En los últimos años, organismos internacionales han impulsado agendas de desarrollo sostenible, principalmente la ONU, primero con motivo del fin de milenio en la iniciativa que se denominó los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), esfuerzo que se fue decantando en razón de impulsos democratizadores y de desarrollo humano en el mundo entero. La mayor conciencia aterrizó de diversas reflexiones sobre lo que representaba el fin del siglo XX y la apertura de un nuevo siglo que urgía de esperanza y proyectos que hicieran posible el mejoramiento de la calidad de vida de la humanidad con tanta diversidad y desigualdad. Tales objetivos, condensados en 8 temas “buscaron atender las necesidades humanas mas apremiantes y los derechos fundamentales que todos los seres humanos deberían disfrutar.” La meta propuesta fue de 15 años a partir de la Declaración del Milenio signada por 189 naciones convocadas en la Cumbre del Milenio de las Naciones Unidas en septiembre del año 2000.
A partir del 2015 se realizó una actualización de la Agenda y los Objetivos del Milenio mudaron a Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) hacia el 2030, de donde derivó su actual nombre: Agenda 2030. Los temas se ampliaron a 17 agrupados en 5 grandes apartados: primero, 6 de los 8 Objetivos del Milenio se agruparon en la atención al mejoramiento de las personas (erradicación de la pobreza, del hambre, aumento de la salud, educación de calidad y equidad de género); segundo grupo, 5 objetivos para atender la salud del planeta; tercer grupo, 5 objetivos para avanzar en la prosperidad; cuarto grupo, el objetivo de avanzar en la materialización de la paz y finalmente un objetivo orientado a la generación de alianzas globales para el cumplimiento de la Agenda 2030.
Tan ambicioso proyecto ha avanzado en las diferentes naciones con instrumentos cada vez mas perfeccionados. Concretamente, se han publicado diversas propuestas para la instrumentación de los ODS que obligan a todos los países firmantes tanto a nivel nacional como subnacional, particularmente en lo que se ha denominado la Localización de la Agenda 2030. Una herramienta orientadora sobre las acciones a seguir en cada país y en cada estado, y desde los poderes ejecutivos tanto nacional como local, publicada por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNDU) de la ONU en 2019.
En nuestro país se publicó en 2017 el decreto que creó el Consejo Nacional de la Agenda 2030 y en ese mismo año, en nuestro estado, se crea el Consejo Estatal, mismo que se actualizó para convertirse en el Órgano de Seguimiento e Instrumentación (OSI) de la Agenda 2030. En concordancia con la política nacional establecida para vinculación interestatal.
A nivel legislativo se publicó la Localización de la Agenda 2030 en los Congresos Locales de México, igualmente por el PNDU en el año 2020, un “análisis de los mecanismos legislativos locales para la implementación y seguimiento de la Agenda 2030.” Para nuestro caso, se reiteró la creación de la comisión respectiva, y como se observa es introductorio sobre la actividad a desplegar.
Ruego amable lector su consideración respecto a este brevísimo comentario sobre los antecedentes inmediatos del tema que me he propuesto desarrollar: contribuir a la erradicación de la pobreza; lo hago con el único fin de que sea comprendido el contexto en que desarrollaré mis participaciones próximas. Soy parte integrante de la comisión legislativa Agenda 2030 y, sin duda, con mis compañeros podremos abonar en tan sentido tema.
