/ jueves 26 de mayo de 2022

¿El mundo es estático o cambia? La gran controversia entre Heráclito y Parménides

Como siempre haciendo gala de gustosa hermética y rigurosa analítica, a la que esta fiel escritora en cada oportunidad que puede, trae nuevos líos en los cuales entretenernos, y sobre todo nos alejen un poco del aburrido bullicio político y exasperante ambiente económico que impera en mi querido México.

Hoy para compartir con ustedes amables lectores, desataré con letras y palabras, los nudos y diferencias axiológicas que dos grandes pensadores filósofos expusieron para apercibir a lo que es ser y no ser, Parménides y Heráclito.

Antes de definir lo que cada sabio aportó al raciocinio y a la lógica. Debemos considerar que ambos pertenecen al periodo de la filosofía presocrática, intelectuales que se centraban en construir ideas principalmente en la búsqueda del principio y fin de todo, examinando para ello a la propia naturaleza.

Y si hay un factor que debemos mencionar, es que los dos marcaron un importante giro a esa época. Solo que aquí demostraremos la existencia de una gran cantidad de diferencias más que semejanzas, en sus ideas respecto a la metafísica, debido a los papeles antagónicos que tomaron.

Comencemos por hablar acerca de Parménides. Filósofo griego que escribió una sola obra que consta de un poema en verso y cuya composición está dividida en dos partes: la vía de la verdad y la vía de las opiniones.

El gran Parménides de Elea, en el primer compilado, la vía de la verdad, se ocupó de “lo que es” y expone varios argumentos que demuestran sus atributos, destacando su apreciación hacia un alejamiento de la corrupción, y anteponiendo al “ser” como inengendrado, indestructible, inmóvil y perfecto. Con lo que niega la existencia de la nada.

Lo concerniente a la vía de las opiniones solo se centró en la constitución y ubicación de los astros, fenómenos meteorológicos y geográficos. El origen del hombre, edificando una doctrina cosmológica completa.

El oscuro de Éfeso

Heráclito nativo de Éfeso, ciudad de Jonia en Grecia. Es considerado uno de los fundadores de la dialéctica, y en parte de la metafísica y la moral.

Este filósofo enseñaba que “el mundo forma una unidad por sí mismo y no ha sido creado por ningún Dios, ni por ningún hombre, sino que ha sido, es y será un fuego vivo que se enciende y se apaga con arreglos a las leyes”.

El fuego, según Heráclito, es la primera materia y la primera fuerza. El fuego se convierte en agua y en tierra. Explicaba que el fuego se apaga, se muere y es cuando se convierte en agua y en tierra. A este proceso de extinción del fuego, el pensador, lo describió como “el camino hacia abajo”.

Así pues, a Heráclito también se le conoce como “el oscuro de Éfeso” o “el adivinador” por lo paradójica de su filosofía.

La obra de Heráclito es aforística, es decir, es una sentencia que expresa una idea concisa, coherente y en apariencia definitiva.

En su obra “Sobre la naturaleza”, el filósofo griego creía que lo que pasaba en el mundo, citado por él, como el devenir, está regido al “logos” es decir, palabra, razón o discurso.

Ahora bien, la principal diferencia en las premisas metafísicas, entre Heráclito y Parménides, es que para el nacido en Éfeso, el principio y fin de todo está fundamentado en el fuego. Mientras que Parménides deja de buscarlo en un elemento de la naturaleza.

Otras diferencias marcadas entre ambos pensadores

Pero cómo concebía al mundo, Heráclito. Pues bien. Lo concebía como un devenir perpetuo. El mundo es cambiante y no estático.

En cuanto a la verdad, disponía que como consecuencia del devenir, el camino a la verdad no es uno solo, cambia a todo momento.

Y qué hay sobre su postura frente al ser. Heráclito veía al “ser”, entendido como la esencia de las cosas, puede a la vez, ser y no ser, ya que todo es cambiante.

Es de gran preocupación para Heráclito, encontrar el por qué de los cambios. La ley natural que los gobierna y los dirige.

¿Y Parménides?... vislumbraba que en el mundo no existe el llamado devenir. El mundo es estático; que el camino a la verdad es uno solo, y al igual que Heráclito, infería al ser como la esencia de las cosas, pero sin ese carácter cambiante. La existencia del ser y no ser, se manifiesta solo en el “vulgo” es decir, en el pueblo.

Aunque definía que el camino a la verdad solo se manifestaba al ser. La filosofía de Parménides es firme en cuanto a la concepción del ser. El ser, único y verdadero, solo es, no cambia ni deviene.

Lo cierto es que la semejanza más sorpresiva entre ambos estudiosos es que para el pueblo, la divulgación de sus conocimientos era incomprensible, eso que despreciaban al invocar y resaltar como “el vulgo”, sociedad griega presocrática que era incapaz de entender sus hipótesis.

Pese a que los dos sabios contribuyeron en la reflexión y construcción lógica del pensamiento humano. Debo valorar que las ideas de Parménides son más inteligibles, porque nos introduce a un principio de identidad, el cual hasta nuestros días, se sigue estudiando.

Como siempre haciendo gala de gustosa hermética y rigurosa analítica, a la que esta fiel escritora en cada oportunidad que puede, trae nuevos líos en los cuales entretenernos, y sobre todo nos alejen un poco del aburrido bullicio político y exasperante ambiente económico que impera en mi querido México.

Hoy para compartir con ustedes amables lectores, desataré con letras y palabras, los nudos y diferencias axiológicas que dos grandes pensadores filósofos expusieron para apercibir a lo que es ser y no ser, Parménides y Heráclito.

Antes de definir lo que cada sabio aportó al raciocinio y a la lógica. Debemos considerar que ambos pertenecen al periodo de la filosofía presocrática, intelectuales que se centraban en construir ideas principalmente en la búsqueda del principio y fin de todo, examinando para ello a la propia naturaleza.

Y si hay un factor que debemos mencionar, es que los dos marcaron un importante giro a esa época. Solo que aquí demostraremos la existencia de una gran cantidad de diferencias más que semejanzas, en sus ideas respecto a la metafísica, debido a los papeles antagónicos que tomaron.

Comencemos por hablar acerca de Parménides. Filósofo griego que escribió una sola obra que consta de un poema en verso y cuya composición está dividida en dos partes: la vía de la verdad y la vía de las opiniones.

El gran Parménides de Elea, en el primer compilado, la vía de la verdad, se ocupó de “lo que es” y expone varios argumentos que demuestran sus atributos, destacando su apreciación hacia un alejamiento de la corrupción, y anteponiendo al “ser” como inengendrado, indestructible, inmóvil y perfecto. Con lo que niega la existencia de la nada.

Lo concerniente a la vía de las opiniones solo se centró en la constitución y ubicación de los astros, fenómenos meteorológicos y geográficos. El origen del hombre, edificando una doctrina cosmológica completa.

El oscuro de Éfeso

Heráclito nativo de Éfeso, ciudad de Jonia en Grecia. Es considerado uno de los fundadores de la dialéctica, y en parte de la metafísica y la moral.

Este filósofo enseñaba que “el mundo forma una unidad por sí mismo y no ha sido creado por ningún Dios, ni por ningún hombre, sino que ha sido, es y será un fuego vivo que se enciende y se apaga con arreglos a las leyes”.

El fuego, según Heráclito, es la primera materia y la primera fuerza. El fuego se convierte en agua y en tierra. Explicaba que el fuego se apaga, se muere y es cuando se convierte en agua y en tierra. A este proceso de extinción del fuego, el pensador, lo describió como “el camino hacia abajo”.

Así pues, a Heráclito también se le conoce como “el oscuro de Éfeso” o “el adivinador” por lo paradójica de su filosofía.

La obra de Heráclito es aforística, es decir, es una sentencia que expresa una idea concisa, coherente y en apariencia definitiva.

En su obra “Sobre la naturaleza”, el filósofo griego creía que lo que pasaba en el mundo, citado por él, como el devenir, está regido al “logos” es decir, palabra, razón o discurso.

Ahora bien, la principal diferencia en las premisas metafísicas, entre Heráclito y Parménides, es que para el nacido en Éfeso, el principio y fin de todo está fundamentado en el fuego. Mientras que Parménides deja de buscarlo en un elemento de la naturaleza.

Otras diferencias marcadas entre ambos pensadores

Pero cómo concebía al mundo, Heráclito. Pues bien. Lo concebía como un devenir perpetuo. El mundo es cambiante y no estático.

En cuanto a la verdad, disponía que como consecuencia del devenir, el camino a la verdad no es uno solo, cambia a todo momento.

Y qué hay sobre su postura frente al ser. Heráclito veía al “ser”, entendido como la esencia de las cosas, puede a la vez, ser y no ser, ya que todo es cambiante.

Es de gran preocupación para Heráclito, encontrar el por qué de los cambios. La ley natural que los gobierna y los dirige.

¿Y Parménides?... vislumbraba que en el mundo no existe el llamado devenir. El mundo es estático; que el camino a la verdad es uno solo, y al igual que Heráclito, infería al ser como la esencia de las cosas, pero sin ese carácter cambiante. La existencia del ser y no ser, se manifiesta solo en el “vulgo” es decir, en el pueblo.

Aunque definía que el camino a la verdad solo se manifestaba al ser. La filosofía de Parménides es firme en cuanto a la concepción del ser. El ser, único y verdadero, solo es, no cambia ni deviene.

Lo cierto es que la semejanza más sorpresiva entre ambos estudiosos es que para el pueblo, la divulgación de sus conocimientos era incomprensible, eso que despreciaban al invocar y resaltar como “el vulgo”, sociedad griega presocrática que era incapaz de entender sus hipótesis.

Pese a que los dos sabios contribuyeron en la reflexión y construcción lógica del pensamiento humano. Debo valorar que las ideas de Parménides son más inteligibles, porque nos introduce a un principio de identidad, el cual hasta nuestros días, se sigue estudiando.