/ martes 30 de junio de 2020

La semana Villalobos

Mal le ha ido al alcalde Villalobos desde que acordó con el cabildo de Cuernavaca permitir la reapertura de actividades económicas en la ciudad que aún se encuentra en semáforo rojo. Y no se trata sólo de la complejidad de la reapertura escalonada que, en una determinación mucho más administrativa que política decidió juntar con el reordenamiento del comercio ambulante y semifijo; también está la parte de la quiebra que enfrenta el municipio y a la que ya hemos referido en entregas anteriores; pero mucho más es el hecho de que los enemigos evidentes del alcalde han usado los tres hechos para abonar con mucho al desgaste que las recientes decisiones le han significado a Villalobos, su equipo y su cabildo, más o menos en ese orden.

A quienes se oponen al alcalde les viene muy bien exagerar con la quiebra del municipio o parcializar el análisis sobre el choque con ambulantes, para apresurar un juicio condenatorio. Aprovechan la rápida sucesión de los hechos para hacerlos ver como un paquete con el que hay que estar o no de acuerdo, y por el que hay que calificar a la administración municipal, cuando lo cierto es que se trata de temas muy diferentes que debieran analizarse por separado.

La reapertura de la actividad económica en Cuernavaca es un enorme riesgo y dependerá de lo que ocurra en las próximas dos semanas si es la tumba política del alcalde o no. Si el número de contagios vuelve a crecer por encima de lo tolerable, Villalobos será increpado por la realidad más que por sus opositores. El alcalde sabe del riesgo y se comporta de acuerdo con ello, aumenta los mensajes y vuelve más estricta la verificación de protocolos sanitarios, llama constantemente al autocuidado y a la responsabilidad. Villalobos cedió a presiones políticas y lo asume de la manera que puede.

El reordenamiento del comercio ambulante es un proceso que empezó antes de la pandemia, la cuarentena lo interrumpió y la reapertura favoreció implementarlo nuevamente a pesar de la presión y las amenazas de violencia de grupos de comerciantes irregulares. Las tendencias violentas de muchos de estos sujetos, y de sus representantes son de sobra conocidas en Cuernavaca. La determinación de retirarlos obedece a la urgencia de liberar las banquetas para favorecer el tránsito peatonal seguro y en un solo sentido; pero además, se trata de cumplir con un acto de elemental justicia. La acción del Ayuntamiento fue correcta y, habría que reconocer, con el mínimo de fuerza para algo que pudo haber resultado en múltiples lesionados.

La quiebra en las finanzas municipales es un problema añejo, la administración municipal ha operado bajo un programa de austeridad en condiciones mucho más obligadas que voluntarias. Los presuntos retrasos en los pagos de nómina están asociados más al flujo financiero de los recursos que a falta de planeación. El problema de las finanzas de Cuernavaca, como las de otros municipios, es un asunto estructural que tiene muchos años amenazando la viabilidad de las administraciones; lo que hizo Villalobos cuando habló de la quiebra fue actualizar la información: nada más grave.


@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx

Mal le ha ido al alcalde Villalobos desde que acordó con el cabildo de Cuernavaca permitir la reapertura de actividades económicas en la ciudad que aún se encuentra en semáforo rojo. Y no se trata sólo de la complejidad de la reapertura escalonada que, en una determinación mucho más administrativa que política decidió juntar con el reordenamiento del comercio ambulante y semifijo; también está la parte de la quiebra que enfrenta el municipio y a la que ya hemos referido en entregas anteriores; pero mucho más es el hecho de que los enemigos evidentes del alcalde han usado los tres hechos para abonar con mucho al desgaste que las recientes decisiones le han significado a Villalobos, su equipo y su cabildo, más o menos en ese orden.

A quienes se oponen al alcalde les viene muy bien exagerar con la quiebra del municipio o parcializar el análisis sobre el choque con ambulantes, para apresurar un juicio condenatorio. Aprovechan la rápida sucesión de los hechos para hacerlos ver como un paquete con el que hay que estar o no de acuerdo, y por el que hay que calificar a la administración municipal, cuando lo cierto es que se trata de temas muy diferentes que debieran analizarse por separado.

La reapertura de la actividad económica en Cuernavaca es un enorme riesgo y dependerá de lo que ocurra en las próximas dos semanas si es la tumba política del alcalde o no. Si el número de contagios vuelve a crecer por encima de lo tolerable, Villalobos será increpado por la realidad más que por sus opositores. El alcalde sabe del riesgo y se comporta de acuerdo con ello, aumenta los mensajes y vuelve más estricta la verificación de protocolos sanitarios, llama constantemente al autocuidado y a la responsabilidad. Villalobos cedió a presiones políticas y lo asume de la manera que puede.

El reordenamiento del comercio ambulante es un proceso que empezó antes de la pandemia, la cuarentena lo interrumpió y la reapertura favoreció implementarlo nuevamente a pesar de la presión y las amenazas de violencia de grupos de comerciantes irregulares. Las tendencias violentas de muchos de estos sujetos, y de sus representantes son de sobra conocidas en Cuernavaca. La determinación de retirarlos obedece a la urgencia de liberar las banquetas para favorecer el tránsito peatonal seguro y en un solo sentido; pero además, se trata de cumplir con un acto de elemental justicia. La acción del Ayuntamiento fue correcta y, habría que reconocer, con el mínimo de fuerza para algo que pudo haber resultado en múltiples lesionados.

La quiebra en las finanzas municipales es un problema añejo, la administración municipal ha operado bajo un programa de austeridad en condiciones mucho más obligadas que voluntarias. Los presuntos retrasos en los pagos de nómina están asociados más al flujo financiero de los recursos que a falta de planeación. El problema de las finanzas de Cuernavaca, como las de otros municipios, es un asunto estructural que tiene muchos años amenazando la viabilidad de las administraciones; lo que hizo Villalobos cuando habló de la quiebra fue actualizar la información: nada más grave.


@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx