/ domingo 10 de octubre de 2021

La política del espanto

Después del intercambio entre el comisionado Guarneros y algunos de los diputados locales en la comparecencia del viernes, queda bastante claro que no hay mucha esperanza de cambio en materia de seguridad pública en tanto la voluntad de las partes no parece estar en solucionar el problema que tiene a Morelos en penosos primeros lugares de incidencia delictiva e impunidad. Lo que fue notorio, en cambio, fue el afán de ambas partes por hacerse el mayor daño posible mientras se estaba ante el escrutinio de un público que, como en clase de física moderna pero sin la elegancia, fue por respuestas y salió con muchas más preguntas.

Está bien que el comisionado Ortiz Guarneros y el diputado Agustín Alonso se hayan dicho sus cosas, a final de cuentas era lo que buscaban desde hace tiempo y se notó que ambos iban preparados para la discusión, aunque Alonso probablemente fue sorprendido por los señalamientos del comisionado, pero eso pudieron hacerlo en algún pasillo, atrás del Congreso o, como chamaquitos, a la salida de la comparecencia para no faltarle al recinto. A final de cuentas los legisladores le ofrecieron un espacio a Guarneros para quejarse, repetir acusaciones y no explicar nada sobre el linchamiento de Huitzilac, pero tampoco sobre la urgencia de un cambio hacia una estrategia de seguridad pública que parta de lo que realmente se tiene y no de la queja sobre lo que debería tenerse.

Porque los reclamos del comisionado son iguales en los últimos tres años, no hay apoyo de alcaldes, hay políticos vinculados con grupos criminales, no hay policías suficientes, las fiscalías no hacen su trabajo, y al final las cosas empeoran todos los días en materia de seguridad pública, y ante la pregunta salvavidas de diputados no tan rijosos, la respuesta siempre fue la misma, necesito más dinero y que los demás hagan su trabajo. Es decir, el problema no es la fallida estrategia de seguridad, el mando coordinado, las insuficiencias evidentes en la prevención del delito, el aún mayor desgaste de la confianza ciudadana; no, los que fallan son todos los demás y mientras el gobernador y los mandos de la Marina no digan otra cosa, Morelos tendrá comisionado Guarneros.

Angustian, también, las acusaciones e insinuaciones del comisionado sobre la colusión de políticos con grupos delictivos, especialmente porque el gobierno estatal reconoce en ellos una fuerza real que constituiría un riesgo mayor en el estado. No se trata, según insinuó Guarneros y ha sido el discurso del Ejecutivo, de uno o dos sujetos que vean sus carreras políticas agotarse, sino de un grupo de sujetos aparentemente bien posicionados entre los electores morelenses. Es decir que, si todo lo que se expuso es cierto, Morelos está entre tres grupos políticos que espantan casi igual: el que ostenta el poder Ejecutivo del estado, cuyos resultados han sido de espanto en prácticamente todos los rubros; los grupos políticos que fueron desplazados y manchados por denuncias e historiales de corrupción; y los que presuntamente están vinculados con grupos del crimen organizado. Urge oxigenar la política y hay con quiénes en el Congreso, algunos ayuntamientos y la sociedad civil. Debemos recuperar a los decentes.

@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx

Después del intercambio entre el comisionado Guarneros y algunos de los diputados locales en la comparecencia del viernes, queda bastante claro que no hay mucha esperanza de cambio en materia de seguridad pública en tanto la voluntad de las partes no parece estar en solucionar el problema que tiene a Morelos en penosos primeros lugares de incidencia delictiva e impunidad. Lo que fue notorio, en cambio, fue el afán de ambas partes por hacerse el mayor daño posible mientras se estaba ante el escrutinio de un público que, como en clase de física moderna pero sin la elegancia, fue por respuestas y salió con muchas más preguntas.

Está bien que el comisionado Ortiz Guarneros y el diputado Agustín Alonso se hayan dicho sus cosas, a final de cuentas era lo que buscaban desde hace tiempo y se notó que ambos iban preparados para la discusión, aunque Alonso probablemente fue sorprendido por los señalamientos del comisionado, pero eso pudieron hacerlo en algún pasillo, atrás del Congreso o, como chamaquitos, a la salida de la comparecencia para no faltarle al recinto. A final de cuentas los legisladores le ofrecieron un espacio a Guarneros para quejarse, repetir acusaciones y no explicar nada sobre el linchamiento de Huitzilac, pero tampoco sobre la urgencia de un cambio hacia una estrategia de seguridad pública que parta de lo que realmente se tiene y no de la queja sobre lo que debería tenerse.

Porque los reclamos del comisionado son iguales en los últimos tres años, no hay apoyo de alcaldes, hay políticos vinculados con grupos criminales, no hay policías suficientes, las fiscalías no hacen su trabajo, y al final las cosas empeoran todos los días en materia de seguridad pública, y ante la pregunta salvavidas de diputados no tan rijosos, la respuesta siempre fue la misma, necesito más dinero y que los demás hagan su trabajo. Es decir, el problema no es la fallida estrategia de seguridad, el mando coordinado, las insuficiencias evidentes en la prevención del delito, el aún mayor desgaste de la confianza ciudadana; no, los que fallan son todos los demás y mientras el gobernador y los mandos de la Marina no digan otra cosa, Morelos tendrá comisionado Guarneros.

Angustian, también, las acusaciones e insinuaciones del comisionado sobre la colusión de políticos con grupos delictivos, especialmente porque el gobierno estatal reconoce en ellos una fuerza real que constituiría un riesgo mayor en el estado. No se trata, según insinuó Guarneros y ha sido el discurso del Ejecutivo, de uno o dos sujetos que vean sus carreras políticas agotarse, sino de un grupo de sujetos aparentemente bien posicionados entre los electores morelenses. Es decir que, si todo lo que se expuso es cierto, Morelos está entre tres grupos políticos que espantan casi igual: el que ostenta el poder Ejecutivo del estado, cuyos resultados han sido de espanto en prácticamente todos los rubros; los grupos políticos que fueron desplazados y manchados por denuncias e historiales de corrupción; y los que presuntamente están vinculados con grupos del crimen organizado. Urge oxigenar la política y hay con quiénes en el Congreso, algunos ayuntamientos y la sociedad civil. Debemos recuperar a los decentes.

@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx