/ jueves 29 de noviembre de 2018

Lo social de la consulta (segunda y última parte)

Como era previsible, todos los temas propuestos en la consulta nacional de programas prioritarios resultaron abrumadoramente aceptados por los más de 946 mil participantes.

Con resultados contundentemente favorables de entre el 89 y 95 por ciento, la primera forma para aproximarnos a lo indubitable sería entonces distinguiendo las propuestas más aceptadas bajo ese rango. Con ese primer enfoque, las cinco preguntas sociales que consideramos tuvieron altos niveles de aceptación; destacándose el tema de salud, por ser el resultado mayor de toda la consulta.

No obstante, vale la pena no perder de vista que a pesar de lo socialmente correcto que puedan tener los programas prioritarios, también se expresó un nivel de desaprobación aproximado de entre el 5 y 11 por ciento, que surge de combinar entre los que votaron en contra de las propuestas y quienes decidieron anularlo. La opción de anular el voto expresada en las boletas es interesante porque, como habíamos comentado la semana pasada, el formato dicotómico no consideraba otras opciones.

De acuerdo con los datos de la página oficial de la consulta, en Morelos se instalaron 36 casillas en 12 municipios caracterizados por tener una alta concentración poblacional. A pesar de ello, únicamente se recibieron 11,981 votos; lo que representa el escaso 1.2 por ciento de la votación nacional y por lo tanto, ¡ese fue el tamaño de la contribución de la participación morelense! Ahora bien, en el promedio general, el rango de aprobación favorable se ubica en el 90 por ciento y el de desaprobación (no y nulos), el restante 10 por ciento.

Tanto en Morelos, como a nivel nacional, las preguntas sobre el tren maya y el istmo (las cuales dicho sea de paso fueron las que motivaron la consulta) resultaron con la aprobación más baja. Habrá que tener mucho oficio político para procesar estos proyectos, ya que podrían significar el origen de un mayor desencuentro ciudadano. En la parte social, el orden de aprobación de las preguntas sociales obtuvieron la siguiente prelación: (1) garantizar atención médica y medicinas a toda la población que no cuente con servicios de salud; (2) aumentar al doble la pensión de adultos mayores de 68 años y desde 65 en regiones indígenas; (3) pensionar a un 1 millón de personas que viven con alguna discapacidad en el país; (4) otorgar becas y capacitación laboral a 2.6 millones de jóvenes que hoy no tienen posibilidad de trabajar ni estudiar; y (5) becar a todos los estudiantes de las escuelas públicas de nivel medio superior.

Llama poderosamente la atención que en la tierra donde se hizo el mayor experimento de becar a todos los estudiantes de educación pública desde tercero de secundaria hasta la superior, la pregunta número 5 haya recibido la más baja participación y más respuestas negativas que positivas, quedando en el último lugar de las preguntas sociales. Por la ubicación de las casillas, los lugares con más respuestas negativas se presentaron en Cuernavaca y Cuautla.

En otra perspectiva, lo interesante de la consulta como mecanismo de sondeo ciudadano fue que da señales sobre las prioridades de la gente y el valor que le están asignando a la salud y al apoyo para las personas adultas morelenses. Con estos resultados, lo responsables de las políticas públicas del estado podrían revisar los diseños y presupuestos de programas a fin de consolidar o impulsar nuevas estrategias que permitan mejorar el acceso a bienes y servicios públicos con calidad.

Dentro de unos días tomará protesta el nuevo gobierno federal emanado de un partido político de izquierda que por primera vez tendrá la responsabilidad de generar procesos de transición que permitan equilibrar y corregir los excesos económicos, sociales y políticos del pasado.

Todo poder que se ejerce, finalmente comienza por desgastarse. Esperamos que el poder político no se pierda ni se reduzca durante la implementación de los 10 programas prioritarios que fueron consultados.

Como era previsible, todos los temas propuestos en la consulta nacional de programas prioritarios resultaron abrumadoramente aceptados por los más de 946 mil participantes.

Con resultados contundentemente favorables de entre el 89 y 95 por ciento, la primera forma para aproximarnos a lo indubitable sería entonces distinguiendo las propuestas más aceptadas bajo ese rango. Con ese primer enfoque, las cinco preguntas sociales que consideramos tuvieron altos niveles de aceptación; destacándose el tema de salud, por ser el resultado mayor de toda la consulta.

No obstante, vale la pena no perder de vista que a pesar de lo socialmente correcto que puedan tener los programas prioritarios, también se expresó un nivel de desaprobación aproximado de entre el 5 y 11 por ciento, que surge de combinar entre los que votaron en contra de las propuestas y quienes decidieron anularlo. La opción de anular el voto expresada en las boletas es interesante porque, como habíamos comentado la semana pasada, el formato dicotómico no consideraba otras opciones.

De acuerdo con los datos de la página oficial de la consulta, en Morelos se instalaron 36 casillas en 12 municipios caracterizados por tener una alta concentración poblacional. A pesar de ello, únicamente se recibieron 11,981 votos; lo que representa el escaso 1.2 por ciento de la votación nacional y por lo tanto, ¡ese fue el tamaño de la contribución de la participación morelense! Ahora bien, en el promedio general, el rango de aprobación favorable se ubica en el 90 por ciento y el de desaprobación (no y nulos), el restante 10 por ciento.

Tanto en Morelos, como a nivel nacional, las preguntas sobre el tren maya y el istmo (las cuales dicho sea de paso fueron las que motivaron la consulta) resultaron con la aprobación más baja. Habrá que tener mucho oficio político para procesar estos proyectos, ya que podrían significar el origen de un mayor desencuentro ciudadano. En la parte social, el orden de aprobación de las preguntas sociales obtuvieron la siguiente prelación: (1) garantizar atención médica y medicinas a toda la población que no cuente con servicios de salud; (2) aumentar al doble la pensión de adultos mayores de 68 años y desde 65 en regiones indígenas; (3) pensionar a un 1 millón de personas que viven con alguna discapacidad en el país; (4) otorgar becas y capacitación laboral a 2.6 millones de jóvenes que hoy no tienen posibilidad de trabajar ni estudiar; y (5) becar a todos los estudiantes de las escuelas públicas de nivel medio superior.

Llama poderosamente la atención que en la tierra donde se hizo el mayor experimento de becar a todos los estudiantes de educación pública desde tercero de secundaria hasta la superior, la pregunta número 5 haya recibido la más baja participación y más respuestas negativas que positivas, quedando en el último lugar de las preguntas sociales. Por la ubicación de las casillas, los lugares con más respuestas negativas se presentaron en Cuernavaca y Cuautla.

En otra perspectiva, lo interesante de la consulta como mecanismo de sondeo ciudadano fue que da señales sobre las prioridades de la gente y el valor que le están asignando a la salud y al apoyo para las personas adultas morelenses. Con estos resultados, lo responsables de las políticas públicas del estado podrían revisar los diseños y presupuestos de programas a fin de consolidar o impulsar nuevas estrategias que permitan mejorar el acceso a bienes y servicios públicos con calidad.

Dentro de unos días tomará protesta el nuevo gobierno federal emanado de un partido político de izquierda que por primera vez tendrá la responsabilidad de generar procesos de transición que permitan equilibrar y corregir los excesos económicos, sociales y políticos del pasado.

Todo poder que se ejerce, finalmente comienza por desgastarse. Esperamos que el poder político no se pierda ni se reduzca durante la implementación de los 10 programas prioritarios que fueron consultados.

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