/ lunes 28 de septiembre de 2020

El punto de desencuentro

En México los grupos de manifestantes no solo se clasifican por ideologías u objetivos, también por estatus socioeconómico, el ascenso al poder de la llamada 4T significó entre otras cosas una especie de revancha social en un país dividido, ya sea por las fricciones entre grupos políticos antagónicos o simple y llanamente por la brecha de desigualdad sembrada y cultivada con el resentimiento necesario a través de décadas de olvido e inequidad, lo anterior no solamente logró una victoria abrumadora de López Obrador y sus longevas aspiraciones, también ha servido para gestar el surgimiento de grupos opositores como el de FRENAAA .

Este grupo opositor es un fenómeno que ha sido merecedor de detallados análisis y tiene 3 características que lo hacen sui generis en el basto abanico de la protesta social en nuestro país, su primer rasgo distintivo se traduce en contingentes de números notablemente reducidos, un manifestante por auto y uno o ninguno por cada tienda de campaña, con evidencias gráficas de acarreo de “voluntarios” para llenar las tiendas colocadas primero en la Avenida Juárez y después en la plancha del Zócalo frente a Palacio Nacional, como segundo distintivo tenemos una petición única, no hay lugar para diálogos, la exigencia es la renuncia del Presidente, sin más trámite, para ellos no hace falta, ni siquiera consideran posible una espera hasta 2022 con la tan llevada y traída revocación de mandato presidencial, no les representa una opción, López Obrador debe renunciar ya, antes de que el comunismo se instale en nuestro país y para solicitarlo de forma ininterrumpida, montaron un campamento en algo que se ha tornado una mini colonia, en donde cuentan incluso con una “capilla” hasta donde el ministro religioso Carlos Manero llegó en ropa deportiva el pasado sábado para oficiar una misa, sin importar las indicaciones de la arquidiócesis en cuanto celebraciones fuera de los espacios consagrados o incluso tirando por la borda el artículo 130 Constitucional al orar específicamente por la dimisión presidencial, declarándose parte del movimiento con permiso de la iglesia para llevar su fe al sitio que también cuenta, dicho sea de paso, con carpa de servicio médico, demostrando que hasta entre manifestantes hay razas y que la tercera característica del movimiento es el poder económico, con una base ideológica llena de contradicciones y tachando de dictador a López Obrador uno de sus líderes, Juan Bosco Abascal dice amar, admirar y venerar al dictador y golpista español Francisco Franco, lo que nos da una idea de los alcances que el radicalismo puede alcanzar en la incipiente organización.

El pasado fin de semana se esperaban grupos más numerosos de Frenaaa, pero el arribo sorpresivo fue de simpatizantes del ejecutivo, que rodearon el campamento opositor gritando consignas a favor de AMLO, en este punto, se debe reconocer la labor de los elementos de Seguridad Pública de la CDMX ya que levantaron un cerco evitando que las cosas fueran más allá de ataques verbales cosa que empaña y desvirtúa una manifestación sin importar a favor de quién sea.

Hasta ese lugar de convergencia y efervescencia política llegó el contingente de Ayotzinapa, este sí bastante nutrido, coincidiendo con una marcha de grupos feministas, situación que provocó un episodio que se volvió tendencia en redes, el enfrentamiento verbal entre un manifestante de Ayotzinapa y una mujer encapuchada del movimiento feminista, los ánimos se calentaron cuando el primero se indignó y reclamó a la mujer el haber “grafiteado” un muro de Palacio Nacional, situación captada en video por un grupo de periodistas, “así no es la lucha” fue el grito que retumbó por parte de un hombre que mencionó haber perdido a un hijo.

Los 4 movimientos que llegaron a la plancha del Zócalo representan sin duda asuntos que llaman la atención de la opinión pública, el Presidente debe ser cuidadoso para no confiarse en su probado capital político, desestimando las muestras de repudio por muy aisladas que estas sean, debe procurar a las peticiones de la gente de Ayotzinapa y a los movimientos feministas un desenlace justo y satisfactorio, el pasado fin de semana, todas las miradas estuvieron puestas en el Zócalo capitalino, que significó en esta ocasión el punto de desencuentro en donde México se halla ubicado actualmente, las soluciones no serán las mismas pero deben caminar paralelamente.

En México los grupos de manifestantes no solo se clasifican por ideologías u objetivos, también por estatus socioeconómico, el ascenso al poder de la llamada 4T significó entre otras cosas una especie de revancha social en un país dividido, ya sea por las fricciones entre grupos políticos antagónicos o simple y llanamente por la brecha de desigualdad sembrada y cultivada con el resentimiento necesario a través de décadas de olvido e inequidad, lo anterior no solamente logró una victoria abrumadora de López Obrador y sus longevas aspiraciones, también ha servido para gestar el surgimiento de grupos opositores como el de FRENAAA .

Este grupo opositor es un fenómeno que ha sido merecedor de detallados análisis y tiene 3 características que lo hacen sui generis en el basto abanico de la protesta social en nuestro país, su primer rasgo distintivo se traduce en contingentes de números notablemente reducidos, un manifestante por auto y uno o ninguno por cada tienda de campaña, con evidencias gráficas de acarreo de “voluntarios” para llenar las tiendas colocadas primero en la Avenida Juárez y después en la plancha del Zócalo frente a Palacio Nacional, como segundo distintivo tenemos una petición única, no hay lugar para diálogos, la exigencia es la renuncia del Presidente, sin más trámite, para ellos no hace falta, ni siquiera consideran posible una espera hasta 2022 con la tan llevada y traída revocación de mandato presidencial, no les representa una opción, López Obrador debe renunciar ya, antes de que el comunismo se instale en nuestro país y para solicitarlo de forma ininterrumpida, montaron un campamento en algo que se ha tornado una mini colonia, en donde cuentan incluso con una “capilla” hasta donde el ministro religioso Carlos Manero llegó en ropa deportiva el pasado sábado para oficiar una misa, sin importar las indicaciones de la arquidiócesis en cuanto celebraciones fuera de los espacios consagrados o incluso tirando por la borda el artículo 130 Constitucional al orar específicamente por la dimisión presidencial, declarándose parte del movimiento con permiso de la iglesia para llevar su fe al sitio que también cuenta, dicho sea de paso, con carpa de servicio médico, demostrando que hasta entre manifestantes hay razas y que la tercera característica del movimiento es el poder económico, con una base ideológica llena de contradicciones y tachando de dictador a López Obrador uno de sus líderes, Juan Bosco Abascal dice amar, admirar y venerar al dictador y golpista español Francisco Franco, lo que nos da una idea de los alcances que el radicalismo puede alcanzar en la incipiente organización.

El pasado fin de semana se esperaban grupos más numerosos de Frenaaa, pero el arribo sorpresivo fue de simpatizantes del ejecutivo, que rodearon el campamento opositor gritando consignas a favor de AMLO, en este punto, se debe reconocer la labor de los elementos de Seguridad Pública de la CDMX ya que levantaron un cerco evitando que las cosas fueran más allá de ataques verbales cosa que empaña y desvirtúa una manifestación sin importar a favor de quién sea.

Hasta ese lugar de convergencia y efervescencia política llegó el contingente de Ayotzinapa, este sí bastante nutrido, coincidiendo con una marcha de grupos feministas, situación que provocó un episodio que se volvió tendencia en redes, el enfrentamiento verbal entre un manifestante de Ayotzinapa y una mujer encapuchada del movimiento feminista, los ánimos se calentaron cuando el primero se indignó y reclamó a la mujer el haber “grafiteado” un muro de Palacio Nacional, situación captada en video por un grupo de periodistas, “así no es la lucha” fue el grito que retumbó por parte de un hombre que mencionó haber perdido a un hijo.

Los 4 movimientos que llegaron a la plancha del Zócalo representan sin duda asuntos que llaman la atención de la opinión pública, el Presidente debe ser cuidadoso para no confiarse en su probado capital político, desestimando las muestras de repudio por muy aisladas que estas sean, debe procurar a las peticiones de la gente de Ayotzinapa y a los movimientos feministas un desenlace justo y satisfactorio, el pasado fin de semana, todas las miradas estuvieron puestas en el Zócalo capitalino, que significó en esta ocasión el punto de desencuentro en donde México se halla ubicado actualmente, las soluciones no serán las mismas pero deben caminar paralelamente.