/ domingo 11 de octubre de 2020

La inseguridad de Morena

El desastre en la lucha por la dirigencia de Morena difícilmente pegará a la intención de voto que tiene en Morelos, aunque al interior podría originar la toma de malas decisiones que podrían decidir probar otras opciones. Es decir, al momento Morena mantiene las más altas intenciones de voto en el estado, pero eso cambiará si en lo interno se creen que con cualquier candidato podrían repetir la hazaña del 2018 y si la oposición finalmente puede encontrar algo de inteligencia para seleccionar buenos candidatos y hacer grandes campañas.

Sin Andrés Manuel López Obrador en las papeletas electorales, Morena tendrá un reto enorme en la elección intermedia influida mucho más por los componentes locales y regionales que por lo nacional. La aparición de nuevos partidos en la esfera local, con alta concentración de militantes en regiones muy específicas del estado, los coloca ya como un reto mayor para un movimiento que no ha aprendido a ser partido político (aunque en eso parece estar a la par con un PRI que extraña tener un gran tomador de decisiones, un PAN cuyas fracturas internas evidencian lo difícil que le resulta la democracia interna, un PRD en franca fuga, y los ex partidos satélite que padecen ahora de la construcción de plataformas políticas que verdaderamente constituyan alternativas al mercado electoral tradicional).

Morena no tiene ganado el estado, la intención de voto por el partido con el que López Obrador parece tener una relación tan compleja como la de un rey con algún hijo bastardo, se mantiene entre 25 y 30 por ciento, y si bien es la más alta en casi todas las regiones del estado, no garantiza aún el triunfo. La inercia panista de ya dos décadas en Cuernavaca, y la aparición de alternativas muy regionales en las zonas sur y oriente, junto con las aparentemente avanzadas alianzas entre alcaldes y diputados opositores al gobierno de Cuauhtémoc Blanco, complican la vida a Morena en tanto le obligarán tarde o temprano a presentar una posición respecto de quien fue su aliado en las elecciones del 2018 y el partido que les ha rasurado diputados, marginado de las decisiones en política estatal y atacado abiertamente a algunos de sus cuadros destacados; pero que tiene una mejor relación con el presidente que cualquier morenista local.

Por lo pronto, el partido del gobernador ha externado interés por coaligarse con Morena, pero no con el Partido del Trabajo, lo que junto con el eventual relevo en la dirigencia nacional y el distanciamiento del gobernador con figuras como Lucía Meza, Rabindranath Salazar, Antonio Villalobos, Jesús Corona, Agustín Alonso, por mencionar sólo los evidentes; complica mucho el acercamiento que tampoco será sencillo para el Partido del Trabajo, o para el caso con el el Verde Ecologista que en Morelos tampoco aparece siquiera en la misma galaxia que el gobierno estatal.

Para quien no ha observado los acontecimientos en la política morelense los últimos dos años y medio, podría parecer extraño que quien fuera factor de unidad para la coalición Juntos Haremos Historia en Morelos, ahora sea el principal motivo de discordias.


@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx

El desastre en la lucha por la dirigencia de Morena difícilmente pegará a la intención de voto que tiene en Morelos, aunque al interior podría originar la toma de malas decisiones que podrían decidir probar otras opciones. Es decir, al momento Morena mantiene las más altas intenciones de voto en el estado, pero eso cambiará si en lo interno se creen que con cualquier candidato podrían repetir la hazaña del 2018 y si la oposición finalmente puede encontrar algo de inteligencia para seleccionar buenos candidatos y hacer grandes campañas.

Sin Andrés Manuel López Obrador en las papeletas electorales, Morena tendrá un reto enorme en la elección intermedia influida mucho más por los componentes locales y regionales que por lo nacional. La aparición de nuevos partidos en la esfera local, con alta concentración de militantes en regiones muy específicas del estado, los coloca ya como un reto mayor para un movimiento que no ha aprendido a ser partido político (aunque en eso parece estar a la par con un PRI que extraña tener un gran tomador de decisiones, un PAN cuyas fracturas internas evidencian lo difícil que le resulta la democracia interna, un PRD en franca fuga, y los ex partidos satélite que padecen ahora de la construcción de plataformas políticas que verdaderamente constituyan alternativas al mercado electoral tradicional).

Morena no tiene ganado el estado, la intención de voto por el partido con el que López Obrador parece tener una relación tan compleja como la de un rey con algún hijo bastardo, se mantiene entre 25 y 30 por ciento, y si bien es la más alta en casi todas las regiones del estado, no garantiza aún el triunfo. La inercia panista de ya dos décadas en Cuernavaca, y la aparición de alternativas muy regionales en las zonas sur y oriente, junto con las aparentemente avanzadas alianzas entre alcaldes y diputados opositores al gobierno de Cuauhtémoc Blanco, complican la vida a Morena en tanto le obligarán tarde o temprano a presentar una posición respecto de quien fue su aliado en las elecciones del 2018 y el partido que les ha rasurado diputados, marginado de las decisiones en política estatal y atacado abiertamente a algunos de sus cuadros destacados; pero que tiene una mejor relación con el presidente que cualquier morenista local.

Por lo pronto, el partido del gobernador ha externado interés por coaligarse con Morena, pero no con el Partido del Trabajo, lo que junto con el eventual relevo en la dirigencia nacional y el distanciamiento del gobernador con figuras como Lucía Meza, Rabindranath Salazar, Antonio Villalobos, Jesús Corona, Agustín Alonso, por mencionar sólo los evidentes; complica mucho el acercamiento que tampoco será sencillo para el Partido del Trabajo, o para el caso con el el Verde Ecologista que en Morelos tampoco aparece siquiera en la misma galaxia que el gobierno estatal.

Para quien no ha observado los acontecimientos en la política morelense los últimos dos años y medio, podría parecer extraño que quien fuera factor de unidad para la coalición Juntos Haremos Historia en Morelos, ahora sea el principal motivo de discordias.


@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx