/ miércoles 24 de junio de 2020

Inoperante bloque opositor

Pese a la caída en popularidad y del creciente rechazo activo que se muestra hacia los gobiernos municipales, estatal y federal en Morelos, no parece hasta ahora haberse formado una alternativa que hiciera pensar en un cambio en el balance del poder en las elecciones intermedias, 2021; o en las gubernamentales y presidenciales, 2024.

El durísimo golpe que sufrieron los partidos políticos tradicionales en el 2018, la lucha por los despojos que vino después en sus dirigencias, hoy profundamente debilitadas, la fragmentación de las fuerzas opositoras en múltiples partidos pequeños -que podrían aumentar hasta en nueve, una vez que el Impepac concluya la validación de las organizaciones que solicitaron registro como nuevos partidos y que, por ley, no podrían coaligarse con otras fuerzas en su primera elección.

La aún no sepultada alianza entre Morena, PT y PES, podría concentrar de inicio hasta el 32 por ciento de los votos, de acuerdo con las preferencias electorales expresadas por ciudadanos en encuestas (más del 28 por ciento sólo de Morena); si sumamos a eso que la alianza es gobierno en la mayoría de los municipios, en el Congreso, y tiene (o por lo menos supuso algún día tener) el gobierno del estado, se convierte en el bloque a vencer en las intermedias del 2021, mucho más con su probable alianza con el acomodaticio Partido Verde que suele obtener entre 3 y 5 por ciento de la votación total; sin embargo, el menos de 10 por ciento del PAN y menos del cinco por ciento del resto de los partidos parecen obligar a cambios profundos de estrategia para ser parcialmente competitivos en el proceso electoral.

Así que hay quienes plantean una suerte de frente multipartidista que pueda arrebatar la mayoría en el Congreso y en los cabildos a Morena y sus aliados, lo que parece legítimo en la medida de la búsqueda por restablecer un equilibrio entre las fuerzas representativas de la sociedad: izquierdas, centros, derechas. Pero un frente opositor se percibe muy lejano, en tanto no pareciera existir una base para construir nada. La oposición ha fundado su discurso en la crítica, justa, necesaria, certera muchas veces, a los gobiernos municipales, estatal y federal; lo que puede lesionar un poco el respaldo que aún persiste en quienes fueron electos en el 2018 pero difícilmente restauraría algo de la confianza que los partidos perdieron durante las últimas dos décadas.

La falta de un proyecto alternativo de gobierno es un problema al que debiera sumarse la falta de aspirantes confiables y con una base social más o menos amplia. La repetición de candidatos tiene éxito sólo cuando estos tienen un respaldo ciudadano más o menos amplio, así que el reciclaje de aspirantes debería retirarse del proyecto de cualquier gran proyecto opositor. Sin juzgar las capacidades de quienes vuelven a buscar candidaturas en los partidos tradicionales, podría decirse que ninguno de ellos logró, ni en sus mejores circunstancias, una base de votos suficiente para ganar frente al trabuco de Morena que, lesionado por el ejercicio del poder, aún no enfrenta una oposición que lo ponga en riesgo.


@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx

Pese a la caída en popularidad y del creciente rechazo activo que se muestra hacia los gobiernos municipales, estatal y federal en Morelos, no parece hasta ahora haberse formado una alternativa que hiciera pensar en un cambio en el balance del poder en las elecciones intermedias, 2021; o en las gubernamentales y presidenciales, 2024.

El durísimo golpe que sufrieron los partidos políticos tradicionales en el 2018, la lucha por los despojos que vino después en sus dirigencias, hoy profundamente debilitadas, la fragmentación de las fuerzas opositoras en múltiples partidos pequeños -que podrían aumentar hasta en nueve, una vez que el Impepac concluya la validación de las organizaciones que solicitaron registro como nuevos partidos y que, por ley, no podrían coaligarse con otras fuerzas en su primera elección.

La aún no sepultada alianza entre Morena, PT y PES, podría concentrar de inicio hasta el 32 por ciento de los votos, de acuerdo con las preferencias electorales expresadas por ciudadanos en encuestas (más del 28 por ciento sólo de Morena); si sumamos a eso que la alianza es gobierno en la mayoría de los municipios, en el Congreso, y tiene (o por lo menos supuso algún día tener) el gobierno del estado, se convierte en el bloque a vencer en las intermedias del 2021, mucho más con su probable alianza con el acomodaticio Partido Verde que suele obtener entre 3 y 5 por ciento de la votación total; sin embargo, el menos de 10 por ciento del PAN y menos del cinco por ciento del resto de los partidos parecen obligar a cambios profundos de estrategia para ser parcialmente competitivos en el proceso electoral.

Así que hay quienes plantean una suerte de frente multipartidista que pueda arrebatar la mayoría en el Congreso y en los cabildos a Morena y sus aliados, lo que parece legítimo en la medida de la búsqueda por restablecer un equilibrio entre las fuerzas representativas de la sociedad: izquierdas, centros, derechas. Pero un frente opositor se percibe muy lejano, en tanto no pareciera existir una base para construir nada. La oposición ha fundado su discurso en la crítica, justa, necesaria, certera muchas veces, a los gobiernos municipales, estatal y federal; lo que puede lesionar un poco el respaldo que aún persiste en quienes fueron electos en el 2018 pero difícilmente restauraría algo de la confianza que los partidos perdieron durante las últimas dos décadas.

La falta de un proyecto alternativo de gobierno es un problema al que debiera sumarse la falta de aspirantes confiables y con una base social más o menos amplia. La repetición de candidatos tiene éxito sólo cuando estos tienen un respaldo ciudadano más o menos amplio, así que el reciclaje de aspirantes debería retirarse del proyecto de cualquier gran proyecto opositor. Sin juzgar las capacidades de quienes vuelven a buscar candidaturas en los partidos tradicionales, podría decirse que ninguno de ellos logró, ni en sus mejores circunstancias, una base de votos suficiente para ganar frente al trabuco de Morena que, lesionado por el ejercicio del poder, aún no enfrenta una oposición que lo ponga en riesgo.


@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx