/ sábado 6 de abril de 2019

Latinosan 2019

Recientemente, se llevó a cabo la “Quinta Conferencia Latinoamericana Sobre Saneamiento” en la Ciudad de San José, Costa Rica. Esta reunión se realiza cada tres años, y en ella se hace una evaluación de la situación que guarda el sector del saneamiento en toda América Latina, así como también se plantean algunas políticas públicas y se definen algunos caminos de acción para los próximos años.

Aunque se reconoce que ha habido un avance muy significativo en cuanto a la construcción de infraestructura, también se reconoce que esta no ha generado un impacto positivo en la recuperación de la calidad del agua de nuestros cauces, ríos, lagos y nuestros mares.

Más del 70% de las aguas residuales de la región no son tratadas antes de ser vertidas a estos; el 50% de los cuerpos de agua (entiéndase lagos y humedales), reciben aguas residuales sin tratar, y aunque hay algunos casos de éxito, en general la región tiene muy pocas experiencias de recuperación de estos cuerpos de agua.

El panorama no es del todo positivo, aunque se reconoce que se está avanzando, los logros son todavía incipientes; el propio país anfitrión de esta reunión que fue Costa Rica, uno de los países que se presume como uno de los principales defensores de la ecología, sólo trata el 15% de sus aguas residuales. Ellos mismos se han dado cuenta que de no revertir esta situación, su principal atractivo (que son precisamente sus bellas playas, sus maravillosos ríos, y sus reservas naturales), está en grave riesgo, por eso han decidido una política nacional de saneamiento para revertir en una o dos décadas este proceso de contaminación. Ante la falta de respuesta de parte de los gobiernos, la comunidades se organizan para proveerse de los servicios de agua y saneamiento más básicos. Por ello se identificaron a la fecha 80 mil organizaciones comunitarias de agua y saneamiento (OCSAS), que atiendan a más 80 millones de personas en América Latina. Estas funcionan de manera autónoma, en forma asociativa o en alianza con un operador urbano, pero lamentablemente, reciben muy poco apoyo de las autoridades o de los gobiernos. Cabe resaltar que el 96% de estas OCSAS son rurales.

Aunque la mayor parte de los países latinoamericanos han invertido una fuerte cantidad de recursos en la construcción de plantas de tratamiento, esto no se ha visto reflejado en la recuperación ecológica de nuestros cauces. Los datos cada vez son más preocupantes. De acuerdo con el informe regional que se presentó durante esta reunión, en América Latina todavía más de 240 millones de personas no tienen acceso a un sanitario; realizan sus necesidades biológicas en fosas, e incluso todavía 14 millones de personas, hacen sus necesidades al aire libre. Asimismo, 13.9 millones de habitantes se abastecen de fuentes de agua que no reciben ningún procesamiento previo a su distribución, es decir, el agua no se clora, no se potabiliza, y no se purifica, por tanto, estas personas están recibiendo agua no segura para que sus necesidades básicas.

Debido al alto costo de los alcantarillados, más de 17 millones de personas realizan sus necesidades en letrinas rústicas, por lo que estas soluciones que se van dando en cada lugar, hacen muy necesario que se capacite a la población para poder hacer una adecuada gestión de las excretas, -o en su caso-, de los lodos fecales en los propios hogares o en las comunidades más pequeñas. Finalmente, cabe resaltar que de acuerdo con el BID, se deben invertir 14 mil millones de dólares anuales para alcanzar la meta de saneamiento, sin embargo en este momento se invierte menos de la mitad.

México está en un momento crítico, pero al mismo tiempo es un momento clave para que con una ingeniera ambiental al frente de la autoridad del agua (la CONAGUA), la política de saneamiento deba ser una gran prioridad para nuestro país en los próximos años. Ojala que así sea.


Por el bien de México, agua para todos.

Recientemente, se llevó a cabo la “Quinta Conferencia Latinoamericana Sobre Saneamiento” en la Ciudad de San José, Costa Rica. Esta reunión se realiza cada tres años, y en ella se hace una evaluación de la situación que guarda el sector del saneamiento en toda América Latina, así como también se plantean algunas políticas públicas y se definen algunos caminos de acción para los próximos años.

Aunque se reconoce que ha habido un avance muy significativo en cuanto a la construcción de infraestructura, también se reconoce que esta no ha generado un impacto positivo en la recuperación de la calidad del agua de nuestros cauces, ríos, lagos y nuestros mares.

Más del 70% de las aguas residuales de la región no son tratadas antes de ser vertidas a estos; el 50% de los cuerpos de agua (entiéndase lagos y humedales), reciben aguas residuales sin tratar, y aunque hay algunos casos de éxito, en general la región tiene muy pocas experiencias de recuperación de estos cuerpos de agua.

El panorama no es del todo positivo, aunque se reconoce que se está avanzando, los logros son todavía incipientes; el propio país anfitrión de esta reunión que fue Costa Rica, uno de los países que se presume como uno de los principales defensores de la ecología, sólo trata el 15% de sus aguas residuales. Ellos mismos se han dado cuenta que de no revertir esta situación, su principal atractivo (que son precisamente sus bellas playas, sus maravillosos ríos, y sus reservas naturales), está en grave riesgo, por eso han decidido una política nacional de saneamiento para revertir en una o dos décadas este proceso de contaminación. Ante la falta de respuesta de parte de los gobiernos, la comunidades se organizan para proveerse de los servicios de agua y saneamiento más básicos. Por ello se identificaron a la fecha 80 mil organizaciones comunitarias de agua y saneamiento (OCSAS), que atiendan a más 80 millones de personas en América Latina. Estas funcionan de manera autónoma, en forma asociativa o en alianza con un operador urbano, pero lamentablemente, reciben muy poco apoyo de las autoridades o de los gobiernos. Cabe resaltar que el 96% de estas OCSAS son rurales.

Aunque la mayor parte de los países latinoamericanos han invertido una fuerte cantidad de recursos en la construcción de plantas de tratamiento, esto no se ha visto reflejado en la recuperación ecológica de nuestros cauces. Los datos cada vez son más preocupantes. De acuerdo con el informe regional que se presentó durante esta reunión, en América Latina todavía más de 240 millones de personas no tienen acceso a un sanitario; realizan sus necesidades biológicas en fosas, e incluso todavía 14 millones de personas, hacen sus necesidades al aire libre. Asimismo, 13.9 millones de habitantes se abastecen de fuentes de agua que no reciben ningún procesamiento previo a su distribución, es decir, el agua no se clora, no se potabiliza, y no se purifica, por tanto, estas personas están recibiendo agua no segura para que sus necesidades básicas.

Debido al alto costo de los alcantarillados, más de 17 millones de personas realizan sus necesidades en letrinas rústicas, por lo que estas soluciones que se van dando en cada lugar, hacen muy necesario que se capacite a la población para poder hacer una adecuada gestión de las excretas, -o en su caso-, de los lodos fecales en los propios hogares o en las comunidades más pequeñas. Finalmente, cabe resaltar que de acuerdo con el BID, se deben invertir 14 mil millones de dólares anuales para alcanzar la meta de saneamiento, sin embargo en este momento se invierte menos de la mitad.

México está en un momento crítico, pero al mismo tiempo es un momento clave para que con una ingeniera ambiental al frente de la autoridad del agua (la CONAGUA), la política de saneamiento deba ser una gran prioridad para nuestro país en los próximos años. Ojala que así sea.


Por el bien de México, agua para todos.

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