/ lunes 25 de octubre de 2021

Los estudios, los estudiantes y los Congresos

En estos últimos días tuve la oportunidad de participar en un par de eventos académicos, el primero fue la 5ª Feria del Libro Latinoamericano y Caribeño de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM mientras el segundo fue en el XXXIV Congreso de la Asociación Mexicana de Estudios Internacionales moderando una mesa de debate; en ambos casos se presentó el libro titulado “Los retos de México en el mundo después del COVID-19”.

La experiencia de participar en este tipo de eventos siempre es motivadora y halagadora porque nos llevamos diferentes ideas a las que generalmente transmitimos y con las que estamos comprometidos, sin embargo, el hecho de haber escuchado las distintas ponencias de estos eventos, nos han permitido interpretar ciertas ideas desde otra perspectiva.

Pero, ¿por qué quise referirme a estos congresos en particular? La respuesta tiene que ver con los distintos participantes; claro está que la gran mayoría son gente que tiene experiencia en el mercado laboral y académico amén de tener más de 40 años de edad, sin embargo, en estos eventos en particular, noté la participación de jóvenes muy bien preparados en la rama de los negocios y las relaciones internacionales a través de una exposición de ideas bastante claras y muy bien fundamentadas, es decir, con conocimiento de causa y con propuestas interesantes basadas en los estudios que les sustentan como los de maestrías y doctorados. Luego entonces, surgió en mí una pregunta que me llevó a la reflexión para estas líneas y que tiene que ver con el por qué hay pocos jóvenes interesados en participar en congresos de orden académico que ayuden a renovar las teorías y prácticas educativas para bienestar de la comunidad educativa.

La situación es así:

De acuerdo al INEGI (2021), el ciclo escolar 2020-2021 en México registró un total de 32.9 millones de estudiantes de los cuales el 8.4% pertenecen a la educación preescolar, el 28.2% a la educación primaria, el 23.2% a la educación secundaria, el 18.9% en el nivel medio superior y, a penas, un 13.1% en la educación superior; es decir, solo 13 de cada 100 estudiantes registrados en el sistema educativo nacional tienen -más no han terminado- estudios universitarios. Y si analizamos los datos de manera más fría, habría que mencionar que solo 4.3 millones de mexicanos se encuentran estudiando en centros universitarios.

Sin embargo, es necesario mencionar que en el panorama de nuestro país, 9 de cada 10 estudiantes nacionales dependen de las políticas educativas proporcionadas por el Estado, es decir, la política educativa de nuestros gobiernos locales, estatales y federal debe de mejorar para que el impacto en los jóvenes sea mayor y de mejor calidad, justo como lo que he escuchado estos últimos días en los diferentes espacios donde he tenido la oportunidad de participar y convivir con gente que sigue preparándose a pesar de haber rebasado ya la media educativa nacional.

Es así que, considero que la importancia de fomentar la preparación continua de jóvenes estudiantes e investigadores (en cualquier rama) debe ser una política continua que cuente con apoyo de toda la sociedad para que cada día sean más los estudiantes que acceden a estudios de especialidades, maestrías y doctorados en el país y que la cifra de 390,000 personas que estudian un posgrado en un país que alberga casi 130 millones de habitantes pueda incrementarse sustancialmente para beneficio de la nación.

Sirvan entonces estas líneas para agradecer, en representación de muchos, el compromiso de jóvenes como Bertha Banuet, Belén Licona, Yu Cheng y Grecia González, quienes no solo se esfuerzan por ser mejores profesionistas y ciudadanos -cada quien desde su trinchera-, sino que representan dignamente el esfuerzo diario de las Instituciones de Educación Superior por mejorar la calidad educativa de los jóvenes a través de su participación en congresos, como los citados al inicio, donde se exponen ideas para tener un mejor futuro y que, seguro estoy, impactarán de manera trascendental en todas aquellas generaciones que buscan avanzar en sus estudios básicos, medios y superiores y, que sin duda, pienso que cada vez serán más.

Twitter @fabrecam

En estos últimos días tuve la oportunidad de participar en un par de eventos académicos, el primero fue la 5ª Feria del Libro Latinoamericano y Caribeño de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM mientras el segundo fue en el XXXIV Congreso de la Asociación Mexicana de Estudios Internacionales moderando una mesa de debate; en ambos casos se presentó el libro titulado “Los retos de México en el mundo después del COVID-19”.

La experiencia de participar en este tipo de eventos siempre es motivadora y halagadora porque nos llevamos diferentes ideas a las que generalmente transmitimos y con las que estamos comprometidos, sin embargo, el hecho de haber escuchado las distintas ponencias de estos eventos, nos han permitido interpretar ciertas ideas desde otra perspectiva.

Pero, ¿por qué quise referirme a estos congresos en particular? La respuesta tiene que ver con los distintos participantes; claro está que la gran mayoría son gente que tiene experiencia en el mercado laboral y académico amén de tener más de 40 años de edad, sin embargo, en estos eventos en particular, noté la participación de jóvenes muy bien preparados en la rama de los negocios y las relaciones internacionales a través de una exposición de ideas bastante claras y muy bien fundamentadas, es decir, con conocimiento de causa y con propuestas interesantes basadas en los estudios que les sustentan como los de maestrías y doctorados. Luego entonces, surgió en mí una pregunta que me llevó a la reflexión para estas líneas y que tiene que ver con el por qué hay pocos jóvenes interesados en participar en congresos de orden académico que ayuden a renovar las teorías y prácticas educativas para bienestar de la comunidad educativa.

La situación es así:

De acuerdo al INEGI (2021), el ciclo escolar 2020-2021 en México registró un total de 32.9 millones de estudiantes de los cuales el 8.4% pertenecen a la educación preescolar, el 28.2% a la educación primaria, el 23.2% a la educación secundaria, el 18.9% en el nivel medio superior y, a penas, un 13.1% en la educación superior; es decir, solo 13 de cada 100 estudiantes registrados en el sistema educativo nacional tienen -más no han terminado- estudios universitarios. Y si analizamos los datos de manera más fría, habría que mencionar que solo 4.3 millones de mexicanos se encuentran estudiando en centros universitarios.

Sin embargo, es necesario mencionar que en el panorama de nuestro país, 9 de cada 10 estudiantes nacionales dependen de las políticas educativas proporcionadas por el Estado, es decir, la política educativa de nuestros gobiernos locales, estatales y federal debe de mejorar para que el impacto en los jóvenes sea mayor y de mejor calidad, justo como lo que he escuchado estos últimos días en los diferentes espacios donde he tenido la oportunidad de participar y convivir con gente que sigue preparándose a pesar de haber rebasado ya la media educativa nacional.

Es así que, considero que la importancia de fomentar la preparación continua de jóvenes estudiantes e investigadores (en cualquier rama) debe ser una política continua que cuente con apoyo de toda la sociedad para que cada día sean más los estudiantes que acceden a estudios de especialidades, maestrías y doctorados en el país y que la cifra de 390,000 personas que estudian un posgrado en un país que alberga casi 130 millones de habitantes pueda incrementarse sustancialmente para beneficio de la nación.

Sirvan entonces estas líneas para agradecer, en representación de muchos, el compromiso de jóvenes como Bertha Banuet, Belén Licona, Yu Cheng y Grecia González, quienes no solo se esfuerzan por ser mejores profesionistas y ciudadanos -cada quien desde su trinchera-, sino que representan dignamente el esfuerzo diario de las Instituciones de Educación Superior por mejorar la calidad educativa de los jóvenes a través de su participación en congresos, como los citados al inicio, donde se exponen ideas para tener un mejor futuro y que, seguro estoy, impactarán de manera trascendental en todas aquellas generaciones que buscan avanzar en sus estudios básicos, medios y superiores y, que sin duda, pienso que cada vez serán más.

Twitter @fabrecam

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