/ domingo 24 de mayo de 2020

La presión de la pobreza

Mientras más dure la contingencia por el Covid-19, los efectos que las medidas de aislamiento, suspensión de actividades no esenciales, autoprotección, y el resto que se han implementado entre la población, tendrán un mayor efecto en la economía. Si cruzamos las cifras y proyecciones de Coneval sobre el crecimiento de la pobreza que se espera como impacto mayor de la pandemia en la esfera productiva, en Morelos esperaríamos 18 mil (y 33 mil en el peor de los casos), nuevos pobres, lo que difícilmente resulta tolerable en un estado donde casi la mitad de la fuerza laboral no gana lo suficiente para comer.

Si a esta proyección sumamos la inacción de un gobierno que pareciera seguir en el pasmo total frente a los efectos económicos de la pandemia, por decisión propia o bien obligado por la falta de recursos; y la presencia de un amplio sector de la población local (alrededor del 30% de acuerdo con cálculos conservadores) que ignora a veces o de forma constante las medidas de protección contra el virus; la mezcla parece condenar a Morelos a seguir por varias semanas más con políticas de restricción de movilidad y actividad.

El escenario es peligroso en tanto la ausencia de apoyos gubernamentales suficientes, reales, convincentes, para empresarios, comerciantes, trabajadores, desempleados, marginados, etcétera, genera ya desde ahora una presión que aumentará provocando el riesgo de que la cuarentena se levante realmente por motivos no sanitarios, sino económicos o políticos, provocando un rebrote del padecimiento que costaría más vidas, y obligaría a una nueva cuarentena que provocaría un daño económico aún peor.

De ahí la importancia de atender las indicaciones de la autoridad (en este momento las municipales, estatal y federal parecen bastante alineadas) y continuar con el distanciamiento y el paro de actividades no esenciales. Al mismo tiempo, es urgente, y al parecer sólo Cuernavaca está pensando en ello, comenzar a programar el regreso paulatino, ordenado y sobre todo protegido, a las actividades con todas las modificaciones que sean prudentes para convivir con el virus que, de acuerdo con los especialistas, podría seguir viviendo con nosotros por lo menos dos o tres años más.

El daño económico que padece el estado ya es terrible, pero lo será más si los contagios se mantienen, si se rebasa la capacidad hospitalaria, si sigue muriendo gente, si la apertura de actividades se funda en criterios no sanitarios.

Mientras, el otro problema, la falta de liderazgo y capacidad para imponer la cuarentena, se mantiene, y es un asunto que debe atenderse de inmediato. El gobierno del estado presume ayer que Morelos es uno de los estados donde se han emprendido más “acciones de autoridad” para invitar al confinamiento, sin embargo, es evidente el fracaso de las mismas. Otro dato que preocupa y no parece atenderse (ni entenderse) es el altísimo índice de letalidad que ha ido creciendo a medida que también se eleva el número de contagios, al momento, uno de cada cinco afectados por el virus ha muerto, cifra mucho mayor a las reportadas por la mayoría de los estados.


@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx

Mientras más dure la contingencia por el Covid-19, los efectos que las medidas de aislamiento, suspensión de actividades no esenciales, autoprotección, y el resto que se han implementado entre la población, tendrán un mayor efecto en la economía. Si cruzamos las cifras y proyecciones de Coneval sobre el crecimiento de la pobreza que se espera como impacto mayor de la pandemia en la esfera productiva, en Morelos esperaríamos 18 mil (y 33 mil en el peor de los casos), nuevos pobres, lo que difícilmente resulta tolerable en un estado donde casi la mitad de la fuerza laboral no gana lo suficiente para comer.

Si a esta proyección sumamos la inacción de un gobierno que pareciera seguir en el pasmo total frente a los efectos económicos de la pandemia, por decisión propia o bien obligado por la falta de recursos; y la presencia de un amplio sector de la población local (alrededor del 30% de acuerdo con cálculos conservadores) que ignora a veces o de forma constante las medidas de protección contra el virus; la mezcla parece condenar a Morelos a seguir por varias semanas más con políticas de restricción de movilidad y actividad.

El escenario es peligroso en tanto la ausencia de apoyos gubernamentales suficientes, reales, convincentes, para empresarios, comerciantes, trabajadores, desempleados, marginados, etcétera, genera ya desde ahora una presión que aumentará provocando el riesgo de que la cuarentena se levante realmente por motivos no sanitarios, sino económicos o políticos, provocando un rebrote del padecimiento que costaría más vidas, y obligaría a una nueva cuarentena que provocaría un daño económico aún peor.

De ahí la importancia de atender las indicaciones de la autoridad (en este momento las municipales, estatal y federal parecen bastante alineadas) y continuar con el distanciamiento y el paro de actividades no esenciales. Al mismo tiempo, es urgente, y al parecer sólo Cuernavaca está pensando en ello, comenzar a programar el regreso paulatino, ordenado y sobre todo protegido, a las actividades con todas las modificaciones que sean prudentes para convivir con el virus que, de acuerdo con los especialistas, podría seguir viviendo con nosotros por lo menos dos o tres años más.

El daño económico que padece el estado ya es terrible, pero lo será más si los contagios se mantienen, si se rebasa la capacidad hospitalaria, si sigue muriendo gente, si la apertura de actividades se funda en criterios no sanitarios.

Mientras, el otro problema, la falta de liderazgo y capacidad para imponer la cuarentena, se mantiene, y es un asunto que debe atenderse de inmediato. El gobierno del estado presume ayer que Morelos es uno de los estados donde se han emprendido más “acciones de autoridad” para invitar al confinamiento, sin embargo, es evidente el fracaso de las mismas. Otro dato que preocupa y no parece atenderse (ni entenderse) es el altísimo índice de letalidad que ha ido creciendo a medida que también se eleva el número de contagios, al momento, uno de cada cinco afectados por el virus ha muerto, cifra mucho mayor a las reportadas por la mayoría de los estados.


@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx