/ miércoles 17 de junio de 2020

¡La ciencia y la tecnología nos salvará!

Siguiendo la ruta que muchos países iniciaron para conseguir una vacuna contra el Covid-19, recién se informó que en China, EEUU e Inglaterra han iniciado pruebas clínicas en humanos; pero es, en éste último país, que se consideran los mayores avances al retomar la experiencia del coronavirus (MERS) de 2012.

Australia, Alemania y muchos otros siguen experimentando. En México, se han anunciado proyectos de vacunas basados en la biotecnología (UANL); pero las que más han avanzado son las vacunas desarrolladas por la UNAM, la UABC y el IMSS.

Mientras no se logre probar con éxito una vacuna, otro camino seguido por la ciencia han sido los tratamientos de transfusión de plasma sanguíneo inmune (IMSS); los tratamientos con células madre (por considerarse que tienen capacidad para inmunoregular, Gobierno de Hidalgo y Japón); y el de anticuerpos para uso terapéutico (IPN).

De manera paralela también hemos conocido los esfuerzos de la ciencia para identificar medicamentos ya disponibles, que pudieran ser útiles en el tratamiento: Remdesivir (usado contra el ébola), Sofosbuvir (tratamiento para hepatitis C), Hidroxiclorina (para tratar la malaria), y recientemente el Dexametasona (para tratar reacciones alérgicas, asma y artritis reumatoide.

La ciencia también ha logrado trascender la estéril discusión sobre el uso de cubrebocas y parece coincidir finalmente que sí es útil reducir infecciones (OMS). De igual forma, la ciencia ha logrado desarrollar pruebas rápidas de detección del virus en nuestro país (UNAM, IPN y el Cinvestav), las cuales se sugieren distribuir masivamente para identificar y controlar a los pacientes asintomáticos.

En tanto la ciencia no encuentre una cura, la tecnología también está jugando un papel relevante. Por ejemplo, el uso de las videollamadas se vuelven cada vez más comunes no sólo para atender a distancia los casos sospechosos, sino también en el primer frente de batalla para mantener presencia virtual entre pacientes con Covid-19 y sus familiares.

Lo que comenzó con éxito en distintos países de Asia, ahora esta siendo replicado en varios países europeos: programas de rastreo y seguimiento, desde aplicaciones telefónicas. Ignacio Ramonet señala en este sentido que el Covid-19 se ha convertido en la primera enfermedad global contra la que se lucha digitalmente con cibervigilancia.

Con estas herramientas se busca identificar a las personas contagiadas para aislarlas, junto con los contactos que haya tenido por ser sospechosas. Si bien esto atenta contra la privacidad de las personas, se evita poner en cuarentena a todos por igual y acumular afectaciones económicas entre la población.

Con el uso de la tecnología hemos vimos drones sanitizando o emitiendo mensajes a la población desde sus altavoces; pero ahora se proponen robots para sanitizar con luz ultravioleta los espacios hospitalarios con pacientes Covid-19 (IPN).

No me queda duda que la ciencia y la tecnología seguirán incidiendo en la lucha contra esta pandemia y llegará el día que finalmente podremos decir que nos han salvado.

Mientras eso no ocurra, lo más asequible para la mayoría de las personas es seguir extremando cuidados, fortalecer el sistema inmunológico, usar cubrebocas, gel antibacterial y lavarnos las manos.


Twitter / Facebook: @CzarArenas

Siguiendo la ruta que muchos países iniciaron para conseguir una vacuna contra el Covid-19, recién se informó que en China, EEUU e Inglaterra han iniciado pruebas clínicas en humanos; pero es, en éste último país, que se consideran los mayores avances al retomar la experiencia del coronavirus (MERS) de 2012.

Australia, Alemania y muchos otros siguen experimentando. En México, se han anunciado proyectos de vacunas basados en la biotecnología (UANL); pero las que más han avanzado son las vacunas desarrolladas por la UNAM, la UABC y el IMSS.

Mientras no se logre probar con éxito una vacuna, otro camino seguido por la ciencia han sido los tratamientos de transfusión de plasma sanguíneo inmune (IMSS); los tratamientos con células madre (por considerarse que tienen capacidad para inmunoregular, Gobierno de Hidalgo y Japón); y el de anticuerpos para uso terapéutico (IPN).

De manera paralela también hemos conocido los esfuerzos de la ciencia para identificar medicamentos ya disponibles, que pudieran ser útiles en el tratamiento: Remdesivir (usado contra el ébola), Sofosbuvir (tratamiento para hepatitis C), Hidroxiclorina (para tratar la malaria), y recientemente el Dexametasona (para tratar reacciones alérgicas, asma y artritis reumatoide.

La ciencia también ha logrado trascender la estéril discusión sobre el uso de cubrebocas y parece coincidir finalmente que sí es útil reducir infecciones (OMS). De igual forma, la ciencia ha logrado desarrollar pruebas rápidas de detección del virus en nuestro país (UNAM, IPN y el Cinvestav), las cuales se sugieren distribuir masivamente para identificar y controlar a los pacientes asintomáticos.

En tanto la ciencia no encuentre una cura, la tecnología también está jugando un papel relevante. Por ejemplo, el uso de las videollamadas se vuelven cada vez más comunes no sólo para atender a distancia los casos sospechosos, sino también en el primer frente de batalla para mantener presencia virtual entre pacientes con Covid-19 y sus familiares.

Lo que comenzó con éxito en distintos países de Asia, ahora esta siendo replicado en varios países europeos: programas de rastreo y seguimiento, desde aplicaciones telefónicas. Ignacio Ramonet señala en este sentido que el Covid-19 se ha convertido en la primera enfermedad global contra la que se lucha digitalmente con cibervigilancia.

Con estas herramientas se busca identificar a las personas contagiadas para aislarlas, junto con los contactos que haya tenido por ser sospechosas. Si bien esto atenta contra la privacidad de las personas, se evita poner en cuarentena a todos por igual y acumular afectaciones económicas entre la población.

Con el uso de la tecnología hemos vimos drones sanitizando o emitiendo mensajes a la población desde sus altavoces; pero ahora se proponen robots para sanitizar con luz ultravioleta los espacios hospitalarios con pacientes Covid-19 (IPN).

No me queda duda que la ciencia y la tecnología seguirán incidiendo en la lucha contra esta pandemia y llegará el día que finalmente podremos decir que nos han salvado.

Mientras eso no ocurra, lo más asequible para la mayoría de las personas es seguir extremando cuidados, fortalecer el sistema inmunológico, usar cubrebocas, gel antibacterial y lavarnos las manos.


Twitter / Facebook: @CzarArenas