/ miércoles 25 de mayo de 2022

Inclusión digital: Indispensable para afrontar problemas sociales

Fue en los años 90 cuando el término de inclusión digital surgió en la mayoría de los discursos de las políticas públicas, cobrando mayor relevancia a la par del despegue del Internet y su consolidación como una herramienta indispensable de poder.

En estos inicios se le consideró de una manera simplificada, como un problema mayormente tecnológico, sin embargo con el paso del tiempo, la atención se centró en una brecha digital entre quienes tenían y no tenían acceso a una computadora o a Internet.

Uno de los grandes efectos de la pandemia es la aceleración de la transformación digital. Para una parte de la ciudadanía ha agilizado un proceso en curso, pero para otra gran parte de ella las tecnologías son aún inalcanzables.

La sociedad está conformada por personas diferentes, las cuales poseen iguales derechos, sin embargo, la posibilidad que estos se respeten, radica en las oportunidades que se otorgan a cada uno.

La inclusión constituye una idea transversal que debe estar presente en todos los ámbitos de la vida, por tanto, el referente básico de la inclusión es la participación en la sociedad y sus instituciones, en las distintas comunidades locales y familiares.

Precisamente por todas estas razones es necesario ahora más que nunca comenzar a hablar de la inclusión digital. Sí, palabras que han llenado la boca de muchos hacedores de política pública y que cada día, nos damos cuenta de la importancia de convertir tanto verbo en acciones concretas.

La transformación digital es necesaria para resolver problemas, y empoderar a la población al darle herramientas que le permitan mejorar su calidad de vida por medio de la identificación de nuevas oportunidades.

Debemos establecer los planes y ejecutar las acciones necesarias para el acceso a las tecnologías de la información y la comunicación que permitan la inserción de todos en nuestra emergente sociedad digital.

Urge poner en el centro de la revolución digital los derechos de las personas. Las TIC deben potenciarnos y no limitarnos, salvaguardando nuestra dignidad y humanidad.

A través de ellas es posible impulsar el desarrollo, innovar la prestación de servicios y habilitar derechos como el acceso a la información, las libertades de expresión, la justicia, la salud, la educación, entre otros aspectos esenciales del día a día.

Las TIC pueden ser una poderosa herramienta para fortalecer la democracia, facilitar las prerrogativas políticas-electorales, y para promover nuevos canales de participación, lo que conlleva a la construcción de un Estado y una ciudadanía más informada y activa.

Hoy más que nunca, es de suma importancia que todos los sectores contribuyan a este compromiso para garantizar el acceso a la tecnología y la digitalización de la sociedad, utilizándola como un puente que conecte para afrontar, visibilizar y transformar las problemáticas de nuestras comunidades

La brecha digital, el estancamiento de la educación y la desarticulación de las políticas públicas, sumemos esfuerzos para disminuir brechas y establecer un entorno más equitativo.

Fue en los años 90 cuando el término de inclusión digital surgió en la mayoría de los discursos de las políticas públicas, cobrando mayor relevancia a la par del despegue del Internet y su consolidación como una herramienta indispensable de poder.

En estos inicios se le consideró de una manera simplificada, como un problema mayormente tecnológico, sin embargo con el paso del tiempo, la atención se centró en una brecha digital entre quienes tenían y no tenían acceso a una computadora o a Internet.

Uno de los grandes efectos de la pandemia es la aceleración de la transformación digital. Para una parte de la ciudadanía ha agilizado un proceso en curso, pero para otra gran parte de ella las tecnologías son aún inalcanzables.

La sociedad está conformada por personas diferentes, las cuales poseen iguales derechos, sin embargo, la posibilidad que estos se respeten, radica en las oportunidades que se otorgan a cada uno.

La inclusión constituye una idea transversal que debe estar presente en todos los ámbitos de la vida, por tanto, el referente básico de la inclusión es la participación en la sociedad y sus instituciones, en las distintas comunidades locales y familiares.

Precisamente por todas estas razones es necesario ahora más que nunca comenzar a hablar de la inclusión digital. Sí, palabras que han llenado la boca de muchos hacedores de política pública y que cada día, nos damos cuenta de la importancia de convertir tanto verbo en acciones concretas.

La transformación digital es necesaria para resolver problemas, y empoderar a la población al darle herramientas que le permitan mejorar su calidad de vida por medio de la identificación de nuevas oportunidades.

Debemos establecer los planes y ejecutar las acciones necesarias para el acceso a las tecnologías de la información y la comunicación que permitan la inserción de todos en nuestra emergente sociedad digital.

Urge poner en el centro de la revolución digital los derechos de las personas. Las TIC deben potenciarnos y no limitarnos, salvaguardando nuestra dignidad y humanidad.

A través de ellas es posible impulsar el desarrollo, innovar la prestación de servicios y habilitar derechos como el acceso a la información, las libertades de expresión, la justicia, la salud, la educación, entre otros aspectos esenciales del día a día.

Las TIC pueden ser una poderosa herramienta para fortalecer la democracia, facilitar las prerrogativas políticas-electorales, y para promover nuevos canales de participación, lo que conlleva a la construcción de un Estado y una ciudadanía más informada y activa.

Hoy más que nunca, es de suma importancia que todos los sectores contribuyan a este compromiso para garantizar el acceso a la tecnología y la digitalización de la sociedad, utilizándola como un puente que conecte para afrontar, visibilizar y transformar las problemáticas de nuestras comunidades

La brecha digital, el estancamiento de la educación y la desarticulación de las políticas públicas, sumemos esfuerzos para disminuir brechas y establecer un entorno más equitativo.