/ martes 19 de mayo de 2020

Legitimidad huidiza...

Cuauhtémoc Blanco tardó mucho en recibir a los empresarios, pero no fue tanto como el que ha tomado para responder a las peticiones urgentes de apoyo. En el inicio de su gobierno, después de semanas de ignorar las convocatorias de la iniciativa privada, por fin hubo un acercamiento, nos cuentan algunos de quienes estuvieron en esa reunión privada, en que no hubo saludos cordiales, diseño de planes para el desarrollo económico, fortalecimiento de los lazos entre los empresarios y el gobierno, en cambio, cuentan testigos, se encontraron con la dureza del entonces hombre fuerte del gabinete, José Manuel Sanz, que les advertía el fin de la corrupción de los empresarios y las complicidades del gobierno. Así, simple y llano.

Pasaron muchas cosas al interior del gobierno desde entonces, Sanz y su equipo se debilitaron extraordinariamente, las acusaciones sobre irregularidades cometidas por algunos miembros del gabinete enfrentadas pero no atendidas, ha habido relevos de funcionarios, pero la relación entre los empresarios y el gobierno sigue siendo mala.

A las universidades privadas, que generan algo así como 35 mil empleos, se les ha ignorado por más de un mes; los apoyos a pequeñas y medianas empresas por la contingencia son insuficientes y lentísimos en su entrega, según denuncian los empresarios, y la sensación de abandono, indolencia, insensatez del gobierno, persiste en la iniciativa privada destruyendo la legitimidad de Cuauhtémoc Blanco, que llegó al poder con un muy amplio respaldo social, más del 50 por ciento de los electores.

Porque una cosa es la legalidad, indiscutible ya, del régimen que encabeza Cuauhtémoc Blanco (ganó las elecciones y todo eso), y otra es la legitimidad de su mandato, cualidad que permite impulsar políticas públicas y mantener la acción de gobierno sin mayores sobresaltos. Esa legitimidad se construye en gran medida con el respaldo ciudadano a las acciones tomadas por el gobierno, todo lo que hace y lo que deja de hacer es evaluado por los ciudadanos que manifiestan su acuerdo o rechazo de diversas formas. Cuando el rechazo es amplio se nota en activismo social o en falta de participación en obligaciones ciudadanas, como el pago de impuestos y derechos.

En el caso de Cuauhtémoc Blanco, de acuerdo con encuestas abiertas a toda la población, la aprobación promedia un 12%; y cuando se mide entre sólo empresarios llega al 2% solamente; un asunto que lesiona las posibilidades, por lo menos, de trabajo conjunto. Mucho más preocupante cuando se considera que, para superar los efectos negativos que la pandemia y las medidas para contenerla tienen en la economía, será necesaria la coordinación de empresarios, trabajadores, y los gobiernos en todos sus niveles.

Y uno pensaría, afortunadamente tenemos alcaldes que tienen un gran respaldo ciudadano y pueden hacer prescindible al gobierno estatal. Viene entonces la pregunta ¿los tenemos? Lo cierto es que, incluso desde el gabinete de Cuauhtémoc Blanco han sido notorios los intentos por minar la imagen y respaldo que los alcaldes tienen, otros se han hecho daño solos, el problema existe.


@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx

Cuauhtémoc Blanco tardó mucho en recibir a los empresarios, pero no fue tanto como el que ha tomado para responder a las peticiones urgentes de apoyo. En el inicio de su gobierno, después de semanas de ignorar las convocatorias de la iniciativa privada, por fin hubo un acercamiento, nos cuentan algunos de quienes estuvieron en esa reunión privada, en que no hubo saludos cordiales, diseño de planes para el desarrollo económico, fortalecimiento de los lazos entre los empresarios y el gobierno, en cambio, cuentan testigos, se encontraron con la dureza del entonces hombre fuerte del gabinete, José Manuel Sanz, que les advertía el fin de la corrupción de los empresarios y las complicidades del gobierno. Así, simple y llano.

Pasaron muchas cosas al interior del gobierno desde entonces, Sanz y su equipo se debilitaron extraordinariamente, las acusaciones sobre irregularidades cometidas por algunos miembros del gabinete enfrentadas pero no atendidas, ha habido relevos de funcionarios, pero la relación entre los empresarios y el gobierno sigue siendo mala.

A las universidades privadas, que generan algo así como 35 mil empleos, se les ha ignorado por más de un mes; los apoyos a pequeñas y medianas empresas por la contingencia son insuficientes y lentísimos en su entrega, según denuncian los empresarios, y la sensación de abandono, indolencia, insensatez del gobierno, persiste en la iniciativa privada destruyendo la legitimidad de Cuauhtémoc Blanco, que llegó al poder con un muy amplio respaldo social, más del 50 por ciento de los electores.

Porque una cosa es la legalidad, indiscutible ya, del régimen que encabeza Cuauhtémoc Blanco (ganó las elecciones y todo eso), y otra es la legitimidad de su mandato, cualidad que permite impulsar políticas públicas y mantener la acción de gobierno sin mayores sobresaltos. Esa legitimidad se construye en gran medida con el respaldo ciudadano a las acciones tomadas por el gobierno, todo lo que hace y lo que deja de hacer es evaluado por los ciudadanos que manifiestan su acuerdo o rechazo de diversas formas. Cuando el rechazo es amplio se nota en activismo social o en falta de participación en obligaciones ciudadanas, como el pago de impuestos y derechos.

En el caso de Cuauhtémoc Blanco, de acuerdo con encuestas abiertas a toda la población, la aprobación promedia un 12%; y cuando se mide entre sólo empresarios llega al 2% solamente; un asunto que lesiona las posibilidades, por lo menos, de trabajo conjunto. Mucho más preocupante cuando se considera que, para superar los efectos negativos que la pandemia y las medidas para contenerla tienen en la economía, será necesaria la coordinación de empresarios, trabajadores, y los gobiernos en todos sus niveles.

Y uno pensaría, afortunadamente tenemos alcaldes que tienen un gran respaldo ciudadano y pueden hacer prescindible al gobierno estatal. Viene entonces la pregunta ¿los tenemos? Lo cierto es que, incluso desde el gabinete de Cuauhtémoc Blanco han sido notorios los intentos por minar la imagen y respaldo que los alcaldes tienen, otros se han hecho daño solos, el problema existe.


@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx