/ miércoles 6 de enero de 2021

Enfrentar el miedo y avanzar en libertad

El 2020 ha sido un año difícil, porque exacerbó todos nuestros males presentes. Y por ahí quiero comenzar, la pandemia no los creó sino los acentuó. Las condiciones sociales, económicas y de salud fueron puestas a prueba y los resultados en general son adversos.

Las poblaciones vulnerables no han tenido mejores condiciones económicas, de salud, educación o justicia. Mientras que, las instituciones minimizadas por la austeridad y la visión paternalista, pudieron resolver cada vez menos que nunca los problemas.

Hay muchos ejemplos y casos en los que podríamos reparar, de eso se han alimentado las redes sociales, las noticias en televisión,las notas periodísticas y los enfrentamientos en la arenapolítica. No salimos de un caso, cuando ya entramos a muchos otros.

La agenda pública está llena de fallos, superficialidad, cinismo, desinterés, egoísmo ycrítica destructiva. Estoy cierto que no es el momento de que una sola voz sea la que se escuche, pero necesitamos que todas las voces que surjan se armonicen.

Durante casi un año de pandemia, la humanidad ha tenido que enfrentar sus miedos y angustias. Hemos tenido que adaptarnos a múltiples factores de cambio, pero poco hemos avanzado en reconocer nuestros miedos y atacar nuestras angustias de fondo.

Usamos salidas conocidas para eludir la responsabilidad de enfrentar nuestras angustias, porque la humanidad sigue varado en un punto en el que el necesitamos de dinero para resolver nuestros miedos y preocupaciones.

Hacer compras en línea, ver una película en Netflix y hasta salir de vacaciones, podrían no esconder nada malo en una sociedad hiperconsumista, al contrario, sería lo normal. Sin embargo, para avanzar en libertad como sociedad debemos ser capaces de enfrentar nuestros miedos, conocer nuestras angustiasy comenzar a resolverlas con determinación por nosotros mismos, en lo colectivo.

No es sencillo querer mirar nuestros miedos, reconocerlos, enfrentarlos y responsabilizarnospara vencerlos. Pero es la única forma que existe para cambiar nuestras prioridades morales, la empatía que se requiere y la liberación social que necesitamos.

Si el 2020 nos enfrentó a nuestros miedos y angustias, que el 2021 sea un año de verdadera liberación, sin tomar puertas falsas.

El 2020 ha sido un año difícil, porque exacerbó todos nuestros males presentes. Y por ahí quiero comenzar, la pandemia no los creó sino los acentuó. Las condiciones sociales, económicas y de salud fueron puestas a prueba y los resultados en general son adversos.

Las poblaciones vulnerables no han tenido mejores condiciones económicas, de salud, educación o justicia. Mientras que, las instituciones minimizadas por la austeridad y la visión paternalista, pudieron resolver cada vez menos que nunca los problemas.

Hay muchos ejemplos y casos en los que podríamos reparar, de eso se han alimentado las redes sociales, las noticias en televisión,las notas periodísticas y los enfrentamientos en la arenapolítica. No salimos de un caso, cuando ya entramos a muchos otros.

La agenda pública está llena de fallos, superficialidad, cinismo, desinterés, egoísmo ycrítica destructiva. Estoy cierto que no es el momento de que una sola voz sea la que se escuche, pero necesitamos que todas las voces que surjan se armonicen.

Durante casi un año de pandemia, la humanidad ha tenido que enfrentar sus miedos y angustias. Hemos tenido que adaptarnos a múltiples factores de cambio, pero poco hemos avanzado en reconocer nuestros miedos y atacar nuestras angustias de fondo.

Usamos salidas conocidas para eludir la responsabilidad de enfrentar nuestras angustias, porque la humanidad sigue varado en un punto en el que el necesitamos de dinero para resolver nuestros miedos y preocupaciones.

Hacer compras en línea, ver una película en Netflix y hasta salir de vacaciones, podrían no esconder nada malo en una sociedad hiperconsumista, al contrario, sería lo normal. Sin embargo, para avanzar en libertad como sociedad debemos ser capaces de enfrentar nuestros miedos, conocer nuestras angustiasy comenzar a resolverlas con determinación por nosotros mismos, en lo colectivo.

No es sencillo querer mirar nuestros miedos, reconocerlos, enfrentarlos y responsabilizarnospara vencerlos. Pero es la única forma que existe para cambiar nuestras prioridades morales, la empatía que se requiere y la liberación social que necesitamos.

Si el 2020 nos enfrentó a nuestros miedos y angustias, que el 2021 sea un año de verdadera liberación, sin tomar puertas falsas.