/ martes 17 de abril de 2018

Los partidos y el bullying contra los ciudadanos

Hace una década, poco más o menos, cuando los acosadores escolares norteamericanos hicieron imperativa una campaña para prevenir el bullying (que con la manía de monitos imitadores los autores del mainstream mexicano tomaron como una puerca moda), se formaron múltiples proyectos de los que se rescató el slogan “it does get better”, que podríamos traducir en términos simples como “se pone mejor”, como una frasecilla de consuelo a las víctimas de quienes, dotados de algún poder instrumental o simbólico, patean a quienes consideran sus opuestos. Con muy rescatables propuestas musicales, discursivas y de comunicación, el proyecto tendría que aplicarse en México como una suerte de consuelo para una sociedad constantemente maltratada por los políticos, los efectos de sus luchas de poder de sus abusos, sus discursos y en fin. Pero el panorama dibuja un escenario especialmente complicado para usar el slogan de marras sin parecer sarcástico o profundamente idiota.


Porque lo cierto es que el escenario complejo que la crisis del modelo político y económico y su combinación con las respuestas a los cada vez mayores retos de las democracias liberales de occidente, dificultan mucho el optimismo. Lo más grave es que las campañas electorales, que en términos de comunicación tendrían que encaminarse entre los rieles obvios de la generación o fortalecimiento de la esperanza en el futuro y la generación de confianza sobre la propia democracia, se han descarrilado para convertirse en intercambios de diatribas y búsqueda de la aniquilación moral del contrario dificultando el escenario de esperanza que podría fortalecer el uso de la frase “se pone mejor”, que permitiría a la ciudadanía no tratar de aventarse de un décimo piso cada vez que piensa en el futuro de la política local.


Podríamos decir que la morbidez y el tono sombrío con que se está enfrentando la comunicación política reciente anulan toda esperanza y, por el contrario, dejan a amplios sectores de la sociedad convencidos de que cualquier cosa que hayan visto en películas de terror será divertida comparada con la hecatombe que se avecina, hasta donde nos dejan entender, gane quien gane las elecciones del 1 de julio próximo. Morelos se convertiría, hasta donde entendemos, en un capítulo de The Walking Dead pero con mejor iluminación, similar maquillaje y, si eso es posible, peores actuaciones; es difícil, pero si hay algo que nos demuestran la clase política local y los cuadros que se adquirieron en el draft 2015, es que siempre se puede caer más bajo.


Y parte de esta caída se verá aún esta semana cuando finalmente sean completadas todas las sustituciones que los partidos políticos y coaliciones harán en sus listados de candidatos a diputados locales y fórmulas de ayuntamientos, catálogos que resultarán más parchados que llanta de bicicleta de cartero. Las sustituciones, más que para cumplir con el requisito de paridad de género al que los postulantes están obligados por ley y mismo que saben cumplir sin mayores complicaciones, han servido para que las dirigencias de partidos y los mandones de las coaliciones hagan reemplazos discrecionales con los nombres que mejor les acomodan, un asunto que explica el que se esté demorando tanto la reintegración de las listas con las instrucciones que para el efecto dio el Impepac.


Twitter: @martinellito

Correo electrónico: dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx

Hace una década, poco más o menos, cuando los acosadores escolares norteamericanos hicieron imperativa una campaña para prevenir el bullying (que con la manía de monitos imitadores los autores del mainstream mexicano tomaron como una puerca moda), se formaron múltiples proyectos de los que se rescató el slogan “it does get better”, que podríamos traducir en términos simples como “se pone mejor”, como una frasecilla de consuelo a las víctimas de quienes, dotados de algún poder instrumental o simbólico, patean a quienes consideran sus opuestos. Con muy rescatables propuestas musicales, discursivas y de comunicación, el proyecto tendría que aplicarse en México como una suerte de consuelo para una sociedad constantemente maltratada por los políticos, los efectos de sus luchas de poder de sus abusos, sus discursos y en fin. Pero el panorama dibuja un escenario especialmente complicado para usar el slogan de marras sin parecer sarcástico o profundamente idiota.


Porque lo cierto es que el escenario complejo que la crisis del modelo político y económico y su combinación con las respuestas a los cada vez mayores retos de las democracias liberales de occidente, dificultan mucho el optimismo. Lo más grave es que las campañas electorales, que en términos de comunicación tendrían que encaminarse entre los rieles obvios de la generación o fortalecimiento de la esperanza en el futuro y la generación de confianza sobre la propia democracia, se han descarrilado para convertirse en intercambios de diatribas y búsqueda de la aniquilación moral del contrario dificultando el escenario de esperanza que podría fortalecer el uso de la frase “se pone mejor”, que permitiría a la ciudadanía no tratar de aventarse de un décimo piso cada vez que piensa en el futuro de la política local.


Podríamos decir que la morbidez y el tono sombrío con que se está enfrentando la comunicación política reciente anulan toda esperanza y, por el contrario, dejan a amplios sectores de la sociedad convencidos de que cualquier cosa que hayan visto en películas de terror será divertida comparada con la hecatombe que se avecina, hasta donde nos dejan entender, gane quien gane las elecciones del 1 de julio próximo. Morelos se convertiría, hasta donde entendemos, en un capítulo de The Walking Dead pero con mejor iluminación, similar maquillaje y, si eso es posible, peores actuaciones; es difícil, pero si hay algo que nos demuestran la clase política local y los cuadros que se adquirieron en el draft 2015, es que siempre se puede caer más bajo.


Y parte de esta caída se verá aún esta semana cuando finalmente sean completadas todas las sustituciones que los partidos políticos y coaliciones harán en sus listados de candidatos a diputados locales y fórmulas de ayuntamientos, catálogos que resultarán más parchados que llanta de bicicleta de cartero. Las sustituciones, más que para cumplir con el requisito de paridad de género al que los postulantes están obligados por ley y mismo que saben cumplir sin mayores complicaciones, han servido para que las dirigencias de partidos y los mandones de las coaliciones hagan reemplazos discrecionales con los nombres que mejor les acomodan, un asunto que explica el que se esté demorando tanto la reintegración de las listas con las instrucciones que para el efecto dio el Impepac.


Twitter: @martinellito

Correo electrónico: dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx

ÚLTIMASCOLUMNAS
lunes 23 de diciembre de 2019

La crisis que se asoma

Daniel Martínez

viernes 20 de diciembre de 2019

Otro round: ayuntamientos y ambulantes

Daniel Martínez

jueves 19 de diciembre de 2019

Libertad religiosa o imposición de cultos

Daniel Martínez

miércoles 18 de diciembre de 2019

Impacto de los minisalarios

Daniel Martínez

martes 17 de diciembre de 2019

Cuernavaca y los ausentes del diálogo

Nuevas Reglas

Daniel Martínez

lunes 16 de diciembre de 2019

Alcaldes: la crisis que viene

Daniel Martínez

viernes 13 de diciembre de 2019

SNTE y aguinaldos

Nuevas Reglas

Daniel Martínez

jueves 12 de diciembre de 2019

Cuauh y Lobito, el diálogo…

El homicidio del responsable de seguridad pública en Cuernavaca, David Juárez, fue el punto público de culminación del pleito

Daniel Martínez

miércoles 11 de diciembre de 2019

Violencia contra arte y cultura

Daniel Martínez

martes 10 de diciembre de 2019

La oposición también ausente

Nuevas Reglas

Daniel Martínez

Cargar Más