/ miércoles 15 de junio de 2022

La izquierda ya inició la campaña del 2023

Con un acto de masas realizado el pasado domingo en la ciudad de Toluca, Estado de México, la dirigencia de Morena y de los partidos de izquierda iniciaron de hecho la campaña electoral de esta entidad, que culminará en 2023 donde estarán en juego no solo el dominio de los últimos cacicazgos priistas, sino el futuro del país.

La misma coalición recién obtuvo al triunfo en 4 de las 6 elecciones de gobernador que tuvieron lugar el domingo 5 de junio, algunas por amplia mayoría, en otras por porcentajes más estrechos, pero en todas con claridad en los márgenes. Los resultados de Durango y Aguascalientes, donde la izquierda supuestamente fue superada, ya fueron impugnados ante los tribunales.

En los hechos, más de las dos terceras partes de las entidades federativas quedó bajo el gobierno de las fuerzas democráticas, quedando bajo el dominio de la oposición de derecha solo unas 10 entidades, entre ellas Jalisco y Nuevo León, gobernados por el partido Movimiento Ciudadano (MC).

Con estas 4 victorias, la coalición de izquierda tiene hoy el predominio en 22 entidades federativas del país, las cuales representan el control en más de dos terceras partes de los estados. Ante la aplastante derrota de la oposición, es por demás divertido que hoy esa coalición de derecha pretenda presentar sus reducidas cifras como una “victoria”, porque –argumentan-- la coalición de izquierda había calculado obtener “6 de 6” en relación con el número de gubernaturas en juego.

La izquierda no perdió ninguna gubernatura por la simple razón de que en ninguna de las entidades tenía el control del gobierno. Algún comentarista de TV ha ridiculizado esa celebración, diciendo que ni el equipo de futbol Cruz Azul se ha atrevido a festejar sus “cruzazuleadas” de esta manera. Incluso los comentaristas de derecha han calificado ese razonamiento como una “tomadura de pelo”.

Asimismo, el comentario general de los dirigentes de la derecha, después de los anteriores resultados, fue aseverar que para el 2024 “hay tiro”, usando la expresión popular para indicar que la coalición aún no ha sido derrotada, y sus partidos se mantienen en la pelea. Es importante descubrir por qué existe tanta falla en la lógica de este razonamiento. Nos queda claro que los líderes solo la invocan para no reconocer la magnitud de su derrota. Y por lo mismo, para conservar el apoyo de sus patrocinadores.

La expectativa de la izquierda, en cambio, consiste en agrupar sus fuerzas para presentar duras batallas en 2023 en las elecciones del Estado de México y Coahuila. En ambas entidades, al igual que en Hidalgo, el PRI nunca ha perdido el control desde que fue fundado en 1929.

El estado de México es, con mucho, la entidad más dinámica en la economía del país, tan solo después de la Ciudad de México. La tradición priísta se basa en el control que el Grupo “Atlacomulco” –legendario, corrupto y antidemocrático-- ha mantenido sobre toda la política en la entidad. Alfredo del Mazo, el actual gobernador y heredero de la dinastía, pudo sobrevivir y llegar al cargo en 2017, solo después del apoyo abierto del INE, que encubrió todos sus fraudes y trapacerías.

Pero en el 2023 ese INE cambiará. Lorenzo Córdova abandonará el cargo en abril, y las elecciones estatales tendrán lugar después de esa fecha. Si el INE pudiera llegar a tener un cierto equilibrio en sus funciones, el grupo “Atlacomulco” seré exhibido, y las elecciones serán más competidas que en el 2017. Es posible una victoria de la izquierda.

En resumen: de 2018 a la fecha, el PRIAN ha perdido –además de la Presidencia de la República-- las 22 gubernaturas que hoy están en manos de la izquierda; la mayoría legislativa en ambas cámaras del congreso federal y una enorme cantidad de municipios y legislaturas locales. La derecha está por completo arrinconada, a la defensiva, y sobre todo bajo el embate de miles de acusaciones por corrupción que mantienen a muchos de sus exgobernadores en prisión, y a otros huyendo de la justicia.

Cuando los líderes de la derecha aseguran que para el 2024 “hay tiro”, se debe interpretar como una batalla por la sobrevivencia, no por la victoria. De acuerdo con los antecedentes, la izquierda ha venido arrebatando paulatinamente posiciones a los prianistas. En ambos casos –Coahuila y Edomex—hay un prolongado dominio del PRI y nunca se ha presentado la alternancia. En Coahuila ese dominio arranca desde la época de Venustiano Carranza y es anterior a la fundación del PRI en 1929.

El estado de Coahuila ha tenido más de 20 gobernadores procedentes del PRI desde el 1929 a la fecha. Nunca ha habido alternancia. Nunca ha ejercido el poder otro partido. El grupo de los Moreira (Humberto y Rubén) se ha alternado en la gubernatura desde principios del presente siglo; han endeudado a la entidad y se ha sostenido en el poder a base de represión y repartiendo dádivas. Los Moreira mantienen un pleito entre ellos por la muerte de un hijo de Humberto en condiciones oscuras.

En el estado de México la dominación priísta tiene su origen en la integración del Grupo Atlacomulco desde la época de Isidro Fabela, a mediados de los años 30 del siglo pasado. De ese grupo han surgido, entre otros personajes, Carlos Hank González, el plutócrata que vivió y medró a la sombre del poder, y sus herederos hoy mantienen jugosos negocios, incluyendo casinos, hipódromos, juegos de azar y bancos.

Alfredo del Mazo es un nombre ligado tradicionalmente al poder en el Edomex. El fundador de la dinastía fue Alfredo del Mazo Vélez, padre de Alfredo del Mazo González y abuelo del actual gobernador Alfredo del Mazo Maza. Enrique Peña Nieto llegó a ser presidente de México, y actualmente es el exiliado más famoso y correteado del país. Su fortuna es incalculable y vive en condiciones en que se ve obligado a tomar las más rigurosas precauciones, viajando siempre en aviones particulares y manteniendo todo el tiempo en secreto sus movimientos. La experiencia de lo que sucedió con Emilio Lozoya –su socio y cómplice—le quedó bien clara, y no quiere repetir los errores que, finalmente, condujeron a éste a la cárcel.

Contra el poder y la estructura orgánica de cúpula mexiquense, la izquierda deberá luchar en las elecciones del 2023. Y deberá vencerlos. Finalmente, queda claro que la derecha representa lo antiguo, lo obsoleto, la corrupción y la violencia del estado contra quienes protestan por las políticas públicas, la enajenación de los bienes nacionales. La derecha representa la codicia en vez de la solidaridad.

Con un acto de masas realizado el pasado domingo en la ciudad de Toluca, Estado de México, la dirigencia de Morena y de los partidos de izquierda iniciaron de hecho la campaña electoral de esta entidad, que culminará en 2023 donde estarán en juego no solo el dominio de los últimos cacicazgos priistas, sino el futuro del país.

La misma coalición recién obtuvo al triunfo en 4 de las 6 elecciones de gobernador que tuvieron lugar el domingo 5 de junio, algunas por amplia mayoría, en otras por porcentajes más estrechos, pero en todas con claridad en los márgenes. Los resultados de Durango y Aguascalientes, donde la izquierda supuestamente fue superada, ya fueron impugnados ante los tribunales.

En los hechos, más de las dos terceras partes de las entidades federativas quedó bajo el gobierno de las fuerzas democráticas, quedando bajo el dominio de la oposición de derecha solo unas 10 entidades, entre ellas Jalisco y Nuevo León, gobernados por el partido Movimiento Ciudadano (MC).

Con estas 4 victorias, la coalición de izquierda tiene hoy el predominio en 22 entidades federativas del país, las cuales representan el control en más de dos terceras partes de los estados. Ante la aplastante derrota de la oposición, es por demás divertido que hoy esa coalición de derecha pretenda presentar sus reducidas cifras como una “victoria”, porque –argumentan-- la coalición de izquierda había calculado obtener “6 de 6” en relación con el número de gubernaturas en juego.

La izquierda no perdió ninguna gubernatura por la simple razón de que en ninguna de las entidades tenía el control del gobierno. Algún comentarista de TV ha ridiculizado esa celebración, diciendo que ni el equipo de futbol Cruz Azul se ha atrevido a festejar sus “cruzazuleadas” de esta manera. Incluso los comentaristas de derecha han calificado ese razonamiento como una “tomadura de pelo”.

Asimismo, el comentario general de los dirigentes de la derecha, después de los anteriores resultados, fue aseverar que para el 2024 “hay tiro”, usando la expresión popular para indicar que la coalición aún no ha sido derrotada, y sus partidos se mantienen en la pelea. Es importante descubrir por qué existe tanta falla en la lógica de este razonamiento. Nos queda claro que los líderes solo la invocan para no reconocer la magnitud de su derrota. Y por lo mismo, para conservar el apoyo de sus patrocinadores.

La expectativa de la izquierda, en cambio, consiste en agrupar sus fuerzas para presentar duras batallas en 2023 en las elecciones del Estado de México y Coahuila. En ambas entidades, al igual que en Hidalgo, el PRI nunca ha perdido el control desde que fue fundado en 1929.

El estado de México es, con mucho, la entidad más dinámica en la economía del país, tan solo después de la Ciudad de México. La tradición priísta se basa en el control que el Grupo “Atlacomulco” –legendario, corrupto y antidemocrático-- ha mantenido sobre toda la política en la entidad. Alfredo del Mazo, el actual gobernador y heredero de la dinastía, pudo sobrevivir y llegar al cargo en 2017, solo después del apoyo abierto del INE, que encubrió todos sus fraudes y trapacerías.

Pero en el 2023 ese INE cambiará. Lorenzo Córdova abandonará el cargo en abril, y las elecciones estatales tendrán lugar después de esa fecha. Si el INE pudiera llegar a tener un cierto equilibrio en sus funciones, el grupo “Atlacomulco” seré exhibido, y las elecciones serán más competidas que en el 2017. Es posible una victoria de la izquierda.

En resumen: de 2018 a la fecha, el PRIAN ha perdido –además de la Presidencia de la República-- las 22 gubernaturas que hoy están en manos de la izquierda; la mayoría legislativa en ambas cámaras del congreso federal y una enorme cantidad de municipios y legislaturas locales. La derecha está por completo arrinconada, a la defensiva, y sobre todo bajo el embate de miles de acusaciones por corrupción que mantienen a muchos de sus exgobernadores en prisión, y a otros huyendo de la justicia.

Cuando los líderes de la derecha aseguran que para el 2024 “hay tiro”, se debe interpretar como una batalla por la sobrevivencia, no por la victoria. De acuerdo con los antecedentes, la izquierda ha venido arrebatando paulatinamente posiciones a los prianistas. En ambos casos –Coahuila y Edomex—hay un prolongado dominio del PRI y nunca se ha presentado la alternancia. En Coahuila ese dominio arranca desde la época de Venustiano Carranza y es anterior a la fundación del PRI en 1929.

El estado de Coahuila ha tenido más de 20 gobernadores procedentes del PRI desde el 1929 a la fecha. Nunca ha habido alternancia. Nunca ha ejercido el poder otro partido. El grupo de los Moreira (Humberto y Rubén) se ha alternado en la gubernatura desde principios del presente siglo; han endeudado a la entidad y se ha sostenido en el poder a base de represión y repartiendo dádivas. Los Moreira mantienen un pleito entre ellos por la muerte de un hijo de Humberto en condiciones oscuras.

En el estado de México la dominación priísta tiene su origen en la integración del Grupo Atlacomulco desde la época de Isidro Fabela, a mediados de los años 30 del siglo pasado. De ese grupo han surgido, entre otros personajes, Carlos Hank González, el plutócrata que vivió y medró a la sombre del poder, y sus herederos hoy mantienen jugosos negocios, incluyendo casinos, hipódromos, juegos de azar y bancos.

Alfredo del Mazo es un nombre ligado tradicionalmente al poder en el Edomex. El fundador de la dinastía fue Alfredo del Mazo Vélez, padre de Alfredo del Mazo González y abuelo del actual gobernador Alfredo del Mazo Maza. Enrique Peña Nieto llegó a ser presidente de México, y actualmente es el exiliado más famoso y correteado del país. Su fortuna es incalculable y vive en condiciones en que se ve obligado a tomar las más rigurosas precauciones, viajando siempre en aviones particulares y manteniendo todo el tiempo en secreto sus movimientos. La experiencia de lo que sucedió con Emilio Lozoya –su socio y cómplice—le quedó bien clara, y no quiere repetir los errores que, finalmente, condujeron a éste a la cárcel.

Contra el poder y la estructura orgánica de cúpula mexiquense, la izquierda deberá luchar en las elecciones del 2023. Y deberá vencerlos. Finalmente, queda claro que la derecha representa lo antiguo, lo obsoleto, la corrupción y la violencia del estado contra quienes protestan por las políticas públicas, la enajenación de los bienes nacionales. La derecha representa la codicia en vez de la solidaridad.