/ jueves 5 de septiembre de 2019

Informes y realidades

Si algo enmarcó nuevamente el discurso del primer informe de gobierno de la 4T fue esta idea recurrente de AMLO de hacer pasar forzadamente toda la realidad social por la óptica de lo público, como si el gobierno o el Estado constituyera la fuente prístina desde donde surge lo moral, lo justo y lo perfecto de manera unívoca.

AMLO hizo varias evocaciones religiosas desde su particular forma de entendimiento y aunque no es mi intención glosar el mensaje gubernamental, ni escudriñar cada uno de sus pasajes esotéricos (por la falta de información o datos), nuevamente observamos un alto contenido de manipulación discursiva.

Se dijo frente a la Nación que no importaba el crecimiento y que era neoliberal medir todo con esa variable, que lo importante era la distribución equitativa del ingreso, la riqueza y la felicidad. Esta aseveración por demás contradictoria no sólo es falsa teóricamente, sino que incluso contradice el pasaje bíblico de la multiplicación de los panes y los peces.

Hemos comentado en este espacio que hasta ahora ninguna de las políticas económicas de la 4T se han alejado del neoliberalismo, por el contrario se consolidan. Es absurdo que se alegren de tener superávit fiscal y grandes ahorros, cuando son parte de las recomendaciones del FMI y BM en los programas de ajuste y estabilización.

Está demostrado económicamente que para romper las bajas expectativas de ganancia y generar condiciones de inversión, el Estado debe intervenir con instrumentos como es el gasto. Sobre todo, en momentos en los que el sector privado interno está contraído y el mercado externo es insuficiente.

La salida que suele usar AMLO para resolver este problema son los programas de fomento a la economía social y solidaria, los microcréditos y el empleo temporal en oficios. Sin embargo, mucho o casi todo eso, no se traduce en términos marxistas en una reproducción de bienes con valores de cambio, sino en valores de uso. Es decir, no se generará capital ni riqueza necesaria para poderla redistribuir entre la población.

AMLO también señaló que se ha separado el poder económico del poder político y que la corrupción ha sido el principal objetivo a vencer de su gobierno. Nuevamente, lo único que se ha podido observar hasta el momento es que ha usado todo el poder que le da la Presidencia de la República para encumbrar a un nuevo grupo empresarial y limitar a los que han existido en el pasado, salvo que jueguen bajo sus reglas.

Finalmente, el aspecto más preocupante de su mensaje es el que deriva de la calificación de “conservadores” y “moralmente derrotados” a quienes se oponen a la 4T. AMLO se empecina en polarizar la sociedad con estos discursos e imposibilita la existencia de un amplio espectro de posiciones, ideas y propuestas que son tan amplias y distintas como la realidad misma.

Yo mismo diría, no soy conservador ni estoy moralmente derrotado por señalar los errores que se comenten a cada paso en la 4T. Y la explicación es simple, muchos no estamos viendo el espejo de los anteriores gobiernos como se dijo en el informe, porque no es cierto que aquellos que no están con AMLO es porque prefieren a los anteriores y por tanto son cómplices.

Lo que AMLO no ve es que más allá de esta bipolaridad, muchos ciudadanos estamos mirando un espejo distinto, estamos mirando un espejo más amplio e integral que es el de México. En ese otro espejo, el verdadero, está dibujada la sociedad que añoramos y en la que existen realidades más allá de lo binario.

AMLO dibuja su propia visión de la realidad y falla al tratar de hacernos pasar a través de ella; olvida el verso bíblico que dice “Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que el que un rico entre en el reino de Dios”. Al parecer AMLO se ha ganado una llamada de atención de su párroco en la próxima misa dominical.


Twitter / Facebook: @CzarArenas

Si algo enmarcó nuevamente el discurso del primer informe de gobierno de la 4T fue esta idea recurrente de AMLO de hacer pasar forzadamente toda la realidad social por la óptica de lo público, como si el gobierno o el Estado constituyera la fuente prístina desde donde surge lo moral, lo justo y lo perfecto de manera unívoca.

AMLO hizo varias evocaciones religiosas desde su particular forma de entendimiento y aunque no es mi intención glosar el mensaje gubernamental, ni escudriñar cada uno de sus pasajes esotéricos (por la falta de información o datos), nuevamente observamos un alto contenido de manipulación discursiva.

Se dijo frente a la Nación que no importaba el crecimiento y que era neoliberal medir todo con esa variable, que lo importante era la distribución equitativa del ingreso, la riqueza y la felicidad. Esta aseveración por demás contradictoria no sólo es falsa teóricamente, sino que incluso contradice el pasaje bíblico de la multiplicación de los panes y los peces.

Hemos comentado en este espacio que hasta ahora ninguna de las políticas económicas de la 4T se han alejado del neoliberalismo, por el contrario se consolidan. Es absurdo que se alegren de tener superávit fiscal y grandes ahorros, cuando son parte de las recomendaciones del FMI y BM en los programas de ajuste y estabilización.

Está demostrado económicamente que para romper las bajas expectativas de ganancia y generar condiciones de inversión, el Estado debe intervenir con instrumentos como es el gasto. Sobre todo, en momentos en los que el sector privado interno está contraído y el mercado externo es insuficiente.

La salida que suele usar AMLO para resolver este problema son los programas de fomento a la economía social y solidaria, los microcréditos y el empleo temporal en oficios. Sin embargo, mucho o casi todo eso, no se traduce en términos marxistas en una reproducción de bienes con valores de cambio, sino en valores de uso. Es decir, no se generará capital ni riqueza necesaria para poderla redistribuir entre la población.

AMLO también señaló que se ha separado el poder económico del poder político y que la corrupción ha sido el principal objetivo a vencer de su gobierno. Nuevamente, lo único que se ha podido observar hasta el momento es que ha usado todo el poder que le da la Presidencia de la República para encumbrar a un nuevo grupo empresarial y limitar a los que han existido en el pasado, salvo que jueguen bajo sus reglas.

Finalmente, el aspecto más preocupante de su mensaje es el que deriva de la calificación de “conservadores” y “moralmente derrotados” a quienes se oponen a la 4T. AMLO se empecina en polarizar la sociedad con estos discursos e imposibilita la existencia de un amplio espectro de posiciones, ideas y propuestas que son tan amplias y distintas como la realidad misma.

Yo mismo diría, no soy conservador ni estoy moralmente derrotado por señalar los errores que se comenten a cada paso en la 4T. Y la explicación es simple, muchos no estamos viendo el espejo de los anteriores gobiernos como se dijo en el informe, porque no es cierto que aquellos que no están con AMLO es porque prefieren a los anteriores y por tanto son cómplices.

Lo que AMLO no ve es que más allá de esta bipolaridad, muchos ciudadanos estamos mirando un espejo distinto, estamos mirando un espejo más amplio e integral que es el de México. En ese otro espejo, el verdadero, está dibujada la sociedad que añoramos y en la que existen realidades más allá de lo binario.

AMLO dibuja su propia visión de la realidad y falla al tratar de hacernos pasar a través de ella; olvida el verso bíblico que dice “Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que el que un rico entre en el reino de Dios”. Al parecer AMLO se ha ganado una llamada de atención de su párroco en la próxima misa dominical.


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