/ jueves 19 de abril de 2018

El reto de la corrupción

El fenómeno de la corrupción es sin duda uno de los grandes retos de las sociedades modernas. Generalmente lo asociamos con la función de gobierno pero en realidad se ha convertido en un lastre para la evolución de la sociedad.


En México las experiencias recientes que han escandalizado a propios y extraños tienen raíces diversas que hablan de una compleja radiografía de lo que sin duda se ha incrustado como un cáncer que tiene graves consecuencias, reflejadas en diversos indicadores económicos, políticos y sociales.


El alto costo económico del fenómeno del cáncer de la corrupción, según diversas mediciones se expresa inclusive en un porcentaje significativo del producto nacional y es de alta preocupación, ya que afecta en alto grado el ejercicio de los recursos públicos de la nación.


Pero el problema no es exclusivo de un comportamiento que solo se vive en el ámbito del poder público. Lamentablemente tenemos que aceptar que conductas catalogadas como parte del fenómeno atañen a instituciones y personas, tanto públicas como privadas independientemente de su nivel de responsabilidad y de su sector de desempeño.


El reto que como sociedad nos representa el combatir este cáncer de la sociedad demanda un esfuerzo monumental, cuyos pilares se fundamentan en el fortalecimiento de la educación, en el inculcar o rescatar los valores que otrora le dieron una identidad y fortaleza al núcleo familiar, de manera tal que la cultura de la integridad de la conducta personal, se asuma desde la niñez y se convierta en una praxis cotidiana.


En la actual coyuntura política- electoral, el tema de la corrupción forma parte de la agenda de debate y se habla inclusive de convertirlo en un referente para los programas gubernamentales que habrán de diseñarse a partir del discurso y compromiso para erradicar al menos del ejercicio gubernamental.


Debemos insistir en que, además de los ejercicios legislativos para crear instancias de gobierno que combatan el fenómeno desde el punto de la administración pública, se debe impulsar una corriente de participación de la sociedad que motive a asumir el compromiso personal para que en las escuelas, en los centros de trabajo, centro de recreo, y en general en todos los ámbitos de la vida privada se fomente los valores que propugnen una conducta basada en la ética y la moral en favor de la comunidad, como vía para alcanzar el bienestar personal.


Twitter: @CaballeroSolano

Facebook: Victor Caballero

El fenómeno de la corrupción es sin duda uno de los grandes retos de las sociedades modernas. Generalmente lo asociamos con la función de gobierno pero en realidad se ha convertido en un lastre para la evolución de la sociedad.


En México las experiencias recientes que han escandalizado a propios y extraños tienen raíces diversas que hablan de una compleja radiografía de lo que sin duda se ha incrustado como un cáncer que tiene graves consecuencias, reflejadas en diversos indicadores económicos, políticos y sociales.


El alto costo económico del fenómeno del cáncer de la corrupción, según diversas mediciones se expresa inclusive en un porcentaje significativo del producto nacional y es de alta preocupación, ya que afecta en alto grado el ejercicio de los recursos públicos de la nación.


Pero el problema no es exclusivo de un comportamiento que solo se vive en el ámbito del poder público. Lamentablemente tenemos que aceptar que conductas catalogadas como parte del fenómeno atañen a instituciones y personas, tanto públicas como privadas independientemente de su nivel de responsabilidad y de su sector de desempeño.


El reto que como sociedad nos representa el combatir este cáncer de la sociedad demanda un esfuerzo monumental, cuyos pilares se fundamentan en el fortalecimiento de la educación, en el inculcar o rescatar los valores que otrora le dieron una identidad y fortaleza al núcleo familiar, de manera tal que la cultura de la integridad de la conducta personal, se asuma desde la niñez y se convierta en una praxis cotidiana.


En la actual coyuntura política- electoral, el tema de la corrupción forma parte de la agenda de debate y se habla inclusive de convertirlo en un referente para los programas gubernamentales que habrán de diseñarse a partir del discurso y compromiso para erradicar al menos del ejercicio gubernamental.


Debemos insistir en que, además de los ejercicios legislativos para crear instancias de gobierno que combatan el fenómeno desde el punto de la administración pública, se debe impulsar una corriente de participación de la sociedad que motive a asumir el compromiso personal para que en las escuelas, en los centros de trabajo, centro de recreo, y en general en todos los ámbitos de la vida privada se fomente los valores que propugnen una conducta basada en la ética y la moral en favor de la comunidad, como vía para alcanzar el bienestar personal.


Twitter: @CaballeroSolano

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