/ miércoles 19 de enero de 2022

¿Ingobernabilidad? Mala señal

Después de todos los escándalos de las últimas semanas, el fiscal Uriel Carmona reconoce que los pleitos entre autoridades dan señales de ingobernabilidad en el estado que puede ser aprovechada por la delincuencia. Y Carmona lo pone en positivo porque… pues es el fiscal general del estado y responsable de uno de los pilares esenciales de la gobernabilidad (partiendo de la premisa de que el Estado se creó, en primer término para proteger a los ciudadanos); pero lo cierto es que la declaración asusta en tanto se reconoce que el distanciamiento entre las autoridades estatales es tan real como lo ha declarado reiteradamente el gobernador, Cuauhtémoc Blanco, que asegura no confiar en las autoridades estatales; y que ese enfrentamiento lesiona la operatividad de las estrategias de protección a la ciudadanía.

El daño que el enfrentamiento entre autoridades ha producido a Morelos es evidente; las cifras de delitos cometidos y las tragedias que cada dígito envuelve pintan un estado donde la seguridad pública está hundida en una crisis que arrastra al desarrollo económico y la tranquilidad social. El llamado del fiscal a deponer las diferencias y trabajar en conjunto para pacificar a Morelos parece atender a un interés noble, mucho más cuando se hizo a unas horas de que el gobernador Cuauhtémoc Blanco reiterara la retahíla de acusaciones contra las autoridades estatales. Pero la posición del gobierno estatal, impulsada notoriamente por Cuauhtémoc, ha llegado incluso al desconocimiento del fiscal.

Ayer hubo la inauguración de la fiscalía especializada en delitos de alto impacto. En la obra la intervención del gobierno estatal fue determinante, incluso fue la instancia que consiguió el terreno donde se edificaría. Eran el sitio y la ocasión ideal para limar asperezas con la Fiscalía. Pero el gobernador no solo evitó hasta donde pudo estrechar la mano de Uriel Carmona, su oficina de Comunicación Social envió un comunicado de apenas tres párrafos en que da cuenta de la asistencia del gobernador, cita en dos líneas la intervención de la fiscal especializada, Adriana Pineda, y evita la mención del fiscal general, y ya de paso de los presidentes del Congreso del Estado, el Tribunal Superior de Justicia, y el municipal de Cuernavaca, que compartieron el presidium con el mandatario. Para cada uno de ellos, el gobierno estatal ha tenido también señalamientos poco afortunados, desde la acusación de vínculos con delincuentes (para el diputado Francisco Sánchez), los señalamientos de jueces corruptos (contra el magistrado Rubén Jasso), y hasta el “a ver cómo le va sin Mando Coordinado”, (al alcalde José Luis Urióstegui). En efecto, por lo menos en ese presidium, Cuauhtémoc Blanco tiene muy pocos amigos.

El llamado del fiscal al trabajo conjunto, no debiera desestimarse por de quien viene. Lo urgente de atender la crisis de seguridad es evidente y detener el “circo” que para los empresarios han montado las autoridades. Preocupa que no hay una señal siquiera de que el Ejecutivo estatal vaya a suavizar su postura respecto de ninguna de las autoridades de las que está tan distanciado ya. Cuauhtémoc dice que no se irá, pero los que él percibe como sus adversarios tampoco.

@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx

Después de todos los escándalos de las últimas semanas, el fiscal Uriel Carmona reconoce que los pleitos entre autoridades dan señales de ingobernabilidad en el estado que puede ser aprovechada por la delincuencia. Y Carmona lo pone en positivo porque… pues es el fiscal general del estado y responsable de uno de los pilares esenciales de la gobernabilidad (partiendo de la premisa de que el Estado se creó, en primer término para proteger a los ciudadanos); pero lo cierto es que la declaración asusta en tanto se reconoce que el distanciamiento entre las autoridades estatales es tan real como lo ha declarado reiteradamente el gobernador, Cuauhtémoc Blanco, que asegura no confiar en las autoridades estatales; y que ese enfrentamiento lesiona la operatividad de las estrategias de protección a la ciudadanía.

El daño que el enfrentamiento entre autoridades ha producido a Morelos es evidente; las cifras de delitos cometidos y las tragedias que cada dígito envuelve pintan un estado donde la seguridad pública está hundida en una crisis que arrastra al desarrollo económico y la tranquilidad social. El llamado del fiscal a deponer las diferencias y trabajar en conjunto para pacificar a Morelos parece atender a un interés noble, mucho más cuando se hizo a unas horas de que el gobernador Cuauhtémoc Blanco reiterara la retahíla de acusaciones contra las autoridades estatales. Pero la posición del gobierno estatal, impulsada notoriamente por Cuauhtémoc, ha llegado incluso al desconocimiento del fiscal.

Ayer hubo la inauguración de la fiscalía especializada en delitos de alto impacto. En la obra la intervención del gobierno estatal fue determinante, incluso fue la instancia que consiguió el terreno donde se edificaría. Eran el sitio y la ocasión ideal para limar asperezas con la Fiscalía. Pero el gobernador no solo evitó hasta donde pudo estrechar la mano de Uriel Carmona, su oficina de Comunicación Social envió un comunicado de apenas tres párrafos en que da cuenta de la asistencia del gobernador, cita en dos líneas la intervención de la fiscal especializada, Adriana Pineda, y evita la mención del fiscal general, y ya de paso de los presidentes del Congreso del Estado, el Tribunal Superior de Justicia, y el municipal de Cuernavaca, que compartieron el presidium con el mandatario. Para cada uno de ellos, el gobierno estatal ha tenido también señalamientos poco afortunados, desde la acusación de vínculos con delincuentes (para el diputado Francisco Sánchez), los señalamientos de jueces corruptos (contra el magistrado Rubén Jasso), y hasta el “a ver cómo le va sin Mando Coordinado”, (al alcalde José Luis Urióstegui). En efecto, por lo menos en ese presidium, Cuauhtémoc Blanco tiene muy pocos amigos.

El llamado del fiscal al trabajo conjunto, no debiera desestimarse por de quien viene. Lo urgente de atender la crisis de seguridad es evidente y detener el “circo” que para los empresarios han montado las autoridades. Preocupa que no hay una señal siquiera de que el Ejecutivo estatal vaya a suavizar su postura respecto de ninguna de las autoridades de las que está tan distanciado ya. Cuauhtémoc dice que no se irá, pero los que él percibe como sus adversarios tampoco.

@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx