/ viernes 13 de abril de 2018

Los derechos de los pacientes y de los médicos…

Cuando al principio del siglo XXI comenzó a hablarse de los derechos de los pacientes, una buena parte de la comunidad médica interpuso objeciones que iban de lo justo a la exageración total. La idea de quienes entonces encabezaban la Fundación Mexicana para la Salud y que coyunturalmente habían quedado a cargo de las políticas médicas y sanitarias en el país, era muy elemental, se reconocía que el paciente y sus familiares tienen un conjunto de derechos elementales que van mucho más allá de los del consumo informado, sin importar la institución o médico que les atienda. Esta idea produjo la introducción en los sistemas nacional y estatales de salud, de los derechos de los pacientes y sus familiares como un elemento vertebral en todo el ejercicio de la población, lo que si bien mejoró los niveles de satisfacción de los usuarios, aumentó también el grado de conflictividad en el gremio médico en tanto se le hizo responsable de fallas asociadas a su práctica pese a que algunas de ellas se ubican en la esfera de la responsabilidad institucional.


Pese a la espectacularidad que ha tomado en los últimos meses, los problemas por mala práctica médica en México son mucho menores a los que la centralidad podría hacer percibir. Si de cientos de miles de atenciones que se practican cada año en Morelos, apenas se registra un promedio de 150 quejas, la mayor parte de ellas asociadas con malos tratos y no con práctica inadecuada de la medicina; y si en los siete años recientes apenas ha llegado un caso a los tribunales en Morelos, bien podría decirse que la medicina en Morelos es sumamente confiable, aunque tenga todavía algunos destellos de poca humanidad en el trato.


En noviembre pasado, un niño se fracturó un brazo y fue llevado al hospital donde fue operado, pero por una reacción alérgica a la anestesia, el menor falleció. El caso ocurrido en Oaxaca, llevó a la detención de un médico quien fue acusado de homicidio doloso por el fiscal del estado, y ocasionó la movilización de muchos grupos médicos en todo el país que amagan con paros pidiendo la liberación (que se dio anoche) del médico implicado y mayores garantías para su ejercicio. De súbito, hemos vuelto al 2000, en que los médicos exigían prudencia en la reglamentación de sus actividades para evitar la criminalización de su profesión e incluso hubo galenos que se negaron a practicar algunos procedimientos para no arriesgar su carrera y su libertad.


La resurrección del tema de las garantías profesionales y jurídicas de los médicos, frente a la garantía necesaria de los pacientes de ser el centro del sistema de atención en salud, debe entenderse desde una perspectiva más seria que la electoral. Por una parte, es cierto que la atención médica tiene un componente fundamental en materia de recursos profesionales es salud, pero por otra es fundamental mantener la óptica de que, como cualquier institución de servicios, el centro de la medicina está en el paciente a quien sirven y en tal sentido la conciliación entre los derechos se vuelve urgente.


Es necesario que los médicos se sientan amparados para ejercer de forma libre y profesional el llamado de sanadores que su vocación y la sociedad les han conferido. Pero también es urgente que los pacientes se sientan y sean tratados adecuadamente por aquellos de bata blanca en quienes confían su bienestar, su futuro, su salud.


Y por supuesto, es vital evitar que se enferme tanta gente: prevención, atención médica de calidad y salvaguarda de los derechos de pacientes y profesionales de la salud. La clave para un sistema equilibrado es esa, más allá de lo que cualquier candidato que pretenda adjudicarse el tema diga y ofrezca.


Twitter: @martinellito

Correo electrónico: dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx

Cuando al principio del siglo XXI comenzó a hablarse de los derechos de los pacientes, una buena parte de la comunidad médica interpuso objeciones que iban de lo justo a la exageración total. La idea de quienes entonces encabezaban la Fundación Mexicana para la Salud y que coyunturalmente habían quedado a cargo de las políticas médicas y sanitarias en el país, era muy elemental, se reconocía que el paciente y sus familiares tienen un conjunto de derechos elementales que van mucho más allá de los del consumo informado, sin importar la institución o médico que les atienda. Esta idea produjo la introducción en los sistemas nacional y estatales de salud, de los derechos de los pacientes y sus familiares como un elemento vertebral en todo el ejercicio de la población, lo que si bien mejoró los niveles de satisfacción de los usuarios, aumentó también el grado de conflictividad en el gremio médico en tanto se le hizo responsable de fallas asociadas a su práctica pese a que algunas de ellas se ubican en la esfera de la responsabilidad institucional.


Pese a la espectacularidad que ha tomado en los últimos meses, los problemas por mala práctica médica en México son mucho menores a los que la centralidad podría hacer percibir. Si de cientos de miles de atenciones que se practican cada año en Morelos, apenas se registra un promedio de 150 quejas, la mayor parte de ellas asociadas con malos tratos y no con práctica inadecuada de la medicina; y si en los siete años recientes apenas ha llegado un caso a los tribunales en Morelos, bien podría decirse que la medicina en Morelos es sumamente confiable, aunque tenga todavía algunos destellos de poca humanidad en el trato.


En noviembre pasado, un niño se fracturó un brazo y fue llevado al hospital donde fue operado, pero por una reacción alérgica a la anestesia, el menor falleció. El caso ocurrido en Oaxaca, llevó a la detención de un médico quien fue acusado de homicidio doloso por el fiscal del estado, y ocasionó la movilización de muchos grupos médicos en todo el país que amagan con paros pidiendo la liberación (que se dio anoche) del médico implicado y mayores garantías para su ejercicio. De súbito, hemos vuelto al 2000, en que los médicos exigían prudencia en la reglamentación de sus actividades para evitar la criminalización de su profesión e incluso hubo galenos que se negaron a practicar algunos procedimientos para no arriesgar su carrera y su libertad.


La resurrección del tema de las garantías profesionales y jurídicas de los médicos, frente a la garantía necesaria de los pacientes de ser el centro del sistema de atención en salud, debe entenderse desde una perspectiva más seria que la electoral. Por una parte, es cierto que la atención médica tiene un componente fundamental en materia de recursos profesionales es salud, pero por otra es fundamental mantener la óptica de que, como cualquier institución de servicios, el centro de la medicina está en el paciente a quien sirven y en tal sentido la conciliación entre los derechos se vuelve urgente.


Es necesario que los médicos se sientan amparados para ejercer de forma libre y profesional el llamado de sanadores que su vocación y la sociedad les han conferido. Pero también es urgente que los pacientes se sientan y sean tratados adecuadamente por aquellos de bata blanca en quienes confían su bienestar, su futuro, su salud.


Y por supuesto, es vital evitar que se enferme tanta gente: prevención, atención médica de calidad y salvaguarda de los derechos de pacientes y profesionales de la salud. La clave para un sistema equilibrado es esa, más allá de lo que cualquier candidato que pretenda adjudicarse el tema diga y ofrezca.


Twitter: @martinellito

Correo electrónico: dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx

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