/ jueves 11 de noviembre de 2021

Las bodas de la clase política

Las bodas de los políticos o los hijos de los políticos, no todas, han tenido buenos desenlaces. Algunas de ellas, solo nos enteramos porque Cuernavaca es buen lugar para casarse, Siempre recuerdo de aquel rumor sobre la boda del hijo de Carlos Salinas, que dizque fue aquí, que en Vista Hermosa, que le prestaron una fastuosa casa, que quizás era de aquel líder sindical fallecido, que a una cuadra de Río Mayo. Nunca la he podido verificar, sobre todo con aquellos priistas locales, si es que los invitaron. Otra boda que se hizo famosísima fue la de la hija de Juan Collado, sobre todo por los invitados, estaba la crema de la crema del poder en México y de algunos ilustres artistas. Estuvo el propio ex presidente de México, Enrique Peña Nieto con su novia Tania Ruiz, Carlos Romero Deschamps —quien por cierto, si mal no recuerdo, estaría presente el mismo día que detendrían al propio Juan Collado al salir de un restaurant en la Cd de México—, varios ministros y ex ministros de la Suprema Corte de Justicia —Medina Mora, uno de ellos—, Diego Fernández de Ceballos, Raúl Salinas de Gortari, el ex rector de la UNAM, José Narro, el ex gobernador de Sonora, ex dirigente del PRI, y gran amigo de Luis Donaldo Colosio, Manlio Fabio Beltrones, el gobernador del Estado de México, Alfredo del Mazo y muchos más que no superan en notoriedad a los referidos… La boda más reciente y la de mayor impacto en los medios fue la de Santiago Nieto Castillo y Carla Humphrey, el ahora ex director de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) de la Secretaría de Hacienda y la Consejera del Instituto Nacional Electoral. Esta boda refieren los medios tuvo como 300 invitados de todos colores y sabores políticos, dados los contrastantes orígenes de los contrayentes, por cierto, tengo entendido en segundas nupcias, que, por cierto nunca pude dejar de tener cierta empatía con sus historias, uno acosado violentamente por la presidencia de la República de Peña Nieto, que se atrevió a intentar perseguir al mismísimo Lozoya, quien le pedía casi que se arrodillara y le pidiera disculpas de tremendo atrevimiento y que entiendo hizo revelaciones que condujeron a su divorcio. La señora de Nieto Castillo, ahora, Consejera del INE que había sido obstaculizada por su ex esposo panista en su carrera política.

Yo me pregunto: ¿Qué molesto al presidente de la República? ¿Qué el ex director de la UIF se casara en Antigua, Guatemala? ¿Qué haya invitado a tantos políticos y empresarios de tan diversas posiciones, del PAN, del PRI y de Morena? ¿Qué haya invitado al director del periódico que tanto lo critica, El Universal? ¿Si no se hubiera detenido a los acompañantes de éste por las autoridades guatemaltecas por haber encontrado, en una maleta de colores 35 mil dólares en siete sobres, como de a cinco mil por sobre, no se hubiera disgustado el presidente y no habría pedido la renuncia de Castillo Nieto? Porque, por lo demás, casarse y celebrarlo como se les antoje, pues muy la decisión de la pareja, invitar a quién se les antoje, también. Hace tiempo, en mis andares por Harvard, aprendí de un ex secretario y ex director de Conacyt, compañero y ya fallecido, yo neciamente luchando porque se invitara a una compañera a su casa, me dijo de manera indirecta o sutil: a mi casa yo tengo el derecho de invitar a quien yo lo considere. Yo dije, ni hablar. Tiene razón, que necedad de mi parte. Seguramente, el matrimonio Castillo-Humphrey habrán platicado con mucho detalle a quién invitarían, pero claro ni soñar prever que ocurriera un episodio, como el de los 35 mil dólares que llevarían en un vuelo privado y que costó a hasta la ahora ex secretaria de turismo de la Cd de México su puesto y creo que al señor Castillo Nieto.

Tengo cierta empatía con el señor Castillo Nieto porque fuera del “error” de casarse en Antigua, Guatemala y de el resultado de sus invitaciones, yo creo que en el puesto que tuvo, seguro que habrá creado enemigos muy poderosos y, además de algunos que ya expresaron su alegría de lo que le sucedió, otros no son nada predecibles sobre lo que podrían hacer. Yo creo que el presidente de la República debería de haber tomado en cuenta esto antes de “renunciar” al señor Castillo Nieto. De corazón espero que le vaya muy bien y felicidades por su boda, después de todo, uno no se casa muy seguido, algunos solo lo hacen una vez en su vida y vale la pena cómo hayan decidido hacerlo. ¿No cree usted?


Las bodas de los políticos o los hijos de los políticos, no todas, han tenido buenos desenlaces. Algunas de ellas, solo nos enteramos porque Cuernavaca es buen lugar para casarse, Siempre recuerdo de aquel rumor sobre la boda del hijo de Carlos Salinas, que dizque fue aquí, que en Vista Hermosa, que le prestaron una fastuosa casa, que quizás era de aquel líder sindical fallecido, que a una cuadra de Río Mayo. Nunca la he podido verificar, sobre todo con aquellos priistas locales, si es que los invitaron. Otra boda que se hizo famosísima fue la de la hija de Juan Collado, sobre todo por los invitados, estaba la crema de la crema del poder en México y de algunos ilustres artistas. Estuvo el propio ex presidente de México, Enrique Peña Nieto con su novia Tania Ruiz, Carlos Romero Deschamps —quien por cierto, si mal no recuerdo, estaría presente el mismo día que detendrían al propio Juan Collado al salir de un restaurant en la Cd de México—, varios ministros y ex ministros de la Suprema Corte de Justicia —Medina Mora, uno de ellos—, Diego Fernández de Ceballos, Raúl Salinas de Gortari, el ex rector de la UNAM, José Narro, el ex gobernador de Sonora, ex dirigente del PRI, y gran amigo de Luis Donaldo Colosio, Manlio Fabio Beltrones, el gobernador del Estado de México, Alfredo del Mazo y muchos más que no superan en notoriedad a los referidos… La boda más reciente y la de mayor impacto en los medios fue la de Santiago Nieto Castillo y Carla Humphrey, el ahora ex director de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) de la Secretaría de Hacienda y la Consejera del Instituto Nacional Electoral. Esta boda refieren los medios tuvo como 300 invitados de todos colores y sabores políticos, dados los contrastantes orígenes de los contrayentes, por cierto, tengo entendido en segundas nupcias, que, por cierto nunca pude dejar de tener cierta empatía con sus historias, uno acosado violentamente por la presidencia de la República de Peña Nieto, que se atrevió a intentar perseguir al mismísimo Lozoya, quien le pedía casi que se arrodillara y le pidiera disculpas de tremendo atrevimiento y que entiendo hizo revelaciones que condujeron a su divorcio. La señora de Nieto Castillo, ahora, Consejera del INE que había sido obstaculizada por su ex esposo panista en su carrera política.

Yo me pregunto: ¿Qué molesto al presidente de la República? ¿Qué el ex director de la UIF se casara en Antigua, Guatemala? ¿Qué haya invitado a tantos políticos y empresarios de tan diversas posiciones, del PAN, del PRI y de Morena? ¿Qué haya invitado al director del periódico que tanto lo critica, El Universal? ¿Si no se hubiera detenido a los acompañantes de éste por las autoridades guatemaltecas por haber encontrado, en una maleta de colores 35 mil dólares en siete sobres, como de a cinco mil por sobre, no se hubiera disgustado el presidente y no habría pedido la renuncia de Castillo Nieto? Porque, por lo demás, casarse y celebrarlo como se les antoje, pues muy la decisión de la pareja, invitar a quién se les antoje, también. Hace tiempo, en mis andares por Harvard, aprendí de un ex secretario y ex director de Conacyt, compañero y ya fallecido, yo neciamente luchando porque se invitara a una compañera a su casa, me dijo de manera indirecta o sutil: a mi casa yo tengo el derecho de invitar a quien yo lo considere. Yo dije, ni hablar. Tiene razón, que necedad de mi parte. Seguramente, el matrimonio Castillo-Humphrey habrán platicado con mucho detalle a quién invitarían, pero claro ni soñar prever que ocurriera un episodio, como el de los 35 mil dólares que llevarían en un vuelo privado y que costó a hasta la ahora ex secretaria de turismo de la Cd de México su puesto y creo que al señor Castillo Nieto.

Tengo cierta empatía con el señor Castillo Nieto porque fuera del “error” de casarse en Antigua, Guatemala y de el resultado de sus invitaciones, yo creo que en el puesto que tuvo, seguro que habrá creado enemigos muy poderosos y, además de algunos que ya expresaron su alegría de lo que le sucedió, otros no son nada predecibles sobre lo que podrían hacer. Yo creo que el presidente de la República debería de haber tomado en cuenta esto antes de “renunciar” al señor Castillo Nieto. De corazón espero que le vaya muy bien y felicidades por su boda, después de todo, uno no se casa muy seguido, algunos solo lo hacen una vez en su vida y vale la pena cómo hayan decidido hacerlo. ¿No cree usted?