/ martes 12 de marzo de 2019

Estrategias y elementos policiales

Que siempre no llegarán los 200 elementos de fuerzas del orden federales a Morelos. El problema es que hay problemas de inseguridad en todo el país y no parece haber personal como para cubrir las necesidades de todo el país, así que en Morelos, donde ya hay una estrategia de seguridad que encabeza en cuestiones estratégicas el Ejército, y en cuestiones operativas la Comisión Estatal de Seguridad Pública, y ya se cuenta con fuerzas federales para el combate a la delincuencia, no se consideró urgente el envío de 200 efectivos más.

Tampoco es para hacer un gran escándalo, a final de cuentas ya hay fuerzas federales que, junto a los elementos de la policía estatal parecen dispuestos a controlar la situación que, por principio de cuentas no se asume tan grave como en otras entidades, esto desde la óptica particular del gobierno federal. El que no haya más elementos para desplegar, sin embargo, no debe entenderse como que se dejara a Morelos en estado de indefensión puesto que si bien ha habido acontecimientos terribles en el pasado reciente, desde el gobierno se asume que son controlables con una estrategia mucho más activa.

Parte de esa estrategia está en los operativos que se realizan en coordinación con los municipios sobre antros, tugurios, centros nocturnos, bares, y otros lugares de entretenimiento, particularmente aquellos en los que se sospecha se venden sustancias prohibidas, se practica la trata de personas, o se permite la portación de armas. Es decir, se trata de meter orden donde por décadas no lo hubo y en sitios que, bajo el manto de complicidad de autoridades municipales y estatales, se permitieron toda serie de tropelías durante muchos años y a las que los morelenses, en una suerte de comodísima indolencia, se acostumbraron.

Y claro que habrá quienes digan, con algo de razón, que no es suficiente operar sobre los tugurios, y tienen razón, pero se trata de un avance. Igualmente, podríamos decir que, ni en términos de disuasión habría por qué pensar que doscientos elementos de seguridad pública adicionales a los existentes serán una gran diferencia, en todo caso, el asunto es la estrategia, como podrá explicar cualquier experto en seguridad. No se trata de aglutinar elementos, sino de entender las causas de la criminalidad, las zonas de riesgo, los ritmos y temporalidades de la delincuencia, y actuar en consecuencia; eso es una estrategia de seguridad y parece que en Morelos, si aún no se tiene totalmente acabada (probablemente sea algo que no concluya nunca por la evolución del hampa), parece existir alguna lógica en las acciones que, insistimos, siguen siendo insuficientes pero parecen bien orientadas.

Tardará en tener efectos contundentes la estrategia de seguridad, por supuesto, cualquiera, político o no, querría que la delincuencia y sus efectos (igual que todas las cosas malas de la vida) desaparecieran inmediatamente, como por decreto. “A partir de hoy no habrá más crimen, corrupción, muerte”, y sería un malvado quien teniendo ese poder no lo utilizara. En términos claros, hace falta una labor inteligente de combate a las causas del crimen, a los ambientes en los que se gesta, a la indolencia de los ciudadanos que lo ven todos los días y son incapaces de denunciar; también hace falta una policía más inteligente (es decir, que actúe bajo la lógica de servicios de inteligencia), más científica, más eficiente; y un sistema de procuración e impartición de justicia que resulte en la sanción efectiva de las conductas criminales. Como se verá, el problema es mucho más complejo que acumular policías en las calles.

Twitter: @martinellito

Correo electrónico: dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx

Que siempre no llegarán los 200 elementos de fuerzas del orden federales a Morelos. El problema es que hay problemas de inseguridad en todo el país y no parece haber personal como para cubrir las necesidades de todo el país, así que en Morelos, donde ya hay una estrategia de seguridad que encabeza en cuestiones estratégicas el Ejército, y en cuestiones operativas la Comisión Estatal de Seguridad Pública, y ya se cuenta con fuerzas federales para el combate a la delincuencia, no se consideró urgente el envío de 200 efectivos más.

Tampoco es para hacer un gran escándalo, a final de cuentas ya hay fuerzas federales que, junto a los elementos de la policía estatal parecen dispuestos a controlar la situación que, por principio de cuentas no se asume tan grave como en otras entidades, esto desde la óptica particular del gobierno federal. El que no haya más elementos para desplegar, sin embargo, no debe entenderse como que se dejara a Morelos en estado de indefensión puesto que si bien ha habido acontecimientos terribles en el pasado reciente, desde el gobierno se asume que son controlables con una estrategia mucho más activa.

Parte de esa estrategia está en los operativos que se realizan en coordinación con los municipios sobre antros, tugurios, centros nocturnos, bares, y otros lugares de entretenimiento, particularmente aquellos en los que se sospecha se venden sustancias prohibidas, se practica la trata de personas, o se permite la portación de armas. Es decir, se trata de meter orden donde por décadas no lo hubo y en sitios que, bajo el manto de complicidad de autoridades municipales y estatales, se permitieron toda serie de tropelías durante muchos años y a las que los morelenses, en una suerte de comodísima indolencia, se acostumbraron.

Y claro que habrá quienes digan, con algo de razón, que no es suficiente operar sobre los tugurios, y tienen razón, pero se trata de un avance. Igualmente, podríamos decir que, ni en términos de disuasión habría por qué pensar que doscientos elementos de seguridad pública adicionales a los existentes serán una gran diferencia, en todo caso, el asunto es la estrategia, como podrá explicar cualquier experto en seguridad. No se trata de aglutinar elementos, sino de entender las causas de la criminalidad, las zonas de riesgo, los ritmos y temporalidades de la delincuencia, y actuar en consecuencia; eso es una estrategia de seguridad y parece que en Morelos, si aún no se tiene totalmente acabada (probablemente sea algo que no concluya nunca por la evolución del hampa), parece existir alguna lógica en las acciones que, insistimos, siguen siendo insuficientes pero parecen bien orientadas.

Tardará en tener efectos contundentes la estrategia de seguridad, por supuesto, cualquiera, político o no, querría que la delincuencia y sus efectos (igual que todas las cosas malas de la vida) desaparecieran inmediatamente, como por decreto. “A partir de hoy no habrá más crimen, corrupción, muerte”, y sería un malvado quien teniendo ese poder no lo utilizara. En términos claros, hace falta una labor inteligente de combate a las causas del crimen, a los ambientes en los que se gesta, a la indolencia de los ciudadanos que lo ven todos los días y son incapaces de denunciar; también hace falta una policía más inteligente (es decir, que actúe bajo la lógica de servicios de inteligencia), más científica, más eficiente; y un sistema de procuración e impartición de justicia que resulte en la sanción efectiva de las conductas criminales. Como se verá, el problema es mucho más complejo que acumular policías en las calles.

Twitter: @martinellito

Correo electrónico: dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx

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