/ lunes 23 de marzo de 2020

Libertades a discusión

El atrevimiento del gobierno federal para realizar una consulta sobre la apertura de una cervecera resulta de una irresponsabilidad absoluta. Y el problema no es que se haya celebrado en tiempos de una crisis sanitaria que debiera concentrar los esfuerzos de todos, gobierno y sociedad. La consulta no debió realizarse jamás en tanto conculca una de las libertades humanas, la de emprender, sometiéndola a la voluntad de minorías arengadas por opositores sistémicos o grupos de interés diversos. Las libertades no están a discusión y si una empresa cumple con las normas jurídicas para instalarse, correspondería al gobierno favorecer su apertura.

El asunto no es menor en tanto amenaza la inversión privada, la generación de empleos, el desarrollo económico; pero también, las libertades esenciales y ofrece a algunos grupos sociales la posibilidad de imponer su voluntad a otros. Una de las misiones del Estado consiste justamente en proteger las libertades individuales frente a los colectivos. Así, los emprendedores deben tener la garantía de que, mientras sus proyectos se apeguen a las leyes establecidas (entre otras cosas como medios de protección para las comunidades), el gobierno protegerá esos proyectos para garantizar se realicen. Someter a una consulta las proyectos de inversión privada releva a la autoridad de esa responsabilidad y, por el contrario, la convierte en un poderoso ente de desequilibrio, arriesga a la sociedad, a la inversión, al empleo, al desarrollo económico, y a la libertad, lo que resulta impermisible.

En Morelos también hay proyectos de inversión en riesgo por los afanes de grupos de interés cuyo activismo es tolerado con exagerado sigilo por parte de los gobiernos federal y estatal, mismos que podrían ser tentados por la absurda idea de someter a consulta los esfuerzos productivos privados. La minera en Tetlama, el Ferrosur, entre otros, son iniciativas de inversión que debieran ser protegidas, especialmente cuando las circunstancias del estado, agravadas ahora por el riesgo sanitario mayor, evidencian la extraordinaria fragilidad a la que estamos expuestos.

La consulta por la cervecera y sus efectos en el ánimo del sector privado, además, vienen en el peor de los momentos; cuando más requerimos un gobierno conciliador, el afàn rupturista se impone, la radicalización campea. Los esfuerzos sociales evidentes todos los días por mejorar las condiciones humanas para enfrentar la crisis sanitaria. La responsabilidad con que el sector privado, la academi, y cada vez más grupos sociales están haciendo conciencia de la necesidad de coordinarse y trabajar juntos para superar los efectos del covid-19 en nuestras vidas, es evidente y crece cada día. Incluso hay gobiernos municipales y estatales que se anticipan a las acciones que debieran tomarse en materia de prevención y que han comprendido la urgencia de escuchar a los científicos, a los médicos, pero también a los economistas, sociólogos, psicólogos, y todos los profesionales que requerimos en esta etapa. Poner a discusión ahora lo que no es discutible, es un error grave, distrae y polariza.


@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx

El atrevimiento del gobierno federal para realizar una consulta sobre la apertura de una cervecera resulta de una irresponsabilidad absoluta. Y el problema no es que se haya celebrado en tiempos de una crisis sanitaria que debiera concentrar los esfuerzos de todos, gobierno y sociedad. La consulta no debió realizarse jamás en tanto conculca una de las libertades humanas, la de emprender, sometiéndola a la voluntad de minorías arengadas por opositores sistémicos o grupos de interés diversos. Las libertades no están a discusión y si una empresa cumple con las normas jurídicas para instalarse, correspondería al gobierno favorecer su apertura.

El asunto no es menor en tanto amenaza la inversión privada, la generación de empleos, el desarrollo económico; pero también, las libertades esenciales y ofrece a algunos grupos sociales la posibilidad de imponer su voluntad a otros. Una de las misiones del Estado consiste justamente en proteger las libertades individuales frente a los colectivos. Así, los emprendedores deben tener la garantía de que, mientras sus proyectos se apeguen a las leyes establecidas (entre otras cosas como medios de protección para las comunidades), el gobierno protegerá esos proyectos para garantizar se realicen. Someter a una consulta las proyectos de inversión privada releva a la autoridad de esa responsabilidad y, por el contrario, la convierte en un poderoso ente de desequilibrio, arriesga a la sociedad, a la inversión, al empleo, al desarrollo económico, y a la libertad, lo que resulta impermisible.

En Morelos también hay proyectos de inversión en riesgo por los afanes de grupos de interés cuyo activismo es tolerado con exagerado sigilo por parte de los gobiernos federal y estatal, mismos que podrían ser tentados por la absurda idea de someter a consulta los esfuerzos productivos privados. La minera en Tetlama, el Ferrosur, entre otros, son iniciativas de inversión que debieran ser protegidas, especialmente cuando las circunstancias del estado, agravadas ahora por el riesgo sanitario mayor, evidencian la extraordinaria fragilidad a la que estamos expuestos.

La consulta por la cervecera y sus efectos en el ánimo del sector privado, además, vienen en el peor de los momentos; cuando más requerimos un gobierno conciliador, el afàn rupturista se impone, la radicalización campea. Los esfuerzos sociales evidentes todos los días por mejorar las condiciones humanas para enfrentar la crisis sanitaria. La responsabilidad con que el sector privado, la academi, y cada vez más grupos sociales están haciendo conciencia de la necesidad de coordinarse y trabajar juntos para superar los efectos del covid-19 en nuestras vidas, es evidente y crece cada día. Incluso hay gobiernos municipales y estatales que se anticipan a las acciones que debieran tomarse en materia de prevención y que han comprendido la urgencia de escuchar a los científicos, a los médicos, pero también a los economistas, sociólogos, psicólogos, y todos los profesionales que requerimos en esta etapa. Poner a discusión ahora lo que no es discutible, es un error grave, distrae y polariza.


@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx