/ martes 24 de julio de 2018

Eric

Maximilian Robespierre, político y revolucionario francés, acertó al decir que la muerte es el comienzo de la inmortalidad. Paradójico, ¿no? pero cierto, pues quienes trascienden, pasan a ocupar un lugar singular en nuestra memoria y en el imaginario colectivo. Muy pocos se ubican también en el lugar de nuestros afectos. Y dentro de esos pocos está, a partir de ahora, Eric Alejandro Castro Ibarra. Muchas almas se unieron para orar por él, pero el milagro no llegó y hoy, lloramos su ausencia y tratamos de que no se vaya del todo, compartiendo sus anécdotas, sus logros, sus planes, esos que se vieron truncados muy pronto. Demasiado pronto.

¿Qué decir ante la partida de un amigo? Las palabras sobran. O faltan. Los sentimientos se entremezclan y se confunden, pues, ante lo inevitable, uno se siente insignificante, intrascendente. De tratar de consolar, una pasa a ser consolado; de las lamentaciones, pasamos a la gratitud por haberle conocido. De la tristeza por la desgarradora separación, pasamos a la acción de gracias por su vida, sus dones y sus talentos, con los que fue pródigo a favor de los demás.

Eric era (es, será) querido, reconocido, extrañado y valorado. Así lo expresó su amigo Jorge Meade en el homenaje que se le rindió al nativo de Jojutla, en la sede su partido, el PRI, “A Eric, lo llevamos todos en el corazón. Era noble, amable, positivo. Siempre sumando, estrechando manos con su sonrisa; todo un profesional de la política, orgulloso universitario, emprendedor, congruente. Servir para él fue una satisfacción”, dijo y dijo bien Jorge, que encontró en Eric al mejor defensor y promotor de su proyecto político en las pasadas elecciones.

Durante su funeral, más de uno señaló que solo hombres como él habrían logrado reunir a tantas personas de tan variadas ideologías, estratos, círculos y ámbitos. Ese fue uno de sus grandes méritos: la conciliación, la diplomacia, la cohesión. Las condolencias se han multiplicado para su esposa, Ofelia y sus hijos Alejandro, Esteban y Mateo, lo mismo que para sus hermanos y el resto de su familia, tanto en rede sociales como en el lugar donde se recibía el pésame, unánime, colectivo, pues es así el tamaño de su pérdida.

Los medios de comunicación también están de luto, pues con su empresa Cadena Sur Multimedios, incursionó en otra de sus pasiones (además de la política y el desarrollo económico) el servicio a través de la información. De hecho, nuestra amistad data de hace 20 años, cuando nos tocó coincidir en el antiguo Sistema Morelense de Radio y Televisión, allá por 1998, con el también desparecido, Gabriel Efraín Castillo Hernández.

Hoy pido prestadas y agradezco a Angélica de la Torre, me permita publicar aquí, sus hermosas palabras, llenas de amor, de pena y de esperanza, sobre Eric. Nadie como ella ha interpretado lo que casi todos somos incapaces de expresar:

“La primera semana que empieza sin él. Pero la vida sigue y supongo que en el camino y con el tiempo se aprende cómo. Cómo hacer eso de empezar y terminar cada día sin la presencia de quien siempre estaba ahí, cómo seguir sin el consejo y el apoyo que creías seguros, cómo callarte las cosas que le platicabas, cómo vivir con la ausencia y el dolor. Y de a poco vuelves a sonreír y a divertirte, a trabajar, a tus rutinas o a intentar cosas nuevas; vuelves a sentirte vivo, aunque no sepas cuándo y aunque no sepas cómo; aunque ya no vuelvas a estar completo. Creo que esta es la manera en que la vida nos dice que no se puede tener todo y que lo que se tiene, no se puede tener siempre. Que se puede vivir así, con lo que tenemos, sin lo que nos falta y aún, ser felices.

Seguramente muchos estarán sufriendo igual y algunos mucho más que yo que he perdido a un amigo. Cada uno lidiamos de manera distinta con nuestro propio dolor; yo no lo hago como sé, sino como puedo y como siento. Por eso agradezco con el corazón las palabras de aliento y solidaridad y agradezco también y mucho, su comprensión. Lo que nos toca es tratar de ser mejores y sobre todo, tratar de ser felices. Lo que nos toca es #Agradecer y #Vivir.”

Para terminar, y como la poesía no es de quien la escribe, sino de quien la necesita, hoy necesitamos a Nicanor Parra para dedicarle estas letras a Eric:

“Yo tenía un fiel amigo de lento mirar cansado; triste como un jardinero y puro como un relámpago. Tenía las manos suaves como el corazón de un pájaro; al andar casi danzaba y hablaba casi cantando. Si hubiera sido de agua ¡qué compañero tan claro! serenos como sus ojos nunca se verán dos lagos. Amigo dulce, dormido, que nunca será olvidado ni en el día en que se cierren para mí todos los astros”.

Hasta la próxima entrega, donde podrán seguir leyendo lo que hay en mi mente.


Comentarios: cfelix7@hotmail.com

Twitter: @CarlosFelix1

Maximilian Robespierre, político y revolucionario francés, acertó al decir que la muerte es el comienzo de la inmortalidad. Paradójico, ¿no? pero cierto, pues quienes trascienden, pasan a ocupar un lugar singular en nuestra memoria y en el imaginario colectivo. Muy pocos se ubican también en el lugar de nuestros afectos. Y dentro de esos pocos está, a partir de ahora, Eric Alejandro Castro Ibarra. Muchas almas se unieron para orar por él, pero el milagro no llegó y hoy, lloramos su ausencia y tratamos de que no se vaya del todo, compartiendo sus anécdotas, sus logros, sus planes, esos que se vieron truncados muy pronto. Demasiado pronto.

¿Qué decir ante la partida de un amigo? Las palabras sobran. O faltan. Los sentimientos se entremezclan y se confunden, pues, ante lo inevitable, uno se siente insignificante, intrascendente. De tratar de consolar, una pasa a ser consolado; de las lamentaciones, pasamos a la gratitud por haberle conocido. De la tristeza por la desgarradora separación, pasamos a la acción de gracias por su vida, sus dones y sus talentos, con los que fue pródigo a favor de los demás.

Eric era (es, será) querido, reconocido, extrañado y valorado. Así lo expresó su amigo Jorge Meade en el homenaje que se le rindió al nativo de Jojutla, en la sede su partido, el PRI, “A Eric, lo llevamos todos en el corazón. Era noble, amable, positivo. Siempre sumando, estrechando manos con su sonrisa; todo un profesional de la política, orgulloso universitario, emprendedor, congruente. Servir para él fue una satisfacción”, dijo y dijo bien Jorge, que encontró en Eric al mejor defensor y promotor de su proyecto político en las pasadas elecciones.

Durante su funeral, más de uno señaló que solo hombres como él habrían logrado reunir a tantas personas de tan variadas ideologías, estratos, círculos y ámbitos. Ese fue uno de sus grandes méritos: la conciliación, la diplomacia, la cohesión. Las condolencias se han multiplicado para su esposa, Ofelia y sus hijos Alejandro, Esteban y Mateo, lo mismo que para sus hermanos y el resto de su familia, tanto en rede sociales como en el lugar donde se recibía el pésame, unánime, colectivo, pues es así el tamaño de su pérdida.

Los medios de comunicación también están de luto, pues con su empresa Cadena Sur Multimedios, incursionó en otra de sus pasiones (además de la política y el desarrollo económico) el servicio a través de la información. De hecho, nuestra amistad data de hace 20 años, cuando nos tocó coincidir en el antiguo Sistema Morelense de Radio y Televisión, allá por 1998, con el también desparecido, Gabriel Efraín Castillo Hernández.

Hoy pido prestadas y agradezco a Angélica de la Torre, me permita publicar aquí, sus hermosas palabras, llenas de amor, de pena y de esperanza, sobre Eric. Nadie como ella ha interpretado lo que casi todos somos incapaces de expresar:

“La primera semana que empieza sin él. Pero la vida sigue y supongo que en el camino y con el tiempo se aprende cómo. Cómo hacer eso de empezar y terminar cada día sin la presencia de quien siempre estaba ahí, cómo seguir sin el consejo y el apoyo que creías seguros, cómo callarte las cosas que le platicabas, cómo vivir con la ausencia y el dolor. Y de a poco vuelves a sonreír y a divertirte, a trabajar, a tus rutinas o a intentar cosas nuevas; vuelves a sentirte vivo, aunque no sepas cuándo y aunque no sepas cómo; aunque ya no vuelvas a estar completo. Creo que esta es la manera en que la vida nos dice que no se puede tener todo y que lo que se tiene, no se puede tener siempre. Que se puede vivir así, con lo que tenemos, sin lo que nos falta y aún, ser felices.

Seguramente muchos estarán sufriendo igual y algunos mucho más que yo que he perdido a un amigo. Cada uno lidiamos de manera distinta con nuestro propio dolor; yo no lo hago como sé, sino como puedo y como siento. Por eso agradezco con el corazón las palabras de aliento y solidaridad y agradezco también y mucho, su comprensión. Lo que nos toca es tratar de ser mejores y sobre todo, tratar de ser felices. Lo que nos toca es #Agradecer y #Vivir.”

Para terminar, y como la poesía no es de quien la escribe, sino de quien la necesita, hoy necesitamos a Nicanor Parra para dedicarle estas letras a Eric:

“Yo tenía un fiel amigo de lento mirar cansado; triste como un jardinero y puro como un relámpago. Tenía las manos suaves como el corazón de un pájaro; al andar casi danzaba y hablaba casi cantando. Si hubiera sido de agua ¡qué compañero tan claro! serenos como sus ojos nunca se verán dos lagos. Amigo dulce, dormido, que nunca será olvidado ni en el día en que se cierren para mí todos los astros”.

Hasta la próxima entrega, donde podrán seguir leyendo lo que hay en mi mente.


Comentarios: cfelix7@hotmail.com

Twitter: @CarlosFelix1

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