/ miércoles 5 de agosto de 2020

¿Hemos aprobado o fallado la prueba?

La pandemia causada con motivo del Covid-19 puso a prueba a todo el mundo.

Evidentemente los médicos se encuentran en la primera línea de combate y ellos han sido los primeros en ponerse a prueba y lo han hecho muy bien. Sin embargo, la actual contingencia sanitaria también retó a las personas y familias, a las empresas, a las instituciones y los gobiernos, a todos. Nadie quedó fuera.

Comencemos por las familias. Sin enumerar todos los tipos de familias existentes ni sus condiciones propias, ¿hemos pensado cuánto ha puesto a prueba esta pandemia a los padres y madres sobre el cuidado de los hijos? No sólo se trata de mantenerlos a salvo de contagios, sino de cuidar que su desarrollo sea integral.

Pensando en las parejas sin hijos ¿cuánto ha retado mantener una relación sana e incluso mejorarla? En general, ¿Cuánto ha mejorado nuestra relación con nuestros padres, hermanos, primas; e incluso con nuestras amistades?

No todo se queda en las relaciones interpersonales. Esta pandemia también ha puesto a prueba nuestra relación con nosotros mismos. El mundo detuvo su ritmo y por un momento se silenció, ¿en cuánto nos ha servido para reconocernos, mejorarnos, corregirnos, reinvertarnos…?

En los próximos días o semanas reanudarán muchas de las actividades que aún están detenidas, lo que parece indicar que la reapertura ya no se detendrá; a pesar de que sigan aumentando los contagios.

Las empresas mexicanas en su mayoría son de tamaño micro y la mitad del trabajo es de tipo informal. Esto sugiere que mucho del éxito en el control de los contagios dependerá de lo que cada quien pueda hacer en sus negocios y mantener los esfuerzos de control. Pero, ¿comenzarán de nuevo bajo la misma visión empresarial?

El gobierno ha quedado rebasado en muchos sentidos. La poca efectividad para controlar desde “arriba” hizo replantear estratégicas y a nivel local se comenzaron a hacer ajustes más focalizados para el control de enfermedades. Sin embargo, los resultados siguen siendo negativos.

Para muchas personas se percibe un ambiente de caótico cuando los resultados de cambio dependen de las personas, cuando no existen los grandes controles gubernamentales que obliguen a las personas y a las empresas a sujetarse a ciertas reglas de interés público.

La solidaridad general como la conocimos al inicio de la pandemia ya se agotó, si acaso existirán algunas islas en algunos temas, pero ya no existe como tal. Para muchos, incluso, los casos de contagio y las muertes acumuladas son datos irrelevantes; como las otras cifras negras que ya teníamos y que tuvimos que aprender a vivir con ellas.

La pregunta es, ¿hemos aprobado o fallado la prueba que nos puso esta pandemia durante los últimos meses? Me parece que será la “nueva normalidad” la que nos mostrará muchos de los resultados cuando podamos socializar físicamente de nuevo.


Facebook / Twitter: @CzarArenas



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Evidentemente los médicos se encuentran en la primera línea de combate y ellos han sido los primeros en ponerse a prueba y lo han hecho muy bien. Sin embargo, la actual contingencia sanitaria también retó a las personas y familias, a las empresas, a las instituciones y los gobiernos, a todos. Nadie quedó fuera.

Comencemos por las familias. Sin enumerar todos los tipos de familias existentes ni sus condiciones propias, ¿hemos pensado cuánto ha puesto a prueba esta pandemia a los padres y madres sobre el cuidado de los hijos? No sólo se trata de mantenerlos a salvo de contagios, sino de cuidar que su desarrollo sea integral.

Pensando en las parejas sin hijos ¿cuánto ha retado mantener una relación sana e incluso mejorarla? En general, ¿Cuánto ha mejorado nuestra relación con nuestros padres, hermanos, primas; e incluso con nuestras amistades?

No todo se queda en las relaciones interpersonales. Esta pandemia también ha puesto a prueba nuestra relación con nosotros mismos. El mundo detuvo su ritmo y por un momento se silenció, ¿en cuánto nos ha servido para reconocernos, mejorarnos, corregirnos, reinvertarnos…?

En los próximos días o semanas reanudarán muchas de las actividades que aún están detenidas, lo que parece indicar que la reapertura ya no se detendrá; a pesar de que sigan aumentando los contagios.

Las empresas mexicanas en su mayoría son de tamaño micro y la mitad del trabajo es de tipo informal. Esto sugiere que mucho del éxito en el control de los contagios dependerá de lo que cada quien pueda hacer en sus negocios y mantener los esfuerzos de control. Pero, ¿comenzarán de nuevo bajo la misma visión empresarial?

El gobierno ha quedado rebasado en muchos sentidos. La poca efectividad para controlar desde “arriba” hizo replantear estratégicas y a nivel local se comenzaron a hacer ajustes más focalizados para el control de enfermedades. Sin embargo, los resultados siguen siendo negativos.

Para muchas personas se percibe un ambiente de caótico cuando los resultados de cambio dependen de las personas, cuando no existen los grandes controles gubernamentales que obliguen a las personas y a las empresas a sujetarse a ciertas reglas de interés público.

La solidaridad general como la conocimos al inicio de la pandemia ya se agotó, si acaso existirán algunas islas en algunos temas, pero ya no existe como tal. Para muchos, incluso, los casos de contagio y las muertes acumuladas son datos irrelevantes; como las otras cifras negras que ya teníamos y que tuvimos que aprender a vivir con ellas.

La pregunta es, ¿hemos aprobado o fallado la prueba que nos puso esta pandemia durante los últimos meses? Me parece que será la “nueva normalidad” la que nos mostrará muchos de los resultados cuando podamos socializar físicamente de nuevo.


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