/ jueves 20 de junio de 2019

El PND no reducirá la pobreza

(Segunda Parte)

Dentro de una semana la Cámara de Diputados discutirá y desafortunadamente aprobará el PND 2019-2024 en un continuo de irregularidades surgidas desde su presentación, lo cual marcará nuevamente el estilo de hacer política en la 4T.

Para la Secretará de Hacienda y siguiendo lo que dicta la Ley de Planeación, lo que deberá realizar la Cámara es “verificar” que el plan incluye los fines contenidos en la Constitución. En este sentido, tengo pocas esperanzas que el Pleno logre devolver el PND a Presidencia y enviarlo con todas las observaciones acumuladas durante su discusión.

Mi pesimismo también deriva de lo realizado por la Comisión de Desarrollo Social de dicha Cámara, ya que hace unos días envió opinión favorable a la comisión dictaminadora del PND; muy a pesar que distintos especialistas y académicos señalaron las inconsistencias del documento. Para Julio Bolvinik, lo ocurrido en la Cámara de Diputados sería una farsa si se aprueba el plan sin cambios. Entonces, añadiría que la 4T volvió a fallar en la forma de construir consensos político-sociales en lo inmediato, en lo que ve la gente.

Suponiendo lo inevitable, no queda más que decir que los diputados no asumieron su responsabilidad histórica para discutir a fondo el PND. No les interesó participar en la construcción de políticas públicas desde el legislativo con seriedad, ni siquiera a pesar de que AMLO use como slogan “primero los pobres”. En el foro, los diputados no aceptaron que el PND enviado era un texto retorico e inconsistente para alcanzar los fines del proyecto nacional contenidos en la Constitución. La respuesta a estas críticas seguramente se verá mostrando el músculo desde su curul.

Retomando nuestra publicación de semanas atrás, adelantaba que este tipo de Plan será fácil cumplir en lo formal, aunque sus resultados no sean los que correspondan con la realidad deseada ni con el propósito de reducir la pobreza de forma generalizada. Y como lo mencioné la semana pasada, esto ocurre porque nos encontramos en un debate dominado por el enfoque instrumentalista que de ninguna manera logrará resolver los problemas estructurales de la pobreza y la desigualdad.

Por ejemplo, en el anexo se establecieron como indicadores prioritarios el sacar de la pobreza a 20 millones de personas y a 5 millones de la pobreza extrema; pero en los objetivos programáticos no se logra identificar una estrategia clara para conseguirlo, sino una sumatoria de actividades inconexas. Es decir, promover el acceso a los servicios de salud, educación, agua y saneamiento, servicios básicos de la vivienda y a un trabajo digno, en principio no está mal, pero además de que no cambia nada a lo dicho por los anteriores gobiernos, lo fundamental es que este gobierno “no neoliberal” omitió establecer diagnósticos, criterios y estrategias efectivas para alcanzar las metas.

No hay un enfoque de interseccionalidad en la aplicación de metas, objetivos y estrategias; tampoco se identifica de manera clara la forma como se origina el problema de la pobreza en las distintas considerando las multirealidades del país. La vivienda social está ausente, así como el tema de jornaleros, jefas de familia o la seguridad social; entre otros.

Llama la atención que en el apartado de Bienestar del Plan no se haga ningún tipo de mención a las decisiones de política tomadas con relación a los “programas prioritarios” (pensiones, sembrando vidas y jóvenes construyendo el futuro) o la forma como se sustituirá la cancelación de otros (estancias infantiles, Prospera, Seguro Popular, Comedores, etc.).

Tal parece que la política social de la 4T busca reducir la pobreza con transferencias dirigidas a una población específica y “sin intermediarios”. Sin embargo, está demostrado que lo que surge en este tipo de políticas es la “paradoja de la redistribución” (la cual explicaré en la siguiente oportunidad), la cual implica impulsar políticas fallidas.

Twitter / Facebook: @CzarArenas

(Segunda Parte)

Dentro de una semana la Cámara de Diputados discutirá y desafortunadamente aprobará el PND 2019-2024 en un continuo de irregularidades surgidas desde su presentación, lo cual marcará nuevamente el estilo de hacer política en la 4T.

Para la Secretará de Hacienda y siguiendo lo que dicta la Ley de Planeación, lo que deberá realizar la Cámara es “verificar” que el plan incluye los fines contenidos en la Constitución. En este sentido, tengo pocas esperanzas que el Pleno logre devolver el PND a Presidencia y enviarlo con todas las observaciones acumuladas durante su discusión.

Mi pesimismo también deriva de lo realizado por la Comisión de Desarrollo Social de dicha Cámara, ya que hace unos días envió opinión favorable a la comisión dictaminadora del PND; muy a pesar que distintos especialistas y académicos señalaron las inconsistencias del documento. Para Julio Bolvinik, lo ocurrido en la Cámara de Diputados sería una farsa si se aprueba el plan sin cambios. Entonces, añadiría que la 4T volvió a fallar en la forma de construir consensos político-sociales en lo inmediato, en lo que ve la gente.

Suponiendo lo inevitable, no queda más que decir que los diputados no asumieron su responsabilidad histórica para discutir a fondo el PND. No les interesó participar en la construcción de políticas públicas desde el legislativo con seriedad, ni siquiera a pesar de que AMLO use como slogan “primero los pobres”. En el foro, los diputados no aceptaron que el PND enviado era un texto retorico e inconsistente para alcanzar los fines del proyecto nacional contenidos en la Constitución. La respuesta a estas críticas seguramente se verá mostrando el músculo desde su curul.

Retomando nuestra publicación de semanas atrás, adelantaba que este tipo de Plan será fácil cumplir en lo formal, aunque sus resultados no sean los que correspondan con la realidad deseada ni con el propósito de reducir la pobreza de forma generalizada. Y como lo mencioné la semana pasada, esto ocurre porque nos encontramos en un debate dominado por el enfoque instrumentalista que de ninguna manera logrará resolver los problemas estructurales de la pobreza y la desigualdad.

Por ejemplo, en el anexo se establecieron como indicadores prioritarios el sacar de la pobreza a 20 millones de personas y a 5 millones de la pobreza extrema; pero en los objetivos programáticos no se logra identificar una estrategia clara para conseguirlo, sino una sumatoria de actividades inconexas. Es decir, promover el acceso a los servicios de salud, educación, agua y saneamiento, servicios básicos de la vivienda y a un trabajo digno, en principio no está mal, pero además de que no cambia nada a lo dicho por los anteriores gobiernos, lo fundamental es que este gobierno “no neoliberal” omitió establecer diagnósticos, criterios y estrategias efectivas para alcanzar las metas.

No hay un enfoque de interseccionalidad en la aplicación de metas, objetivos y estrategias; tampoco se identifica de manera clara la forma como se origina el problema de la pobreza en las distintas considerando las multirealidades del país. La vivienda social está ausente, así como el tema de jornaleros, jefas de familia o la seguridad social; entre otros.

Llama la atención que en el apartado de Bienestar del Plan no se haga ningún tipo de mención a las decisiones de política tomadas con relación a los “programas prioritarios” (pensiones, sembrando vidas y jóvenes construyendo el futuro) o la forma como se sustituirá la cancelación de otros (estancias infantiles, Prospera, Seguro Popular, Comedores, etc.).

Tal parece que la política social de la 4T busca reducir la pobreza con transferencias dirigidas a una población específica y “sin intermediarios”. Sin embargo, está demostrado que lo que surge en este tipo de políticas es la “paradoja de la redistribución” (la cual explicaré en la siguiente oportunidad), la cual implica impulsar políticas fallidas.

Twitter / Facebook: @CzarArenas

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