/ jueves 30 de julio de 2020

El PIB morelense

La caída superior al 17 por ciento en el Producto Interno Bruto nacional atribuible al impacto del Covid-19 no es sólo culpa de la pandemia. Es cierto que el virus ha provocado una situación de emergencia económica en todo el mundo, pero “al perro más flaco se le cargan las pulgas, y México es un perro famélico desde mucho antes de la llegada del Covid.

La colección de políticas y decisiones públicas de la administración de Andrés Manuel López Obrador provocaron la caída de casi 1 por ciento en el PIB nacional, el peor desempeño de la economía nacional en una década. Bajo la misma presión de desconfianza empresarial y decisiones nada ortodoxas en materia económica, el primer trimestre del 2020, que apenas tuvo unas semanas de pandemia, el indicador cayó 2.2 por ciento respecto del mismo trimestre del año anterior. La nueva caída es superior al 17 por ciento en el período mayo-junio, que reporta una tasa acumulada de -18.6 por ciento, que ya refleja los efectos de tres meses completos de pandemia, confinamiento voluntario y suspensión obligada de la mayor parte de las actividades económicas. Las cifras espantan y reflejan, errores gravísimos en la política económica y de fomento a la actividad productiva en el país.

La contracción general de la economía mexicana es preocupante especialmente en Morelos, cuya economía durante el 2019 sufrió más que la nacional, sólo en el 2019, el PIB estatal tuvo una caída de alrededor del 5.5 por ciento (más de cuatro veces la experimentada en el plano nacional); y en el primer trimestre del 2020, el indicador volvió a tropezar un 3.5 por ciento, otra vez más que en el plano nacional. En efecto, la dependencia de la economía morelense de otros estados y la parálisis casi general en términos de inversiones nuevas para el estado, sumados a una colección de fallas gubernamentales que han provocado la contracción de la actividad productiva en muchos sectores (entre otras cosas por las deudas con proveedores y la falta de proyectos claros y eficientes para estimular el desarrollo productivo), generan una mezcla que nos deja mucho más expuestos a los flujos de la economía nacional que otras entidades. Aún no contamos con el reporte de la caída en el PIB estatal para el segundo trimestre de 2020, pero es de esperarse que sobrepase el 18 por ciento.

Los datos, junto con el movimiento en la Secretaría de Hacienda local, la insuficiencia de la operación gubernamental ante el tamaño de la crisis y la extraordinaria indolencia que permite a los políticos locales dedicarse a pelear y hacer campaña mientras la gente padece los efectos de la peor crisis económica en lo que va del siglo, ofrecen a los empresarios un escaso margen de maniobra si esperan sólo a lo que los gobiernos estatal y municipales puedan hacer por ellos. A estas alturas, lo único que podría pedirse a los gobiernos en Morelos es lo que funciona en las etapas de crisis económica: no estorbar los esfuerzos ciudadanos para sobreponerse a la crisis que, provocada mayormente por la pandemia, es más profunda por sus erratas en políticas económicas, laborales, y sociales.


@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx

La caída superior al 17 por ciento en el Producto Interno Bruto nacional atribuible al impacto del Covid-19 no es sólo culpa de la pandemia. Es cierto que el virus ha provocado una situación de emergencia económica en todo el mundo, pero “al perro más flaco se le cargan las pulgas, y México es un perro famélico desde mucho antes de la llegada del Covid.

La colección de políticas y decisiones públicas de la administración de Andrés Manuel López Obrador provocaron la caída de casi 1 por ciento en el PIB nacional, el peor desempeño de la economía nacional en una década. Bajo la misma presión de desconfianza empresarial y decisiones nada ortodoxas en materia económica, el primer trimestre del 2020, que apenas tuvo unas semanas de pandemia, el indicador cayó 2.2 por ciento respecto del mismo trimestre del año anterior. La nueva caída es superior al 17 por ciento en el período mayo-junio, que reporta una tasa acumulada de -18.6 por ciento, que ya refleja los efectos de tres meses completos de pandemia, confinamiento voluntario y suspensión obligada de la mayor parte de las actividades económicas. Las cifras espantan y reflejan, errores gravísimos en la política económica y de fomento a la actividad productiva en el país.

La contracción general de la economía mexicana es preocupante especialmente en Morelos, cuya economía durante el 2019 sufrió más que la nacional, sólo en el 2019, el PIB estatal tuvo una caída de alrededor del 5.5 por ciento (más de cuatro veces la experimentada en el plano nacional); y en el primer trimestre del 2020, el indicador volvió a tropezar un 3.5 por ciento, otra vez más que en el plano nacional. En efecto, la dependencia de la economía morelense de otros estados y la parálisis casi general en términos de inversiones nuevas para el estado, sumados a una colección de fallas gubernamentales que han provocado la contracción de la actividad productiva en muchos sectores (entre otras cosas por las deudas con proveedores y la falta de proyectos claros y eficientes para estimular el desarrollo productivo), generan una mezcla que nos deja mucho más expuestos a los flujos de la economía nacional que otras entidades. Aún no contamos con el reporte de la caída en el PIB estatal para el segundo trimestre de 2020, pero es de esperarse que sobrepase el 18 por ciento.

Los datos, junto con el movimiento en la Secretaría de Hacienda local, la insuficiencia de la operación gubernamental ante el tamaño de la crisis y la extraordinaria indolencia que permite a los políticos locales dedicarse a pelear y hacer campaña mientras la gente padece los efectos de la peor crisis económica en lo que va del siglo, ofrecen a los empresarios un escaso margen de maniobra si esperan sólo a lo que los gobiernos estatal y municipales puedan hacer por ellos. A estas alturas, lo único que podría pedirse a los gobiernos en Morelos es lo que funciona en las etapas de crisis económica: no estorbar los esfuerzos ciudadanos para sobreponerse a la crisis que, provocada mayormente por la pandemia, es más profunda por sus erratas en políticas económicas, laborales, y sociales.


@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx