/ lunes 24 de enero de 2022

La belleza de un jardín conquista a fieros guerreros tlatoanis en Morelos

El antiguo Valle de Cuauhnáhuac, que después llamarían a su ciudad capital Cuernavaca, permítanme darles a conocer, queridos lectores, un fragmento de su rica historia.

En estas letras trato de seguir con el ideal de Vasconcelos de promover y difundir las culturas propias por todo el mosaico cultural de México. Pues bien, Cuernavaca es una ciudad que tiene una singularidad, la de contar con uno de los mejores climas del mundo: es cálido, con exuberante vegetación y variedad de flores en gran parte de Morelos y si llueve, por lo general lo hace de noche. Es precisamente por su clima, que Cuauhnáhuac fue elegida por distintos señores y tlatoanis como un lugar de descanso. El quinto Tlatoani mexica Moctezuma Ilhuicamina (1398-1469), fue un gran admirador de la bella naturaleza del hoy Morelos, tanto que en 1440, este guerrero que combatió y destruyó ciudades no aliadas a su imperio, aconsejado por su hermano Tlacaélel considerado la mente brillante detrás del trono y al que diversas fuentes atribuyen la construcción del imperio mexica, le informó: “que en la provincia de tierra caliente de Cuauhnáhuac tengo noticia que son muy abundantes en agua, fuentes y tierras fértiles, sobre todo en Huaxtépetl”, (hoy Oaxtepec), “donde será cosa muy deliciosa que se haga una pila o alberca grande para regar la tierra que alcance y ese gran jardín sirva de recreación y desenfado tuyo y para la cura y salud de tu pueblo”.

Quedan como memoria de ese tiempo, en el Centro Vacacional IMSS Oaxtepec, unos petro grabados en la zona donde aparece la fecha 1444. Tres cronistas hablaron del sitio cuando la conquista: Hernán Cortés, Bernal Díaz del Castillo y Gonzalo de Sandoval, los tres lo conocieron como parte de sus andanzas militares por el Valle de Cuauhnáhuac, hoy parte de Morelos. Y aunque el primer español en disfrutar el lugar fue Sandoval en 1521, se estima que luego de que el 20 de julio de 1529, cuando le fue conferido el título hereditario del Marquesado del Valle de Oaxaca al capitán Hernán Cortés por el emperador Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico, por sus grandes méritos en la Conquista de México, fue cuando los visitó en 1530. De vuelta al siglo XV, la belleza del lugar constituyó un lugar de esparcimiento, mucho antes de la Conquista, para la élite azteca-mexica.

Sembrados con flores y plantas tan útiles por medicinales como bellas, lograron que con el tiempo este lugar constituyó el primer jardín etnobotánico conocido. Francisco Javier Clavijero cuenta en su “Historia Antigua de México”, que en ese sitio se tenía cuando menos un ejemplar de cada una de las plantas que se conocían. Bernal Díaz del Castillo por su parte, se maravilló de ese jardín que continuó hasta el imperio de Moctezuma Xocoyotzin y que fue el único lugar que se conservó durante la colonia, pues de ahí se tenían plantas curativas para el hospital de Oaxtepec que funcionó hasta mediados del siglo XVIII. Incluso los españoles aseguraban que ninguna de las naciones de Europa era superior a la de los mexicanos en erudición fotológica, pues contaban en ese lugar con una escala botánica mucho más elaborada que la que hasta entonces había en el Viejo Continente.

Francisco Mendoza, hijo del primer virrey de la Nueva España (Antonio de Mendoza gran admirador de la cultura original), pidió a Martín de la Cruz la creación de un libro de las plantas medicinales mexicanas para llevarlo a España y se le pidió a un alumno del Colegio de la Santa Cruz de Tlatelolco, Juan Badiano, que tradujera la obra al latín. Ese portento llamado Códice de la Cruz Badiano, trae la explicación más completa de la riqueza medicinal del México antiguo. Se terminó el 22 de julio de 1553. Un ejemplar único que me prestó mi amiga Cecilia Dávalos Murillo, hija del gran antropólogo don Eusebio Dávalos Hurtado, trae la grandeza médica que alcanzó el imperio azteca mexica y que fue devuelto a México por Juan Pablo II. El códice trae las propiedades curativas de las plantas americanas empleadas por los mexicas.

Los participantes del maravilloso códice fueron el médico indígena Martín de la Cruz, originario de Santiago Tlatelolco quien dictó varios remedios contra enfermedades y que lo registró originalmente en náhuatl y el estudiante Juan Badiano los tradujo al latín, ambos en la notable institución franciscana antecesora de la Real y Pontificia Universidad de México. Lo que confirma que Huaxtépetl fue la sede del primer Jardín Botánico del mundo.


Y hasta el próximo lunes.


El antiguo Valle de Cuauhnáhuac, que después llamarían a su ciudad capital Cuernavaca, permítanme darles a conocer, queridos lectores, un fragmento de su rica historia.

En estas letras trato de seguir con el ideal de Vasconcelos de promover y difundir las culturas propias por todo el mosaico cultural de México. Pues bien, Cuernavaca es una ciudad que tiene una singularidad, la de contar con uno de los mejores climas del mundo: es cálido, con exuberante vegetación y variedad de flores en gran parte de Morelos y si llueve, por lo general lo hace de noche. Es precisamente por su clima, que Cuauhnáhuac fue elegida por distintos señores y tlatoanis como un lugar de descanso. El quinto Tlatoani mexica Moctezuma Ilhuicamina (1398-1469), fue un gran admirador de la bella naturaleza del hoy Morelos, tanto que en 1440, este guerrero que combatió y destruyó ciudades no aliadas a su imperio, aconsejado por su hermano Tlacaélel considerado la mente brillante detrás del trono y al que diversas fuentes atribuyen la construcción del imperio mexica, le informó: “que en la provincia de tierra caliente de Cuauhnáhuac tengo noticia que son muy abundantes en agua, fuentes y tierras fértiles, sobre todo en Huaxtépetl”, (hoy Oaxtepec), “donde será cosa muy deliciosa que se haga una pila o alberca grande para regar la tierra que alcance y ese gran jardín sirva de recreación y desenfado tuyo y para la cura y salud de tu pueblo”.

Quedan como memoria de ese tiempo, en el Centro Vacacional IMSS Oaxtepec, unos petro grabados en la zona donde aparece la fecha 1444. Tres cronistas hablaron del sitio cuando la conquista: Hernán Cortés, Bernal Díaz del Castillo y Gonzalo de Sandoval, los tres lo conocieron como parte de sus andanzas militares por el Valle de Cuauhnáhuac, hoy parte de Morelos. Y aunque el primer español en disfrutar el lugar fue Sandoval en 1521, se estima que luego de que el 20 de julio de 1529, cuando le fue conferido el título hereditario del Marquesado del Valle de Oaxaca al capitán Hernán Cortés por el emperador Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico, por sus grandes méritos en la Conquista de México, fue cuando los visitó en 1530. De vuelta al siglo XV, la belleza del lugar constituyó un lugar de esparcimiento, mucho antes de la Conquista, para la élite azteca-mexica.

Sembrados con flores y plantas tan útiles por medicinales como bellas, lograron que con el tiempo este lugar constituyó el primer jardín etnobotánico conocido. Francisco Javier Clavijero cuenta en su “Historia Antigua de México”, que en ese sitio se tenía cuando menos un ejemplar de cada una de las plantas que se conocían. Bernal Díaz del Castillo por su parte, se maravilló de ese jardín que continuó hasta el imperio de Moctezuma Xocoyotzin y que fue el único lugar que se conservó durante la colonia, pues de ahí se tenían plantas curativas para el hospital de Oaxtepec que funcionó hasta mediados del siglo XVIII. Incluso los españoles aseguraban que ninguna de las naciones de Europa era superior a la de los mexicanos en erudición fotológica, pues contaban en ese lugar con una escala botánica mucho más elaborada que la que hasta entonces había en el Viejo Continente.

Francisco Mendoza, hijo del primer virrey de la Nueva España (Antonio de Mendoza gran admirador de la cultura original), pidió a Martín de la Cruz la creación de un libro de las plantas medicinales mexicanas para llevarlo a España y se le pidió a un alumno del Colegio de la Santa Cruz de Tlatelolco, Juan Badiano, que tradujera la obra al latín. Ese portento llamado Códice de la Cruz Badiano, trae la explicación más completa de la riqueza medicinal del México antiguo. Se terminó el 22 de julio de 1553. Un ejemplar único que me prestó mi amiga Cecilia Dávalos Murillo, hija del gran antropólogo don Eusebio Dávalos Hurtado, trae la grandeza médica que alcanzó el imperio azteca mexica y que fue devuelto a México por Juan Pablo II. El códice trae las propiedades curativas de las plantas americanas empleadas por los mexicas.

Los participantes del maravilloso códice fueron el médico indígena Martín de la Cruz, originario de Santiago Tlatelolco quien dictó varios remedios contra enfermedades y que lo registró originalmente en náhuatl y el estudiante Juan Badiano los tradujo al latín, ambos en la notable institución franciscana antecesora de la Real y Pontificia Universidad de México. Lo que confirma que Huaxtépetl fue la sede del primer Jardín Botánico del mundo.


Y hasta el próximo lunes.