/ martes 12 de octubre de 2021

Francisco, el zapatero que degolló a más de 10 mujeres

Queridos lectores, los saludo con afecto. Y lo prometido es deuda. Les dije que durante el periodo octubre-noviembre, les contaré verdaderas historias que nada tienen que ver con meras invenciones de la mente humana.

Seguro ustedes han escuchado acerca de Jack “el destripador”, famoso asesino serial que vivió en el barrio londinense de Whitechapel. Y les aseguro que ni siquiera imaginan que en México durante el siglo XIX, también existió un perfil demasiado parecido a este siniestro criminal. Se trata del primer homicida en serie del que se tiene registro en nuestro país.

Su nombre quedó impreso en los periódicos como El Imparcial, El Diario del Hogar, El Nacional, entre otros.

Francisco Guerrero Pérez, de oficio zapatero, era mejor conocido como “el chalequero”, entre otros sobrenombres como el “barbazul mexicano”, o “el destripador mexicano o del río Consulado”, era un hombre elegante y caballeroso.

Su personalidad no levantaba sospecha alguna porque su comportamiento correspondía al de una persona tan común e incluso servicial.

Entre la normalidad que se diluía en el tic y en el tac del zigzagueó del reloj. Entre el ir y venir de la gente que caminaba por la ciudad. Llegó la noche. Una de tantas donde calaba el frío en la capital.

Por calles de la colonia Peralvillo, un varón de tez morena, delgado, estatura mediana, altivo, con un comportamiento refinado y galante. Avanzaba a paso firme para encontrarse con Candelaria Mendoza, una bella fémina que cobraba por cada encuentro sexual.

Una vez acordado el pago por el sexo servicio, Francisco iba ganando la confianza de aquella prostituta. Entrados en las caricias, besos y en la mayoría de las veces, en un cruel forcejeo, concluía el acto sexual. Y sin más rodeos, Francisco la apuñaló y degolló, utilizando un cuchillo para curtir la piel.

Luego de consumar el deceso, Francisco trasladó hasta el río Consulado, construido en la parte norte y norponiente del Circuito Interior, el cadáver de la chica para lanzarlo y no dejar evidencia de su presencia en el mundo terrenal.

De esta forma, el hombre de pantalones entallados de cachemira, fajas multicolores y chalecos de charro, estableció el mismo modus operandi para exterminar a más de 15 mujeres. En su mayoría, trabajadoras sexuales.

Pero qué motivó a este mexicano a matar con tanta saña a las sexoservidoras. De dónde venía ese odio hacia este tipo de jóvenes.

Datos de su historia familiar reseñan que Guerrero provenía de un hogar disfuncional. Un padre ausente. Y una madre que nunca le brindó amor y protección. Sino todo lo contrario.

De ahí que Francisco desarrolló a lo largo de su formación una conducta misógina, producto del rechazo maternal. Viendo en sus víctimas la imagen de su progenitora. Cosificando a las personas a su alrededor.

Además, sufría ataques de ira, era manipulador y promiscuo. Sus asesinatos estaban marcados por una crueldad desmedida. Primero, las violaba para poder demostrar una “supuesta superioridad” que creía tener sobre las mujeres. Así fue como destapó por completo su personalidad psicopática, pues carecía de empatía, no sentía remordimiento.

Su temperamento concuerda con el de un trastorno errático de la personalidad es decir con marcado proceder antisocial o narcisista.

/// No se puede tapar al sol con un dedo ///

Los cuerpos de las decapitadas comenzaron a aparecer en los márgenes del afluente antes mencionado.

Ante ello, fue dos veces detenido. La primera, el 13 de febrero de 1888. En ese instante, el detective Francisco Chávez no logró refundirlo en la cárcel tras las acusaciones directas que hicieron varios vecinos al denunciarlo por la muerte de la prostituta, Murcia Gallardo.

En pleno porfiriato, el gobierno ajustó las medidas punitivas y Francisco solo fue sentenciado a 20 años de reclusión en la prisión de San Juan de Ulúa. Pero en 1904, por error, recibió el indulto.

A los pocos años de haber sido liberado, con exactitud, el 13 de junio de 1908, Francisco Guerrero es aprehendido por segunda ocasión por agredir a una anciana, a quien ejecutó bajo el mismo método con el que eliminó a las anteriores.

Sin embargo, esta vez no escapó de la justicia. Fue refundido en Lecumberri y sentenciado a pena de muerte. Aunque murió mucho antes de cumplir con su condena.

/// Otros perfiles de asesinos seriales ///

Con el paso de las décadas, otros infames se han sumado a esta lista atroz. "El caníbal de la Guerrero", el "narcosatánico", el "mata-novias" y otros criminales que se conducen con un patrón similar:

Todos relacionados con ciertos contextos criminógenos que están favoreciendo que se detonen este tipo de perfiles.

De acuerdo con Mónica García, criminóloga y especialista en el tema, afirma que los asesinos en serie se montan una fachada, que les permite estar en contacto con la sociedad y aparentar ser personas normales. Algunos lo hacen por estrategia, pero otros lo hacen de manera auténtica.

“La serialidad es una condición sicológica, Se trata de un individuo que reofende de manera sistemática y crónica” resaltó.

/// Pero ¿quién es un asesino serial? ///

Un asesino serial es una persona que comete tres o más atentados con un periodo de enfriamiento entre cada uno de ellos. A qué nos referimos cuando hablamos de “enfriamiento”. Se llama así a este periodo porque después de haber cometido el crimen, deja pasar un tiempo considerable y retoma sus actividades cotidianas como si nada hubiese ocurrido.

De acuerdo con expertos, la característica de este tipo de criminales es privar de la vida a hombres y mujeres, empero, existe una especial fijación en contra del sexo femenino. Pues hay que entender que un asesino en serie elige a su víctima por dos criterios: la vulnerabilidad y la accesibilidad.

Así que si pensabas que sólo Londres tenía su historial de asesinos seriales. México, tristemente, también incuba a sus propios verdugos.

Queridos lectores, los saludo con afecto. Y lo prometido es deuda. Les dije que durante el periodo octubre-noviembre, les contaré verdaderas historias que nada tienen que ver con meras invenciones de la mente humana.

Seguro ustedes han escuchado acerca de Jack “el destripador”, famoso asesino serial que vivió en el barrio londinense de Whitechapel. Y les aseguro que ni siquiera imaginan que en México durante el siglo XIX, también existió un perfil demasiado parecido a este siniestro criminal. Se trata del primer homicida en serie del que se tiene registro en nuestro país.

Su nombre quedó impreso en los periódicos como El Imparcial, El Diario del Hogar, El Nacional, entre otros.

Francisco Guerrero Pérez, de oficio zapatero, era mejor conocido como “el chalequero”, entre otros sobrenombres como el “barbazul mexicano”, o “el destripador mexicano o del río Consulado”, era un hombre elegante y caballeroso.

Su personalidad no levantaba sospecha alguna porque su comportamiento correspondía al de una persona tan común e incluso servicial.

Entre la normalidad que se diluía en el tic y en el tac del zigzagueó del reloj. Entre el ir y venir de la gente que caminaba por la ciudad. Llegó la noche. Una de tantas donde calaba el frío en la capital.

Por calles de la colonia Peralvillo, un varón de tez morena, delgado, estatura mediana, altivo, con un comportamiento refinado y galante. Avanzaba a paso firme para encontrarse con Candelaria Mendoza, una bella fémina que cobraba por cada encuentro sexual.

Una vez acordado el pago por el sexo servicio, Francisco iba ganando la confianza de aquella prostituta. Entrados en las caricias, besos y en la mayoría de las veces, en un cruel forcejeo, concluía el acto sexual. Y sin más rodeos, Francisco la apuñaló y degolló, utilizando un cuchillo para curtir la piel.

Luego de consumar el deceso, Francisco trasladó hasta el río Consulado, construido en la parte norte y norponiente del Circuito Interior, el cadáver de la chica para lanzarlo y no dejar evidencia de su presencia en el mundo terrenal.

De esta forma, el hombre de pantalones entallados de cachemira, fajas multicolores y chalecos de charro, estableció el mismo modus operandi para exterminar a más de 15 mujeres. En su mayoría, trabajadoras sexuales.

Pero qué motivó a este mexicano a matar con tanta saña a las sexoservidoras. De dónde venía ese odio hacia este tipo de jóvenes.

Datos de su historia familiar reseñan que Guerrero provenía de un hogar disfuncional. Un padre ausente. Y una madre que nunca le brindó amor y protección. Sino todo lo contrario.

De ahí que Francisco desarrolló a lo largo de su formación una conducta misógina, producto del rechazo maternal. Viendo en sus víctimas la imagen de su progenitora. Cosificando a las personas a su alrededor.

Además, sufría ataques de ira, era manipulador y promiscuo. Sus asesinatos estaban marcados por una crueldad desmedida. Primero, las violaba para poder demostrar una “supuesta superioridad” que creía tener sobre las mujeres. Así fue como destapó por completo su personalidad psicopática, pues carecía de empatía, no sentía remordimiento.

Su temperamento concuerda con el de un trastorno errático de la personalidad es decir con marcado proceder antisocial o narcisista.

/// No se puede tapar al sol con un dedo ///

Los cuerpos de las decapitadas comenzaron a aparecer en los márgenes del afluente antes mencionado.

Ante ello, fue dos veces detenido. La primera, el 13 de febrero de 1888. En ese instante, el detective Francisco Chávez no logró refundirlo en la cárcel tras las acusaciones directas que hicieron varios vecinos al denunciarlo por la muerte de la prostituta, Murcia Gallardo.

En pleno porfiriato, el gobierno ajustó las medidas punitivas y Francisco solo fue sentenciado a 20 años de reclusión en la prisión de San Juan de Ulúa. Pero en 1904, por error, recibió el indulto.

A los pocos años de haber sido liberado, con exactitud, el 13 de junio de 1908, Francisco Guerrero es aprehendido por segunda ocasión por agredir a una anciana, a quien ejecutó bajo el mismo método con el que eliminó a las anteriores.

Sin embargo, esta vez no escapó de la justicia. Fue refundido en Lecumberri y sentenciado a pena de muerte. Aunque murió mucho antes de cumplir con su condena.

/// Otros perfiles de asesinos seriales ///

Con el paso de las décadas, otros infames se han sumado a esta lista atroz. "El caníbal de la Guerrero", el "narcosatánico", el "mata-novias" y otros criminales que se conducen con un patrón similar:

Todos relacionados con ciertos contextos criminógenos que están favoreciendo que se detonen este tipo de perfiles.

De acuerdo con Mónica García, criminóloga y especialista en el tema, afirma que los asesinos en serie se montan una fachada, que les permite estar en contacto con la sociedad y aparentar ser personas normales. Algunos lo hacen por estrategia, pero otros lo hacen de manera auténtica.

“La serialidad es una condición sicológica, Se trata de un individuo que reofende de manera sistemática y crónica” resaltó.

/// Pero ¿quién es un asesino serial? ///

Un asesino serial es una persona que comete tres o más atentados con un periodo de enfriamiento entre cada uno de ellos. A qué nos referimos cuando hablamos de “enfriamiento”. Se llama así a este periodo porque después de haber cometido el crimen, deja pasar un tiempo considerable y retoma sus actividades cotidianas como si nada hubiese ocurrido.

De acuerdo con expertos, la característica de este tipo de criminales es privar de la vida a hombres y mujeres, empero, existe una especial fijación en contra del sexo femenino. Pues hay que entender que un asesino en serie elige a su víctima por dos criterios: la vulnerabilidad y la accesibilidad.

Así que si pensabas que sólo Londres tenía su historial de asesinos seriales. México, tristemente, también incuba a sus propios verdugos.