Aunque la Coalición Juntos Haremos Historia sigue punteando en diversas encuestas para el proceso federal y local, dos fenómenos empiezan a llamar la atención de forma poderosa. Primero, el que las preferencias electorales para la coalición que forman Morena, PT y PES parezcan, en el mejor de los casos, haberse estacionado en alrededor del 30 por ciento o que empiecen a caer, en algunos casos de manera más o menos estrepitosa; y el crecimiento constante de los candidatos de Acción Nacional y Movimiento Ciudadano, juntos o por separado, probablemente como un reflejo de la centralidad que empiezan a tomar en el concurso político las figuras de Ricardo Anaya, candidato a la presidencia de la coalición Por México al Frente, PAN-PRD-MC; y de Víctor Manuel Caballero Solano, candidato a la gubernatura de la coalición Por Morelos al Frente, PAN-MC.
En el caso del Senado, según los reportes de encuestas que incansablemente reproducen algunos medios de comunicación, la delantera la lleva Lucía Meza, de Juntos Haremos Historia, lo que es bastante normal en tanto los procesos electorales anteriores el voto senatorial ha sido similar al que obtiene Andrés Manuel López Obrador, dato curioso es que ya no se trata de las mayorías abrumadoras que alcanzaban casi el 50 por ciento, como en elecciones anteriores en Morelos. Quienes crecen en un ritmo impresionante son las candidatas del PAN, Erika Cortés Martínez, y de MC, Jessica Ortega de la Cruz. En el caso de Erika, tiene un crecimiento individual del 60 por ciento, mientras que Jessica casi duplica la preferencia que registró en la medición anterior. A lo mejor eso explica el por qué en los cuarteles panistas y de MC, se empiezan a prevenir en contra de la guerra de lodo que seguramente enfrentarán de parte de sus rivales, a quienes podrían dar un susto conforme se acerca el 1 de julio.
El asunto, sin embargo, no es igual en todo el estado. Las campañas que inician hoy para alcaldes y diputados ejercerán un efecto de atracción mayor sobre las candidaturas a senadores y diputados federales, y entonces empezarán a sufrirse las pifias de las precampañas y la etapa de registro, cometidas por casi todos los partidos. Las fracturas entre Morena, PT y PES podrían empezar a pasarle la factura a Lucía Meza y Radamés Salazar (nomás falta que se dejen, dirán algunos), y el colchón que tienen de ventaja podría diluirse cuando los indecisos finalmente se definan. Igual puede ocurrir en otros sitios.
Porque uno de los detalles impactantes de esta campaña es que, por lo menos hasta el momento de escribir esta columna, el Impepac no habría recibido solicitud de renuncia de José Luis Gómez Borbolla, con lo que seguía siendo el candidato registrado por la coalición Juntos Haremos Historia a la alcaldía de Cuernavaca, aunque al pobre ya ni en el partido que dirigió apenas lo quieren. Éste tipo de casos, aunque en menor grado, se ven en todo el estado con los candidatos de la coalición de marras, y mientras su candidato a gobernador sigue teniendo actividades que se ubicarían más en el mantenimiento que en la ampliación de su base votante, un riesgo enorme a pesar de la ventaja que se supone llevaría.
Por lo pronto, la tercera fase de las campañas electorales empiezan hoy en un ambiente de regular tranquilidad, en todo caso, quienes han comenzado a romperla son los propios políticos. A los ciudadanos, que nos sean leves e informativas las campañas. Votar con la razón empieza a ser una obligación social.
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