/ miércoles 24 de octubre de 2018

La otra puerta de Morelos (segunda parte)

De acuerdo con los datos de la encuesta intercensal, en 2015Coatlán del Río contaba con una población de 9 mil 768 habitantes y 2 mil 889 viviendas particulares. Por sus condiciones socioeconómicas, la SEDESOL clasificó al municipio en el lugar 25 de 33 por presentar un grado de rezago social bajo.

Esta condición se explica por la combinación entre su población y el comportamiento de sus indicadores. El mayor rezago social se ubicaba en el número de personas con educación básica incompleta (28.7 por ciento), en viviendas con hacinamiento (9.2 por ciento)o sin acceso a servicios de drenaje (8.4 por ciento), o de agua (2.3 por ciento) o por tener pisos de tierra, muros o techos de material endeble. Sin embargo, la condición de pobreza se debe al bajo nivel de ingresos.

En 2014, cuando se puso en marcha la estrategia de “amortiguamiento social” se utilizó toda la información y diagnósticos disponibles. La atención que requería el caso Michapa rebasó el polígono de influencia que correspondía al penal femenil de alta seguridad, ya que comprometía esfuerzos, inversiones y responsabilidades institucionales a mediano y largo plazo.

Por ejemplo, en aquel entonces el ayuntamiento propuso una cartera amplia de obras que implicaban construir, remodelar o equipar redes de agua potable, pozos, tanques de almacenamiento, plantas de tratamiento, carreteras y vías de comunicación. Además, consideró necesario invertir en imagen urbana, alumbrado público, museos, centros médicos, parques, casas de cultura, unidades deportivas, escuelas, en el saneamiento del río Chalma y hasta en camionetas para los comisarios ejidales o comunales.

En términos productivos, los apoyos solicitados consistían en impulsar proyectos de viveros frutales, ecoturismo, talleres de costura, acopio e industrialización de productos lácteos, cultivos de granos básicos y cría de animales y peces. La gente de la comunidad por su parte, solicitaba el apoyo para ser beneficiarios de acciones de vivienda social, cisternas domiciliarias, pisos firmes y fosas sépticas.

La estrategia cambió en el transcurso de su ejecución, incluso cambió de coordinación por lo amplio y diverso de los temas. Sin embargo, una de las conclusiones a la que llegamos desde lo social fue que la condición rural de Coatlán del Río generaba problemas estructurales en la dinámica laboral y la falta de crecimiento económico. En el municipio, el 35 por ciento de la población ocupada trabaja en el sector primario y más del 40 por ciento labora en el comercio y los servicios.

Por esta situación, cerca del 60 por ciento de la población ocupada únicamente obtiene por ingresos del trabajo entre 1 y 2 ínfimos salarios mínimos. Esta condición de pobreza y desigualdad en el ingreso, ningún programa o estrategia social podría revertir por sí sola.

El penal femenil de Michapa llegó para quedarse y las autoridades locales deberían darle un tratamiento integral con el propósito de utilizarlo como una forma de mejorar las oportunidades de desarrollo en Coatlán del Río. El problema es la ausencia estratégica de las autoridades porque entonces se actúa sobre coyunturas, o por lo menos eso quedó evidenciado en el Plan de Desarrollo Municipal 2015-2018, ya que no existe ninguna mención, objetivo o línea de acción sobre este asunto.

Se requiere una alta responsabilidad para atender los problemas actuales de inseguridad, falta de oportunidades laborales y rezago social, así como empezar a visibilizar las graves violaciones a derechos humanos que comúnmente se comenten en los penales federales. Michapa es una de las puertas más del importantes del suroeste de Morelos, no cancelemos su condición ni las ventajas comparativas que tiene en su conjunto el municipio de Coatlán del Río.

De acuerdo con los datos de la encuesta intercensal, en 2015Coatlán del Río contaba con una población de 9 mil 768 habitantes y 2 mil 889 viviendas particulares. Por sus condiciones socioeconómicas, la SEDESOL clasificó al municipio en el lugar 25 de 33 por presentar un grado de rezago social bajo.

Esta condición se explica por la combinación entre su población y el comportamiento de sus indicadores. El mayor rezago social se ubicaba en el número de personas con educación básica incompleta (28.7 por ciento), en viviendas con hacinamiento (9.2 por ciento)o sin acceso a servicios de drenaje (8.4 por ciento), o de agua (2.3 por ciento) o por tener pisos de tierra, muros o techos de material endeble. Sin embargo, la condición de pobreza se debe al bajo nivel de ingresos.

En 2014, cuando se puso en marcha la estrategia de “amortiguamiento social” se utilizó toda la información y diagnósticos disponibles. La atención que requería el caso Michapa rebasó el polígono de influencia que correspondía al penal femenil de alta seguridad, ya que comprometía esfuerzos, inversiones y responsabilidades institucionales a mediano y largo plazo.

Por ejemplo, en aquel entonces el ayuntamiento propuso una cartera amplia de obras que implicaban construir, remodelar o equipar redes de agua potable, pozos, tanques de almacenamiento, plantas de tratamiento, carreteras y vías de comunicación. Además, consideró necesario invertir en imagen urbana, alumbrado público, museos, centros médicos, parques, casas de cultura, unidades deportivas, escuelas, en el saneamiento del río Chalma y hasta en camionetas para los comisarios ejidales o comunales.

En términos productivos, los apoyos solicitados consistían en impulsar proyectos de viveros frutales, ecoturismo, talleres de costura, acopio e industrialización de productos lácteos, cultivos de granos básicos y cría de animales y peces. La gente de la comunidad por su parte, solicitaba el apoyo para ser beneficiarios de acciones de vivienda social, cisternas domiciliarias, pisos firmes y fosas sépticas.

La estrategia cambió en el transcurso de su ejecución, incluso cambió de coordinación por lo amplio y diverso de los temas. Sin embargo, una de las conclusiones a la que llegamos desde lo social fue que la condición rural de Coatlán del Río generaba problemas estructurales en la dinámica laboral y la falta de crecimiento económico. En el municipio, el 35 por ciento de la población ocupada trabaja en el sector primario y más del 40 por ciento labora en el comercio y los servicios.

Por esta situación, cerca del 60 por ciento de la población ocupada únicamente obtiene por ingresos del trabajo entre 1 y 2 ínfimos salarios mínimos. Esta condición de pobreza y desigualdad en el ingreso, ningún programa o estrategia social podría revertir por sí sola.

El penal femenil de Michapa llegó para quedarse y las autoridades locales deberían darle un tratamiento integral con el propósito de utilizarlo como una forma de mejorar las oportunidades de desarrollo en Coatlán del Río. El problema es la ausencia estratégica de las autoridades porque entonces se actúa sobre coyunturas, o por lo menos eso quedó evidenciado en el Plan de Desarrollo Municipal 2015-2018, ya que no existe ninguna mención, objetivo o línea de acción sobre este asunto.

Se requiere una alta responsabilidad para atender los problemas actuales de inseguridad, falta de oportunidades laborales y rezago social, así como empezar a visibilizar las graves violaciones a derechos humanos que comúnmente se comenten en los penales federales. Michapa es una de las puertas más del importantes del suroeste de Morelos, no cancelemos su condición ni las ventajas comparativas que tiene en su conjunto el municipio de Coatlán del Río.

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