/ viernes 13 de marzo de 2020

La cultura machista desde el seno familiar

Desde el seno familiar se consume el machismo de generación en generación y se hace presente en lo cotidiano y en el diario vivir.

En muchos hogares se escucha decir actualmente: "barrer, lavar, planchar y limpiar lo hacen las mujeres". Esta actitud ha mermado al género femenino, ya que inclusive las propias madres siembra la cultura de: " aprende a cocinar para cuándo te cases no seas una inútil ", entre otros argumentos que radicalizan el entorno de las mujeres, mientras que este género se supera, crece y rebasa en muchas ocasiones la capacidad del hombre en actividades profesionales, académicas y de negocios.

Inclusive en la política, como es el caso de Morelos, existen expresiones como la del independiente Pepe Casas, que ofenden desde tribuna a este sector de la sociedad, al argumentar que: “es lo malo de sacarlas de la cocina y sentarlas en una curul”, en una actitud de evidente violencia política y misoginia.

Históricamente hay un enojo de los hombres hacia las mujeres, mismo que se ha encauzado en distintas formas de violencia en su contra, una de ellas en el espacio laboral, territorio de poder que siempre han ocupado los hombres.

Lo que es una realidad es que se siguen matando a las mujeres y las manifestaciones legítimas toman mayor fuerza y se pueden desbordar con justificada razón. Solo hay que preguntarle a una familia su sentimiento en torno a la desaparición de su hija o esposa y luego haberla encontrado ultrajada y muerta. Se justifica entonces el enojo, el resentimiento y la sed de venganza. Por esa razón, el tono de las manifestaciones en rechazo a las desapariciones y muertes de mujeres sube. Hay padres que dicen: si le pasa algo a mi hija, los mato. O no es cierto?

Claro que si. Un padre de familia daría la vida por su hija, esposa o hermana y enfrentaría a los criminales.

En el estado de Morelos el asunto es delicado. Hay cifras oficiales que no coinciden con las de organizaciones civiles dedicadas a este fenómeno y por ejemplo, en el balance que realizó la Comisión Independiente de Derechos Humanos (CIDH), de Enero y Febrero del 2019 se recrudecieron las agresiones en contra de las féminas por lo que instó al gobierno local trabajar en materia de procuración de justicia, seguridad pública y el fortalecimiento de la agenda en defensa de la equidad de género.

Destaca que a cuatro años y medio de que se decretó la Alerta de Violencia de Género por parte de la Secretaría de Gobernación en municipios de Morelos, el año pasado fue el más violento para las mujeres con 100 femicidios.

La activista de esta red social, Juliana García Quintanilla, lamentó que a cuatro años del decreto por parte de la Federación, “no han bajado los feminicidios y las autoridades siguen simulando”.

Dijo que las instancia gubernamentales han incumplido con las recomendaciones que emitió la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (Conavim).

Los municipios con mayor número de asesinatos de mujeres fueron, Emiliano Zapata, Yautepec, Jiutepec, Temixco, Cuautla, Jojutla, Cuernavaca y Puente de Ixtla y el rango de edades de las mujeres asesinadas son de 21 y 31 años con 25 casos; seguido de los 41 a 50 años con 8 feminicidios.

Desde el seno familiar se consume el machismo de generación en generación y se hace presente en lo cotidiano y en el diario vivir.

En muchos hogares se escucha decir actualmente: "barrer, lavar, planchar y limpiar lo hacen las mujeres". Esta actitud ha mermado al género femenino, ya que inclusive las propias madres siembra la cultura de: " aprende a cocinar para cuándo te cases no seas una inútil ", entre otros argumentos que radicalizan el entorno de las mujeres, mientras que este género se supera, crece y rebasa en muchas ocasiones la capacidad del hombre en actividades profesionales, académicas y de negocios.

Inclusive en la política, como es el caso de Morelos, existen expresiones como la del independiente Pepe Casas, que ofenden desde tribuna a este sector de la sociedad, al argumentar que: “es lo malo de sacarlas de la cocina y sentarlas en una curul”, en una actitud de evidente violencia política y misoginia.

Históricamente hay un enojo de los hombres hacia las mujeres, mismo que se ha encauzado en distintas formas de violencia en su contra, una de ellas en el espacio laboral, territorio de poder que siempre han ocupado los hombres.

Lo que es una realidad es que se siguen matando a las mujeres y las manifestaciones legítimas toman mayor fuerza y se pueden desbordar con justificada razón. Solo hay que preguntarle a una familia su sentimiento en torno a la desaparición de su hija o esposa y luego haberla encontrado ultrajada y muerta. Se justifica entonces el enojo, el resentimiento y la sed de venganza. Por esa razón, el tono de las manifestaciones en rechazo a las desapariciones y muertes de mujeres sube. Hay padres que dicen: si le pasa algo a mi hija, los mato. O no es cierto?

Claro que si. Un padre de familia daría la vida por su hija, esposa o hermana y enfrentaría a los criminales.

En el estado de Morelos el asunto es delicado. Hay cifras oficiales que no coinciden con las de organizaciones civiles dedicadas a este fenómeno y por ejemplo, en el balance que realizó la Comisión Independiente de Derechos Humanos (CIDH), de Enero y Febrero del 2019 se recrudecieron las agresiones en contra de las féminas por lo que instó al gobierno local trabajar en materia de procuración de justicia, seguridad pública y el fortalecimiento de la agenda en defensa de la equidad de género.

Destaca que a cuatro años y medio de que se decretó la Alerta de Violencia de Género por parte de la Secretaría de Gobernación en municipios de Morelos, el año pasado fue el más violento para las mujeres con 100 femicidios.

La activista de esta red social, Juliana García Quintanilla, lamentó que a cuatro años del decreto por parte de la Federación, “no han bajado los feminicidios y las autoridades siguen simulando”.

Dijo que las instancia gubernamentales han incumplido con las recomendaciones que emitió la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (Conavim).

Los municipios con mayor número de asesinatos de mujeres fueron, Emiliano Zapata, Yautepec, Jiutepec, Temixco, Cuautla, Jojutla, Cuernavaca y Puente de Ixtla y el rango de edades de las mujeres asesinadas son de 21 y 31 años con 25 casos; seguido de los 41 a 50 años con 8 feminicidios.