/ jueves 4 de agosto de 2022

Venta de indulgencias o tráfico de sentimientos

Sin temor a escribir o relatar lo que hoy mis queridos lectores van a analizar a mi lado, es acerca de un hecho que muchos sabemos, algo que desde hace siglos y décadas ocurrió (y casi presiento, sigue ocurriendo en algún recóndito lugar de nuestro planeta), la Iglesia católica ha lucrado de mil formas para retener a su feligresía.

A fines de la época medieval se produjo una gran crisis en la grey católica debido a numerosas acusaciones de corrupción eclesiástica y falta de piedad religiosa. Pues el objetivo era conseguir los recursos monetarios para la reconstrucción de la Basílica de San Pedro en Roma. A partir de este proyecto, la venta de indulgencias se disparó.

En teoría, las indulgencias no perdonan el pecado, pero el argumento de obtener una remisión piadosa era para reducir los años que los pecadores debían pasar en el purgatorio, antes de entrar al reino de los cielos.

El miedo a la muerte durante la edad media y el renacimiento causado por plagas como la peste volvía a la gente de aquellos periodos, muy religiosa. Escuchaban a los sacerdotes afirmar que la peste era el castigo de Dios por sus pecados.

Hoy sabemos gracias a la ciencia que la peste era causada por la pulga de la rata. Sin embargo, en ese lapso de control y manipulación, la iglesia infundía el temor, pues hasta entonces, ellos gobernaban gran parte de los pensamientos y acciones de las comunidades.

Luego, los humanistas del renacimiento revivieron ideas como la dignidad humana, y a raíz de ello, la gente comenzó a dudar sobre aquellas cosas que aceptaba ciegamente.

Una de las preguntas que se hacían algunas mentes brillantes era por qué el Papa era tan rico. Durante el renacimiento, los Papas se interesaban mucho en las riquezas materiales tanto como los comerciantes y príncipes.

Desde luego, muchos pensaron que eso era escandaloso y tampoco estaban de acuerdo en la forma cómo la Iglesia obtenía su dinero. Uno de sus métodos era la venta de reliquias, objetos religiosos como por ejemplo trozos de las vestimentas de los santos o bien de sus propios cuerpos e incluso astillas de la madera de la cruz donde fue crucificado Cristo.

Otro motivo de escándalo fue la forma en que la Iglesia obtenía su dinero vendiendo las indulgencias o perdones por los pecados cometidos.

El representante de la Iglesia, perdonador o bulero, recorría los pueblos vendiendo bulas (perdones otorgados por el Papa, escritos en hoja de papel). Fue uno de estos representantes, Johann Tetzel, quien provocó la querella de Martín Lutero con el Papa.

Tetzel incitaba a la gente a comprar perdones para salvar sus almas, pero lo que estaba haciendo en realidad era recaudar dinero para la reconstrucción de la Iglesia de San Pedro en Roma. Así que ahora sabemos con qué dinero se reestructuró este imponente edificio arquitectónico, haciendo uso de la ignorancia durante el llamado “oscurantismo” y engañando a la congregación católica de aquel tiempo.

// La valiente hazaña de Martín Lutero //

La iglesia católica empezó a “traficar” con los sentimientos de los fieles. Así lo concibió Martín Lutero, quien realizó una valiente hazaña.

En el año 1517, durante la víspera de la fiesta católica de todos los santos, Lutero dio a conocer públicamente sus 95 tesis y el impacto fue tal, que se señaló esa fecha como el inicio de la reforma protestante y una vuelta al mensaje del evangelio de Jesús.

Lutero, quien era un monje católico, se convirtió para muchos en el causante de la destrucción de la unidad de la Iglesia, empero para otros, es el héroe que hizo una vez más se predicara el evangelio puro de Jesús y la Biblia, el reformador de una Iglesia corrupta, él cambio el curso de la historia al desafiar con valentía el poder del papado en el imperio.

Lutero sostuvo puntos de vista contrarios a la práctica y ordenanzas de la religión establecida, el catolicismo romano por considerarlas contrarias al contenido de la Biblia.

Asimismo, estaba en desacuerdo con la idea que plasmaba como un sello punitivo la Iglesia sobre sus feligreses, esa loca idea de que Dios castigaba a los pecadores, él opinaba que la justicia de Dios era la que poseía quien vivía por la fe y no porque fuese en sí mismo justo o porque cumplía las exigencias de la justicia divina.

Esto trajo como consecuencia que Lutero escribiera sus 95 tesis que debían servir de base para un debate académico.

Hoy, me atrevo a decir que en la actualidad, hacen falta hombres como Lutero, que se atrevan a corregir a aquellos que quieren desviarse del evangelio que nos muestran las sagradas escrituras.

Además, considero que todavía la Iglesia católica y otras más que concibo como sectas y líderes religiosos continúan lucrando con la ignorancia y la benevolencia de personas que buscan con desesperación solo un rayo de luz y de fe.


Sin temor a escribir o relatar lo que hoy mis queridos lectores van a analizar a mi lado, es acerca de un hecho que muchos sabemos, algo que desde hace siglos y décadas ocurrió (y casi presiento, sigue ocurriendo en algún recóndito lugar de nuestro planeta), la Iglesia católica ha lucrado de mil formas para retener a su feligresía.

A fines de la época medieval se produjo una gran crisis en la grey católica debido a numerosas acusaciones de corrupción eclesiástica y falta de piedad religiosa. Pues el objetivo era conseguir los recursos monetarios para la reconstrucción de la Basílica de San Pedro en Roma. A partir de este proyecto, la venta de indulgencias se disparó.

En teoría, las indulgencias no perdonan el pecado, pero el argumento de obtener una remisión piadosa era para reducir los años que los pecadores debían pasar en el purgatorio, antes de entrar al reino de los cielos.

El miedo a la muerte durante la edad media y el renacimiento causado por plagas como la peste volvía a la gente de aquellos periodos, muy religiosa. Escuchaban a los sacerdotes afirmar que la peste era el castigo de Dios por sus pecados.

Hoy sabemos gracias a la ciencia que la peste era causada por la pulga de la rata. Sin embargo, en ese lapso de control y manipulación, la iglesia infundía el temor, pues hasta entonces, ellos gobernaban gran parte de los pensamientos y acciones de las comunidades.

Luego, los humanistas del renacimiento revivieron ideas como la dignidad humana, y a raíz de ello, la gente comenzó a dudar sobre aquellas cosas que aceptaba ciegamente.

Una de las preguntas que se hacían algunas mentes brillantes era por qué el Papa era tan rico. Durante el renacimiento, los Papas se interesaban mucho en las riquezas materiales tanto como los comerciantes y príncipes.

Desde luego, muchos pensaron que eso era escandaloso y tampoco estaban de acuerdo en la forma cómo la Iglesia obtenía su dinero. Uno de sus métodos era la venta de reliquias, objetos religiosos como por ejemplo trozos de las vestimentas de los santos o bien de sus propios cuerpos e incluso astillas de la madera de la cruz donde fue crucificado Cristo.

Otro motivo de escándalo fue la forma en que la Iglesia obtenía su dinero vendiendo las indulgencias o perdones por los pecados cometidos.

El representante de la Iglesia, perdonador o bulero, recorría los pueblos vendiendo bulas (perdones otorgados por el Papa, escritos en hoja de papel). Fue uno de estos representantes, Johann Tetzel, quien provocó la querella de Martín Lutero con el Papa.

Tetzel incitaba a la gente a comprar perdones para salvar sus almas, pero lo que estaba haciendo en realidad era recaudar dinero para la reconstrucción de la Iglesia de San Pedro en Roma. Así que ahora sabemos con qué dinero se reestructuró este imponente edificio arquitectónico, haciendo uso de la ignorancia durante el llamado “oscurantismo” y engañando a la congregación católica de aquel tiempo.

// La valiente hazaña de Martín Lutero //

La iglesia católica empezó a “traficar” con los sentimientos de los fieles. Así lo concibió Martín Lutero, quien realizó una valiente hazaña.

En el año 1517, durante la víspera de la fiesta católica de todos los santos, Lutero dio a conocer públicamente sus 95 tesis y el impacto fue tal, que se señaló esa fecha como el inicio de la reforma protestante y una vuelta al mensaje del evangelio de Jesús.

Lutero, quien era un monje católico, se convirtió para muchos en el causante de la destrucción de la unidad de la Iglesia, empero para otros, es el héroe que hizo una vez más se predicara el evangelio puro de Jesús y la Biblia, el reformador de una Iglesia corrupta, él cambio el curso de la historia al desafiar con valentía el poder del papado en el imperio.

Lutero sostuvo puntos de vista contrarios a la práctica y ordenanzas de la religión establecida, el catolicismo romano por considerarlas contrarias al contenido de la Biblia.

Asimismo, estaba en desacuerdo con la idea que plasmaba como un sello punitivo la Iglesia sobre sus feligreses, esa loca idea de que Dios castigaba a los pecadores, él opinaba que la justicia de Dios era la que poseía quien vivía por la fe y no porque fuese en sí mismo justo o porque cumplía las exigencias de la justicia divina.

Esto trajo como consecuencia que Lutero escribiera sus 95 tesis que debían servir de base para un debate académico.

Hoy, me atrevo a decir que en la actualidad, hacen falta hombres como Lutero, que se atrevan a corregir a aquellos que quieren desviarse del evangelio que nos muestran las sagradas escrituras.

Además, considero que todavía la Iglesia católica y otras más que concibo como sectas y líderes religiosos continúan lucrando con la ignorancia y la benevolencia de personas que buscan con desesperación solo un rayo de luz y de fe.