forma más eficiente. Además de que se abrieron campos nuevos a la cirugía, al reducirse de forma importante el riesgo de los pacientes.

Una anécdota interesante

Se cuenta que Alexander Fleming ingresó en el Chelsea Arts Club, un círculo privado de artistas, después de realizar “pinturas de gérmenes”, cuya obra consistía en pincelar el lienzo con bacterias pigmentadas, las cuales eran invisibles mientras pintaba pero surgían intensos colores una vez crecidas después de incubar la tela.

A veces se acusa a la Ciencia de ser poco accesible al gran público. Sin embargo, muchas de las grandes mentes pusieron en marcha ciertos experimentos que en su momento parecieron descabellados, pero que hoy son mayúsculos progresos en el campo de la medicina.

Es el caso del científico Alexander Fleming, quien descubrió que la penicilina tenía un gran efecto como antibiótico en las bacterias, a partir del hongo Penicillium notatum.

Pero ¿quién es Alexander?, ¿qué hay detrás del gran científico y Premio Nobel de Medicina?. Fleming nació el 6 de agosto de 1881 en Darvel, Escocia. Fue el tercero de cuatro hijos del segundo matrimonio de Hugh Fleming, cuya muerte lo alcanzó cuando Alexander tenía solo siete años.

Cuando cumplió 13 años se trasladó a Londres a vivir con su hermanastro que ejercía como médico. Tiempos después, influenciado por John, cursó sus estudios de medicina y se especializó en microbiología. Luego, empezó a trabajar en el laboratorio del hospital St. Mary.

Tras alistarse en el Regimiento de Voluntarios de la Fuerza de Londres, Fleming sirvió como médico militar durante la Primera Guerra Mundial, un suceso que le permitió observar la necesidad de encontrar nuevos antisépticos, al ver caer a muchos soldados heridos.

Al finalizar la guerra, Alexander retorna al hospital St. Mary para buscar un nuevo antiséptico que evitase la dura agonía provocada por las heridas.

Fleming y sus descubrimientos

Corría el año 1922 cuando Alexander descubrió la lisozima, una enzima presente en las lágrimas, secreciones nasales y la saliva, que actúa como una barrea frente a las infecciones. Este hallazgo fue fundamental porque demostraba la posibilidad de que existieran sustancias que, siendo inofensivas para las células del organismo, resultaban letales para las bacterias.

Empero en 1928 Alexander Fleming reveló por accidente la más grande invención en la historia de la medicina. De pronto, un buen día, el científico notó que sobre unos utensilios que había dejado por varios días, en un rincón de su laboratorio, estaba creciendo moho y que alrededor de ello se había formado un área libre de estafilococos, hecho que atrapó de inmediato su atención. Pues esa capa de moho contenía alguna sustancia que inhibía el crecimiento de la bacteria.

Después de algunos meses de llamarlo “jugo de moho”, el 7 de marzo de 1929 llamó a la sustancia: penicilina. Aunque habría que señalar que en 1940, Ernst Boris Chain y Howard Walter Florey la produjeron en estado puro.

Es por ello que en 1945 Fleming compartió el Premio Nobel de la Medicina junto con estos dos investigadores.

La penicilina, salvación de muchas vidas

El uso de la penicilina vino a revolucionar a la humanidad, pues en la Segunda Guerra Mundial, empezó a ser usada en atención de heridas. Y pese a que al inicio no fue suficiente el nivel de producción para satisfacer su creciente demanda, a partir de aquel instante cambió de manera radical el tratamiento de enfermedades infecciosas. La tuberculosis, neumonía o septicemia pudieron tratarse de una forma más eficiente. Además de que se abrieron campos nuevos a la cirugía, al reducirse de forma importante el riesgo de los pacientes.

Una anécdota interesante

Se cuenta que Alexander Fleming ingresó en el Chelsea Arts Club, un círculo privado de artistas, después de realizar “pinturas de gérmenes”, cuya obra consistía en pincelar el lienzo con bacterias pigmentadas, las cuales eran invisibles mientras pintaba pero surgían intensos colores una vez crecidas después de incubar la tela.