/ jueves 2 de diciembre de 2021

Los pleitos callejeros de la política: entre el presidente y los medios

En medio de la pandemia que sufrimos tan tristemente, que parece que se ha ido, pero que no termina, sigue la lucha política que quienes ejercen el poder.

Esta lucha sigue siendo muy agria y frecuentemente los protagonistas exceden las “buenas maneras”, se pasan, diríamos en lenguaje cotidiano. Esto se presenta en los medios porque al fin y al cabo es reconocido desde hace mucho tiempo como el “cuarto poder”. Como está distribuido el poder, frecuentemente uno de los protagonistas es el presidente de la República, y del otro lado el otro actor frecuente también son los propios medios, personificados por diversos periodistas. Por supuesto, cuando son acusados públicamente, ninguno quiere reconocer que participa y desde luego tampoco acepta la acusación. Esta semana hubo varias acusaciones y otras de personajes que aparentemente no aparecen, pero que “radio pasillo” nos dice que están ahí en el centro del escenario político, por supuesto, interviniendo, pero encubriendo su intervención.

Una de las acusaciones fue de una presunta corrupción o al menos de conflicto de intereses en torno al manejo del principal programa del presidente para apoyar a los productores agropecuarios más pobres del país a través de “Sembrando vida”. El, quizás, principal programa de noticias del país en radio e internet, Aristegui en Vivo, decidió asumirlo como cierto y dejó implícito que los hijos del presidente de la República estaban beneficiándose de alguna manera por la producción de cacao de los beneficiarios del programa “Sembrando Vida”. Como es frecuente en este tipo de acusaciones públicas, la conductora del noticiero repetía constantemente que ahí estaba el reportaje de “investigación” en su plataforma para su consulta. Fui a consultarlo, pero no encontré las evidencias claras ni absolutas de la acusación, sobre todo para ver porque se había asumido por el programa de noticias con tanto empeño. Seguro fue mi ingenuidad y mi ignorancia, pero no encontré buenas bases para la acusación. Sin embargo, el presidente se consideró muy agraviado por lo qué el llamó mentiras de esa “entrevista”, que le corregía constantemente la conductora de noticias, que era un reportaje. Desde su conferencia mañanera, el presidente acusó a la conductora de noticias que nunca ha apoyado a la 4T y que no tiene nada de independiente, que escribe para el diario Reforma y que es independiente, pero del pueblo. La discusión subió de tono y la conductora terminó su programa diciendo “sereno moreno”, lea el reportaje que confiesa que no ha leído y que ella no está ni a favor ni en contra de la 4T. No entiendo como puede ser esto último, la verdad, pero varios de sus editorialistas invitados frecuentemente toman posiciones en contra de la 4T y otros, generalmente los menos de los invitados, toman posiciones menos agresivas, diríamos, en contra del presidente y de sus decisiones. Lo cierto es que todos estos actores sociales públicos, están haciendo política con poder, sean del primer círculo de poder presidencial o del cuarto poder de los medios y se dice que cuando se interviene así en la discusión pública, lo que hacen cotidianamente es aprovechar su poder para darnos una doctrina ideológica.

Por supuesto, también el presidente no reconoce su responsabilidad en varias de las decisiones, como la lucha que ha emprendido en contra de investigadores científicos, personificada en contra del CIDE y sus investigadores, en donde curiosamente no sólo participan los miembros de su gabinete, sino también según me comentan del propio CIDE, hasta uno de los editorialistas del programa de noticias de Aristegui, que por cierto sería una obligación moral que lo expusiera en el mismo programa, para la designación del nuevo director del CIDE. Como siempre, a pesar de la clara intervención del presidente, el se exculpa a sí mismo, diciendo que ahora le quieren echar la culpa a él, dando a entender que no tiene nada que ver en un proceso, en el mejor de los estilos de “antes” en el que se violan reglas colegiadas y derechos de investigadores como trabajadores académicos. Me parece que nuestros actores de este pleito en el ejercicio de su poder, tanto del presidente, como de los periodistas, deberían de reconocer que hacen política y que no se sorprendan de las acusaciones, porque es frecuente que ambos se presenten como víctimas, cuando están verdaderamente participando con opiniones y acusaciones de las cuales tienen que asumir su responsabilidad pública, tanto el presidente en su cruzada en contra de la investigación, la academia, personificada en el CIDE a mi manera de ver bastante injusta, pero también los medios y el programa de noticias, donde alguna vez escuché de alguna de sus editorialistas de opinión decirle a su interlocutora ideológicamente simpatizante de la 4T, que su intercambio de opiniones iba a ser muy equilibrado y respetuoso porque ya lo habían acordado, que por eso ella no iba a llamar a su interlocutora: chaira, arrastrada y lamehuevos. Yo no podía creer lo que escuché. Desde luego, la primera se presentaría en otros programas de Aristegui, como víctima en estos pleitos políticos públicos.


En medio de la pandemia que sufrimos tan tristemente, que parece que se ha ido, pero que no termina, sigue la lucha política que quienes ejercen el poder.

Esta lucha sigue siendo muy agria y frecuentemente los protagonistas exceden las “buenas maneras”, se pasan, diríamos en lenguaje cotidiano. Esto se presenta en los medios porque al fin y al cabo es reconocido desde hace mucho tiempo como el “cuarto poder”. Como está distribuido el poder, frecuentemente uno de los protagonistas es el presidente de la República, y del otro lado el otro actor frecuente también son los propios medios, personificados por diversos periodistas. Por supuesto, cuando son acusados públicamente, ninguno quiere reconocer que participa y desde luego tampoco acepta la acusación. Esta semana hubo varias acusaciones y otras de personajes que aparentemente no aparecen, pero que “radio pasillo” nos dice que están ahí en el centro del escenario político, por supuesto, interviniendo, pero encubriendo su intervención.

Una de las acusaciones fue de una presunta corrupción o al menos de conflicto de intereses en torno al manejo del principal programa del presidente para apoyar a los productores agropecuarios más pobres del país a través de “Sembrando vida”. El, quizás, principal programa de noticias del país en radio e internet, Aristegui en Vivo, decidió asumirlo como cierto y dejó implícito que los hijos del presidente de la República estaban beneficiándose de alguna manera por la producción de cacao de los beneficiarios del programa “Sembrando Vida”. Como es frecuente en este tipo de acusaciones públicas, la conductora del noticiero repetía constantemente que ahí estaba el reportaje de “investigación” en su plataforma para su consulta. Fui a consultarlo, pero no encontré las evidencias claras ni absolutas de la acusación, sobre todo para ver porque se había asumido por el programa de noticias con tanto empeño. Seguro fue mi ingenuidad y mi ignorancia, pero no encontré buenas bases para la acusación. Sin embargo, el presidente se consideró muy agraviado por lo qué el llamó mentiras de esa “entrevista”, que le corregía constantemente la conductora de noticias, que era un reportaje. Desde su conferencia mañanera, el presidente acusó a la conductora de noticias que nunca ha apoyado a la 4T y que no tiene nada de independiente, que escribe para el diario Reforma y que es independiente, pero del pueblo. La discusión subió de tono y la conductora terminó su programa diciendo “sereno moreno”, lea el reportaje que confiesa que no ha leído y que ella no está ni a favor ni en contra de la 4T. No entiendo como puede ser esto último, la verdad, pero varios de sus editorialistas invitados frecuentemente toman posiciones en contra de la 4T y otros, generalmente los menos de los invitados, toman posiciones menos agresivas, diríamos, en contra del presidente y de sus decisiones. Lo cierto es que todos estos actores sociales públicos, están haciendo política con poder, sean del primer círculo de poder presidencial o del cuarto poder de los medios y se dice que cuando se interviene así en la discusión pública, lo que hacen cotidianamente es aprovechar su poder para darnos una doctrina ideológica.

Por supuesto, también el presidente no reconoce su responsabilidad en varias de las decisiones, como la lucha que ha emprendido en contra de investigadores científicos, personificada en contra del CIDE y sus investigadores, en donde curiosamente no sólo participan los miembros de su gabinete, sino también según me comentan del propio CIDE, hasta uno de los editorialistas del programa de noticias de Aristegui, que por cierto sería una obligación moral que lo expusiera en el mismo programa, para la designación del nuevo director del CIDE. Como siempre, a pesar de la clara intervención del presidente, el se exculpa a sí mismo, diciendo que ahora le quieren echar la culpa a él, dando a entender que no tiene nada que ver en un proceso, en el mejor de los estilos de “antes” en el que se violan reglas colegiadas y derechos de investigadores como trabajadores académicos. Me parece que nuestros actores de este pleito en el ejercicio de su poder, tanto del presidente, como de los periodistas, deberían de reconocer que hacen política y que no se sorprendan de las acusaciones, porque es frecuente que ambos se presenten como víctimas, cuando están verdaderamente participando con opiniones y acusaciones de las cuales tienen que asumir su responsabilidad pública, tanto el presidente en su cruzada en contra de la investigación, la academia, personificada en el CIDE a mi manera de ver bastante injusta, pero también los medios y el programa de noticias, donde alguna vez escuché de alguna de sus editorialistas de opinión decirle a su interlocutora ideológicamente simpatizante de la 4T, que su intercambio de opiniones iba a ser muy equilibrado y respetuoso porque ya lo habían acordado, que por eso ella no iba a llamar a su interlocutora: chaira, arrastrada y lamehuevos. Yo no podía creer lo que escuché. Desde luego, la primera se presentaría en otros programas de Aristegui, como víctima en estos pleitos políticos públicos.